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El artista José Cobo Calderón (Santander, 1958), autor de algunas de las esculturas más populares de su ciudad como la de 'Los Raqueros' o el 'Monumento al incendio y su reconstrucción' nunca se había planteado escribir un libro. Ni mucho menos sus memorias. Hasta que Carlos Alcorta, poeta y editor, le pidió unas notas biográficas para una publicación que su editorial, Septentrión, preparaba sobre su obra. Así fue cuando José Cobo comenzó a recordar y a apuntar algunos de los acontecimientos vitales importantes que le he han ocurrido durante sus estancias en Estados Unidos y en distintas ciudades en España o sobre los artistas y otras personalidades que ha conocido, sus exposiciones más inolvidables y las galerías que las acogieron... El caso es que cuando quiso darse cuenta tenía material suficiente para un libro que bajo el título de 'Mi vida y milagros de otros (unas memorias a mano alzada)' presentará esta tarde, a las 19.30 horas, en el Ateneo, en un nuevo acto organizado por el Aula de Cultura de El Diario Montañés.
«No sé si todo lo que cuento en esta historia hecha de fragmentos, es verdad o siquiera ha ocurrido, porque la memoria no me permite recordar con precisión y las sensaciones adquieren vida propia con el paso del tiempo, pero confío en que el retrato de mi momento sea, al menos, verosímil ya que las pequeñas historias y las frases que hay en ellas calaron profundamente en mí en su día», explica el escultor sobre la obra, una sucesión de relatos, unos cortos y otros más largos en las que tal y como indica «no pretendo explicar las cosas, solo dejarlas que se expliquen por sí mismas, pues hay en muchas de ellas contradicciones o paradojas».
En su trayectoria hay dos ciudades claves para este escultor: Chicago, donde se graduó y trabajó, y Madrid donde residía hasta que regresó a Santander para hacer el monumento del incendio y esas ciudades le han inspirado para sus relatos. «No creo que sean reflexiones más bien vivencias y las conclusiones que he sacado de ellas» que son fruto de su propia curiosidad, como cuando vio las primeras performances, o conoció a algunos de sus artistas más admirados. «Me ha gustado recordarlo y contarlo y espero que la gente que lo lea saque sus propias conclusiones», señala y es que, aunque el libro es fundamentalmente biográfico, espera que «sirva para entender un poco mejor el confuso mundo del arte que en los últimos años ha derivado en direcciones incomprensibles incluso para los iniciados».
A este respecto, señala que «si muchas personas aseguran no entender el arte es porque, entre otras cosas, el arte siempre se basa en el inmediatamente anterior».
Cobo, considera que muchos otros artistas «escriben de puertas hacia dentro» y que él se ha decidido a hacerlo de «puertas hacia afuera» y así de su etapa en Madrid lo que más ha destacado en el libro es a la gente que conoció: «una representación de la bohemia y de los sitios que frecuentaban». Y cuando se refiere a sus vivencias de Chicago, a donde llegó en los años 90 en lo que más incide es en la descripción de los barrios, y en algunas de las situaciones que, como inmigrante, marcaron su paso en el país y como le influyeron en su propia inspiración artística. También recuerda en este apartado su experiencia como profesor en el Chicago Art Institute, un periodo en el que además viajó por otros estados y tuvo la oportunidad de aprender mucho, al tiempo que enseñaba. «Uno de aquellos viajes fue a Texas, con otro amigo escultor y fuimos a un lugar en el que mataban toros porque en aquel momento él trabajaba en hacer moldes de animales que luego exponía en las galerías que se ubican en una de las calles principales de Chicago».
La búsqueda de trabajo o de apartamentos, «y cómo la ciudad te va absorbiendo hasta hacerte sentir una parte de ella» son otras de las vivencias norteamericanas que José Cobo recuerda en 'Mi vida y milagros de otros (unas memorias a mano alzada)' y que contará esta tarde en el Ateneo durante la presentación del libro en la que le acompañarán, además del editor Carlos Alcorta, el poeta Juan Antonio González Fuentes.
Tras sus años en Estados Unidos regresó a Madrid y de esa segunda etapa recuerda sus visitas al Prado o el poso que dejaron en él personas que llegaban de distintas partes del mundo. «La verdad es que me han pasado muchas cosas y algunas de ellas merecen ser compartidas y eso es también algo que espero de este libro, que la gente que lo lea se divierta con él y, sobre todo, que les sirva para pensar».
Aunque en sus más de 25 años de trayectoria, José Cobo ha participado en numerosas exposiciones, tanto individuales como colectivas, en España y Estados Unidos, una de sus obras públicas se ha convertido en un icono de Santander y una de las más fotografiadas por los turistas: el conjunto de Los Raqueros en el Paseo Marítimo. «Me hace mucha ilusión y también que esté en la ruta del autobús turístico porque el de Berlín pasa por la Puerta de Brandeburgo; el de Madrid por la Cibeles y de Barcelona por la Sagrada Familia», comenta el escultor entre bromas, pero con un punto de satisfacción. «Parece que la ciudad ha adoptado a mis raqueros con mucho cariño», señala.
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