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Uno de los deseos del empresario José María Lafuente es que todo el mundo pueda disfrutar de su colección de arte en Cantabria. Un material que se compone de pinturas, fotografías, vídeos, revistas y distintas piezas que permiten trazar nuevas líneas de investigación relacionadas ... con el arte contemporáneo. Un total de 130.000 elementos que no hacen de ella una colección al uso pues el tipo de fondos son tan amplios que se conoce como Archivo. Desde su llegada a la dirección del Museo Reina Sofía todo ese material llamó la atención de Manuel Borja-Villel, artífice junto al propio Lafuente de la apertura en Santander de un centro asociado para el que se firmó un convenio justo ahora hace un año, el 25 de julio de 2018. «Pero que nadie piense que el Reina Sofía va a aterrizar en Santander como si fuera un ovni, hay muchos años de trabajo detrás que tienen como objetivo la investigación y difusión pública del arte».
Así lo explicó ayer José María Lafuente, en el Palacio de La Magdalena durante su participación en el VII Encuentro de coleccionismo, arte contemporáneo y sociedad: 'El sector profesional del arte contemporáneo y el coleccionismo un futuro mejor a través del diálogo y el debate', que dirigen Isabel Durán, presidenta del IAC, y Jaime Sordo, presidente de la Asociación 9915, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Durante su intervención, el coleccionista cántabro, empresario y editor (La Bahía), recordó que para llegar hasta aquí se han firmado varios convenios, uno de préstamo que tuvo lugar en 2012 y otro de colaboración «más amplío» en 2016. «Hay una gran labor detrás de la llegada del Museo», insistió. Borja-Villel ya utilizó en su día la imagen del ovni (de ahí la referencia de Lafuente ayer) al aclarar que el Reina nunca se ha planteado crear franquicias: «Nosotros proponemos un trabajo de redes, de redes muy desiguales, de organizaciones como centros de estudios, asociaciones, red de archivos (Lafuente)…Y esta estructura compleja yo creo que nos enriquecen».
La exhibición de todo el material que comenzó a tomar forma de Archivo en el año 2002 responde al espíritu «de institución privada con vocación pública» que tiene la colección de la que ayer aportó algunas cifras. «De las 130.000 unidades, 110.000 ya están catalogados», explicó. Para ello cuenta en su equipo con seis documentalistas. Un número que llamó la atención a la jefa de documentación del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), porque allí solo cuentan con cuatro. «Incluso vino a hacer una vista a nuestro Archivo para ver como trabajamos», dijo ayer.
También destacó el trabajo de catalogación que se ha realizado en el Archivo a través de un sistema informático que permite conocer las piezas que tiene su colección de un artista «en menos de dos minutos». Además de los documentalistas otras seis personas trabajan en el Archivo Lafuente, en labores de investigación y análisis para su difusión. «En total el equipo se compone doce miembros y de ellos diez trabajan en Cantabria, razón por la que estos fondos se quedarán en la región, en la sede asociada del Reina Sofía», recordó. En lo que respecta a la colección, su propietario explicó que se divide en cinco grandes áreas temáticas. 'Arte internacional, 1946-1945', con un total de 7.000 piezas y 'Arte internacional 1946-1985', que reúne entre 30.000 y 35.000 obras. Otro gran bloque es el dedicado a Hispanoamérica con otras 30.000 unidades. Además en otra área se reúnen las 50.000 obras que tiene relacionadas con el arte contemporáneo español y, por último, unas 16.000 más de temática cántabra». Abierto a investigadores, algunas de estas piezas se han podido contemplar en distintas exposiciones en varios organismos públicos. Ahora mismo la Casa Encendida de Madrid expone una serie de obras de Carlos Sánchez Pérez, Ceesepe, con fondos del Archivo, tal y como recordó. Y es que, además de objeto de investigación, uno de sus objetivos es el de difundir estas obras a través de préstamos con distintas instituciones «aunque en ocasiones también somos nosotros los que promovemos esa exhibición». También reconoció que en el año superó 2012 la «pulsión» de todo coleccionista por reunir obras, para pasar a un análisis y una investigación previa sobre cada pieza que adquiere, que va más allá del artista y alcanza otros aspectos como la época o el movimiento artístico.
La participación de José María Lafuente en el foro de coleccionistas de la UIMP se sumó a la de otros cuatros destacados expertos en una mesa redonda que moderó Isabel Durán. En ella Daniel Castillejo, conservador de Artium; José Hontoria, director del Museo Patio Herreriano, Belén Poole, coordinadora del Centro Alcobendas y Benjamin Weil, director artístico del Centro Botín expusieron algunas líneas del trabajo que desarrollan en las distintas instituciones en las que trabajan.
Benjamin Weil, por ejemplo, explicó que en Europa se ha desarrollado el concepto de museo con servicio público, lo que 'obliga' a sus museos y centros de arte a acumular obras con el objetivo de mantenerlas. «La conservación por parte de los museos es un reto enorme», aseguró. En lo que respecta al Centro Botín quiso compartir algunas de las estrategias que se siguen para ampliar su colección como la de «apoyar a jóvenes artistas».
Recordó que una buena parte de los fondos del Centro provienen del taller de artes plásticas que la Fundación Botín puso en marcha en el año 94 y del programa de becas que puso en marcha en 1993.
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