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El de 1980 fue el año que marcó la cúspide criminal de la banda terrorista ETA con un balance de 480 atentados, 89 asesinatos, 432 heridos y 22 secuestros. Iñaki Arteta (Bilbao, 1959) recogió toda esta actividad asesina en un documental '1980', que se ... estrenó en el año 2013 y que le trajo ayer ala Filmoteca Mario Camus en una nueva cita con el ciclo 'Ideas y maestros' que organiza la Consejería Cultura del Gobierno de Cantabria. El documental, en el que también se aborda el silencio impuesto por la sociedad vasca y el aislamiento sufrido por las víctimas, forma parte de una serie de trabajos que este cineasta y fotógrafo inició hace ya 25 años en relación a ETA, unas investigaciones que también han dado paso a cuatro libros, entre ellos 'Historia de un vasco: Cartas contra el olvido' y 'Bajo el silencio: La sociedad vasca, espejismo de paz' publicado por Espasa el pasado mes de septiembre y en el que, tras haber dado voz a las víctimas en otras publicaciones, hace lo propio con los perpetradores: etarras, afines o militantes de Herri Batasuna.
En la película que le trajo ayer a Santander, y que él mismo comento en un coloquio posterior a la proyección con el periodista Pablo Sánchez, recoge los testimonios de varios periodistas de la época, del obispo José María Setién, un filósofo... además de varias víctimas de aquellos atentados, personas que perdieron a su padres o hermanos.
Todos ellos, señala el director, exponen con sus testimonios cómo vivieron aquel sangriento 1980 y, sobre todo, «cómo fue posible que la sociedad no reaccionara a aquellos sucesos o que la Iglesia tuviera sus dudas sobre si había que denunciar o no a los terroristas. También se aborda el tratamiento de los medios de comunicación a todos estos asesinatos y secuestros».
Con este trabajo, espera que el público saque sus propias conclusiones. «Creo que el buen documental es el que te hace reflexionar no el que te dirige hacia una determinada conclusión». La suya, la que ha vivido como vasco y como cineasta tras estas dos décadas de investigaciones, es que «todos esos atentados y, en general la actividad de ETA, condicionaron la vida social, política y también económica de este país». Y destaca esta última consecuencia pues recuerda que «el chantaje al que se sometió a una parte de la población provocó que más de cien mil vascos salieran e hicieran su vida fuera del País Vasco y que no hayan vuelto. Esto no solo alteró el censo electoral, si no la vida económica de España que sufrió la fuga de inversiones extranjeras o que la población no crezca demográficamente. En fin, una serie de cuestiones que han hecho que una sociedad que hace 40 años era pujante esté a la baja».
Reconoce que una gran parte de la sociedad vasca mantuvo el silencio mientras ETA causaba el terror: «Para protegerse, no tener problemas, no ser señalados o incluso algunos para evitar que los mataran y estamos hablando de personas de todos los gremios y disciplinas laborales pero también hubo gente, poca pero hubo, muy valiente, que sí dio un paso y que hizo lo posible por poner su granito de arena para que se viera que en su nombre no se mataba, que no estaban de acuerdo con que los terroristas se jactaban de matar por la independencia de todos los vascos».
En sus trabajos, sobre todo en el último 'Bajo el silencio' no falta la opinión de los jóvenes de institutos vascos con un resultado que a Arteta le resulta revelador pues muchos de ellos «perciben el terrorismo de una manera un poco confusa sin llegar a tener claro si los asesinatos estuvieron bien o mal».
De todo ello habla otro de sus trabajo 'Sin libertad. 20 años después', en el que muchos estudiantes de entre 17 y 20 años, «como es imaginar no tienen ni idea de lo que ha pasado» aunque también considera que los universitarios de hoy en día «han tenido poco acceso a la información en sus colegios o institutos como para tener su propio criterio con el peligro que eso conlleva». Un peligro que, según constata, «se ha visto en las últimas elecciones del País Vasco en el que muchos jóvenes han votado a un partido ligado al terrorismo, Bildu. Y eso me da que pensar que igual tendrían que tener más información sobre lo que supuso el terrorismo».
Sin embargo, no pierde la esperanza. « Estos episodios tan graves que pasan en un país nunca quedan en el olvido y espero que cuando estos jóvenes se hagan más mayores tendrán más inquietudes sobre su pasado, porque eso es una constante histórica, y lo que no sepan ahora puede que lo sepan más adelante porque después de todo, la historia es así, una cadena cuyos eslabones se van enganchando unos a otros».
En cuanto a la actualidad del País Vasco, trece años después del alto al fuego, Arteta considera que «que no haya violencia es importante, pero a mi juicio el final de ETA ha sido imperfecto, injusto con las víctimas, muy favorable a los perpetradores y lo estamos viendo con la forma tan poco presentable en la que se legalizó Bildu». También afirma que las políticas actuales «parece que van dirigidas a una única dirección, la de beneficiarles, lo que ha creado una sociedad moralmente extraña, que no participó de una manera clara y contundente en contra ETA, pero a las que las políticas antiterroristas le crea una cierta impotencia y esto, en mi opinión, supone que el daño que ha producido el terrorismo todavía se note, y se notará aún varias generaciones».
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