Secciones
Servicios
Destacamos
Ha vuelto a ocurrir; en media hora, Juan Dávila ha agotado otra sala Argenta completa. La cuarta, que se suma a las funciones ya previstas para el 21, 22 y 23 de febrero del próximo año. Así, el sábado 22 hará doblete, con una ... sesión a las 18.00 y la prevista a las 21.00 horas. En total, 5.600 afortunados disfrutarán de su show en Santander.
La cola de fans llegaba esta mañana hasta el número 20 de la avenida Reina Victoria. Los más previsores tomaron posiciones desde la madrugada. En torno a las 02.00, Juan Martín se colocó justo delante de la taquilla y allí se ha mantenido hasta escasos minutos antes de que se abriera la venta, cuando su padre acudió a llevarse la silla en la que ha pasado la noche. «No hace nada de frío», bromea. Ya tiene experiencia, pues fue también el primero en colocarse en la cola el miércoles anterior, cuando el Palacio puso a la venta las entradas de la temporada. Vio a Dávila en Bilbao. Le gustó su humor negro y repite. Lo suyo son los monologuistas, apunta, porque en los próximos meses verá también a Goyo Jiménez y David Cepo. Juan es un caso peculiar, pues ya consiguió entradas la semana pasada y hoy repite para conseguir tickets para una amiga. Fue el primero en cruzar la puerta y el primero en salir con su entrada. Una, nada más, a diferencia de la mayoría de personas presentes, que se llevaron packs de seis en seis, el máximo permitido por persona.
Sentados en sendas sillas plegables, aparentemente cómodos, dos amigos esperaban pacientes. «La mayoría de las veces se madruga para ir a trabajar», bromean. En este caso, era para llevarse como trofeo las ansiadas entradas que no lograron a través de la web. Uno, Juan, viene de Cabezón de la Sal. Otro, Isaac, de Suances. Con el encargo de llevarse 12 pases. Han visto a Dávila en vídeos y les hace «mucha gracia; es como risoterapia», valoran. «Un poco de humor no viene mal». Respecto al precio, lo consideran adecuado: «Ha subido todo tanto que cuarenta euros está bien». Salen de la taquilla contentos «¡Objetivo conseguido!».
Familias, grupos, hasta quien se ha conocido en la larga espera, reconocían estar nerviosos. Hubo, incluso, algún conato de pelea en el porche principal, que pocas veces habrá vivido tanta tensión por conseguir una butaca. «Hemos socializado y quedaremos para ir de vacaciones», dicen con humor en un corrillo formado por sillas, mochilas y abrigos un grupo de ya conocidos. De Castro, Muriedas y Santander, han hecho piña con el nexo común de no lograr la entradas en la venta anterior y gustarles el humor negro del monologuista. Entre todos se llevarán más de cincuenta entradas.
En el acceso a las taquillas, con curiosidad observa Raúl Alegría, promotor del evento, al que en los últimos quince días le han salido más amigos que nunca. «No te puedes hacer una idea». Por teléfono, a través de las redes sociales… «La gente no entiende que yo soy el promotor, !pero las entradas son cosa del Palacio!». Un palacio donde este fenómeno «no se había visto nunca», como certifican los taquilleros. Mientras habla, se van escuchando aplausos y gritos de celebración. «Esto ocurre allá donde va que no pasa con ningún otro espectáculo en España». Alegría tenía dos datos clave: Dávila no había venido nunca a Santander y a través de sus contactos lanzó la caña. Cerraron fecha en el primer hueco que tenía el humorista en su calendario, con un final de febrero que quedará marcado en la trayectoria de la sala cántabra.
Al final de la cola, Nuria cambió de estrategia; no fue posible hacerse con un sitio a través de la web en la venta anterior y no ha querido jugársela. Desde Soto de la Marina hasta Reina Victoria para esperar pacientemente. «Es el mejor y me encanta. Te quedas viciado viéndole», dice de Juan Dávila. Desde Astillero, Carmen se colocó en posición a las 8 de la mañana, justamente «porque dicen que es tan bueno», aunque no le conoce. Quiere dos entradas, una para ella y otra para su sobrina Susana, que le animó a descubrir el fenómeno Dávila. Ninguna de las dos lo consiguió.
Tres santanderinas, Laura, Zoraima y Alazne, han sabido jugar sus cartas; mientras esperaban para acceder a las taquillas, han logrado tres entradas a través de la web y en el interior, será Alazne, precisamente, la que consiga el último pase, un tanto particular, pues se han vendido incluso las llamadas entradas CSV, en referencia a la zona donde se colocan los equipos de sonido y vídeo. «No suelen venderse, pero en esta ocasión se ha hecho como un favor», dicen en taquilla. Y hasta eso, se ha agotado.
Más de un centenar de personas se quedaron esperando en la acera, por si hubiera quien se arrepintiese y «liberase» algún boleto una vez agotado el aforo. Tal es la pasión que levanta Juan Dávila. La última esperanza reside ahora en el 10% de aforo que se pondrá a la venta el mismo día de las funciones en taquilla.
📲 Sigue el canal de El Diario Montañés en WhatsApp para no perderte las noticias más destacadas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.