Juan Uslé: «Mi participación en la inauguración del MAS se ha malentendido y sobredimensionado»

–Se ha anunciado una muestra suya para reabrir el MAS. ¿En qué consiste el proyecto expositivo?

–Pues no sé bien que responderle. Yo no lo entiendo como un proyecto expositivo mayor, retrospectivo o reciente, porque no implica obra nueva hecha a propósito para la ocasión. En realidad, se trata de algo muy sencillo: ceder temporalmente una pieza de 1980 que es el paño de un 'tríptico' presentado en enero de 1981 en mi primera exposición individual en Madrid y que, más tarde, sería expuesto como parte de una exposición que me dedicó el Museo de Bellas Artes de Santander cuando lo dirigía Fernando Zamanillo. Por eso, al principio, cuando saltó la noticia y recibí multitud de llamadas y wasaps felicitándome, no acertaba bien a entender y, no sabía muy bien que responder. ¡Me sorprendió! A mí, cuando Zamanillo y Salvador Carretero –director del MAS– me argumentaron la idea de 'juntar las tres hojas del tríptico'para mostrar la obra completa en la apertura, me pareció una buena idea, dado que el Museo solo es propietario de una de las partes. Me pareció que mejor sería exhibir la obra completa, tal como fue concebida y expuesta hace ya más de cuarenta años.

–Ha sido una sorpresa que con una agenda tan apretada haya surgido este regreso a Santander...

–Entiendo que hay que participar y colaborar en proyectos que puedan aportar y añadir. Mostrar esta pieza entera es mejor que exponerla mutilada. Pero no lo concibo como un regreso porque yo paso aquí largas temporadas. Ya se conoce que mi apego a esta tierra es grande, como se puede deducir al interpretar los títulos de algunas de mis obras. Es cierto que no expongo o muestro mis obras, en forma presencial notable, desde hace, quizá, más de 20 años, y me preguntan bastante sobre ello. Pero esto se debe, no a falta de ganas o de no querer hacerlo, sino a que tengo otros proyectos ya planificados. Nunca me negaría exponer mi trabajo, en forma amplia y bien planificada. Aunque también reconozco que en este momento la empresa de reunir obras significativas de mi trabajo no sería fácil de abordar. Y, por supuesto, aunque quisiera, no podría forzar el devenir de mi obra o intentar engañarme solo por exponer en mi querida tierra. La obra no se puede forzar y los cuadros, sobre todo, no se pintan solos, necesitan tiempo para macerar y hacerse legibles.

–¿Cuándo supo que era el primer nombre de la nueva etapa del MAS?

–Es que, vamos a ver, no entiendo que sea el primero ni el último, yo al menos no lo veo así porque mi participación se limita a ceder temporalmente una pieza, o una parte, un tercio de una obra concebida como un tríptico. Ha debido malentenderse algo, no sé bien en qué momento o forma, pero todo se ha sobredimensionado. No sé si por error o con intencionalidad, y confieso que yo he sido el primer sorprendido. Cuando me han llamado y felicitado, me ha costado entender si lo hacían por mi muestra o presencia en el MAS o por la antológica en el Reina.

–¿Qué opina de los proyectos en marcha en la ciudad, en los que prima el arte en sus diferentes dimensiones?

–Esto me suena a que vivimos un renacer de la primavera en la ciudad. Y es cierto porque nunca hemos tenido tantas salas o espacios adecuados abiertos al arte contemporáneo. Siempre he apoyado esta idea, y así lo dije cuando el Centro Botín era aún un proyecto. La nueva sede del Reina con el Archivo Lafuente aportará algo único y enriquecedor pues es una colección extraordinaria. Todos esperamos que el proyecto Faro que se ubicará en la antigua sede principal del Banco Santander, se sume y aporte aún más. Y aplaudo, igualmente, los brotes verdes que indican que espacios como la Nave Sotoliva, el Palacete, o el Centro de Arte Faro de Cabo Mayor se preparan para una nueva era de actividades. Sumar oferta es siempre bueno, la recuperación de espacios expositivos es siempre indicativo de una sociedad avanzada. Y Santander será lo que promete, una ciudad para las artes.

–Ha expuesto en la mayor parte de los grandes centros de arte y museos. ¿A qué achaca que siga sin existir un apoyo sólido al mundo del arte en este país?

–Es una cuestión tan compleja como difícil de responder. Nos falta tradición, mi generación creció en un contexto cultural muy pobre, donde únicamente los privilegiados económicamente tenían un acceso natural a la cultura, porque en general los padres inculcaban valores a sus hijos donde se priorizaba la búsqueda y el estudio de profesiones de índole práctico; había sobre todo que comer y sobrevivir. No era tan fácil dirigirte al arte, hasta que te encontrabas con él, claro. Yo tuve la suerte de tener siempre complicidad con los profesores de dibujo, ellos me ayudaron y animaron mucho. Hoy las cosas han cambiado y el arte tiene mucha más visibilidad, pero sigo pensando que a los políticos y las autoridades el arte se la refanfinfla, excepto en contadas excepciones. En general solo te apoyan o se unen al carro del arte cuando huelen posibilidades de obtener algún beneficio.