El ilusionista cántabro Daniel Ka regresa de Japón donde actuó para 4.000 personas

Tras esos espectáculos volvió a Europa para trabajar en otro barco antes de viajar de nuevo a Tokio para subir durante diez días al crucero americano 'Norwegian Jewel', y actuar en el Teatro Stardust con una capacidad de 1.000 butacas. «Este espectáculo ha sido muy especial para mí. Se realizaba durante la 'Golden Week' o 'Semana de Oro' de Japón, que son cada año las principales vacaciones del país, y está vez coincidió con un momento muy importante en la historia de Japón, el final de la era Heisei, tras la abdicación del emperador Akihito. Esto hizo que fueran las vacaciones más largas de la historia reciente del país y unas fechas claves para ellos. Era un crucero especial organizado por una de las agencias de viajes más importantes y quisieron contar conmigo de nuevo para ser el ilusionista, tras haber debutado en ese barco en el 2018. Mi partenaire y yo llevamos un espectáculo completamente diferente, de mayor formato, y con varios guiños a la cultura japonesa, que tanto admiro», explica.

Reconoce que Japón es un país al que «adora» y en el que le encanta trabajar. «Es un público muy diferente al occidental, muy reservado y educado debido a su cultura, pero que reacciona de una manera muy especial y espontánea».

Para poder comunicarse mejor con el público, Daniel K, está aprendiendo el idioma nipón. «En esta última gira he realizado mis espectáculos tanto en japonés como en inglés. Es un formato de representación en el que hablo más de lo que acostumbro debido a la estructura de la obra y su hilo conductor, realizando varios monólogos para introducir al espectador en la historia y hacerle vivir una experiencia muy especial».

Y el esfuerzo merece la pena porque, según señala, la respuesta del público no deja de sorprenderle. «Recuerdo como una de las actuaciones más especiales la primera que hicimos esta temporada en Teatro Stardust. La sala tiene mil butacas y media hora antes de a actuación el director vino a decirnos que ya estaban ocupadas. Al final, algunos de los espectadores hasta vinieron a enseñarme fotos que se habían hecho conmigo en otros cruceros».

Tras unos días en Santander Daniel K ha viajado de nuevo a Inglaterra para subirse en otro crucero en el que ya trabajó en 2015. «Estaré por un Europa un par de meses y el 27 de septiembre volveré de nuevo a Japón, esta vez por un tiempo más largo». Y aunque su agenda para los próximos meses está dividida entre Europa y Asia, está preparando una sorpresa para presentar a finales de año en Santander. «Además en unos meses estrenaré un proyecto audiovisual muy original en el que he trabajado con mucha ilusión durante mis últimos viajes».

¿Y qué tiene de especial la magia de Daniel K que tanto gusta a los nipones? «Sobre el escenario tengo un estilo muy particular, influenciado por mi formación actoral, musical y en el baile. Las músicas las coreografías y la expresión corporal son claves en mi magia, que es 100% visual y con la que me puedo comunicar con espectadores de cualquier edad o nacionalidad. Veo la magia como una expresión artística que fusiona diferentes artes para comunicar con la sorpresa e ilusión como principales herramientas».

Daniel K, de 29 años, debutó en la magia a los 11 años y ya ha trabajado en más de 38 países con sus espectáculos en teatros, cruceros y eventos en Asia, América y Europa. Ha sido premiado en varios países y fue el único mago en alcanzar las semifinales de la primera edición de 'Tienes talento' en España, en Cuatro TV, en el 2008.

Formado en Estados Unidos con Jeff Mc Bride y en Holanda con Ger Cooper, no olvida a su primer y más especial mentor, el mago santanderino Maykel del que conserva un gran recuerdo. Además ha cursado estudios en el conservatorio Ataúlfo Argenta, en el Palacio de Festivales y ha finalizado la carrera de ingeniería técnica de Telecomunicaciones en la Universidad de Cantabria. «Me hace muy feliz llevar el nombre de Santander, Cantabria y España por todos los países por los que trabajo e intento siempre compartir algo de nuestra cultura allá por donde voy. Soy un afortunado por poder dedicarme a lo que amo».