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GUILLERMO BALBONA
Domingo, 16 de mayo 2021, 07:37
Un estreno. Una voz. Una autora esencial, «pero aún no del todo conocida», y la importancia de la palabra. La Filmoteca de Cantabria se ha unido a las actividades que conmemoran el 30 aniversario del Palacio de Festivales. La primera de sus propuestas, ... que tendrá lugar en Bonifaz, está prevista el martes, a las 19.30 horas, con el estreno del «documento escénico-literario» 'Laforet', que celebra el Centenario del nacimiento de la célebre escritora Carmen Laforet. El guión y la producción son de Rosa Gil, quien también ha seleccionado los textos junto a Marta Cerezales Laforet.
La intérprete se preguntó: ¿cómo presentar a Carmen Laforet? «Utilizo la palabra, que es con lo que trabajo habitualmente cuando preparo otras lecturas poéticas. Lo que he hecho es estudiar sus textos extrayendo fragmentos que pudiesen resultar ilustrativos para mostrar a esa formidable creadora. Me he apoyado en ensayos, artículos, estudios que otros escritores con su propia identidad nos ilustran dando opiniones o matizaciones sobre las distintas obras, así como de la peripecia vital de la escritora a lo largo de la 'representación' que propongo».
Pero, sobre todo, ha querido «dar a conocer su obra más allá de 'Nada' y, de paso, acompañar a Carmen durante ese tiempo de vida y literatura, que para ella van unidos. Que nos contara ella misma quién era; sus puntos de vista sobre aspectos de la vida en general y del papel de la mujer en la escritura. En fin, hablar de la mujer y de la creadora, de su trayectoria vital. Quería que escuchásemos a Carmen presentarse ella misma».
Sobre su emblemática novela, Gil confiesa que su lectura la «impactó, como creo que a la mayoría que la leímos en la juventud. Nos metió de cabeza en la realidad, en la cruda realidad de un mundo de miseria y de violencia, de oscuridad y de hambre. La gran frustración de una chica que aterriza cargada de ilusiones y de ansias de libertad y se encuentra con una crudeza extrema, y así lo describe su protagonista sin una pizca de ñoñería, con una valentía que no se había mostrado hasta el momento, sobre todo tratándose de una 'mujer', de una chica de 22 años». Y, recalca: «Pocas voces se habían atrevido a romper el silencio del oscuro mundo de la posguerra y, menos aún las mujeres a las que no se había atendido ni dado importancia. Ella, en ese sentido, fue una pionera que se incorporó, contra todo pronóstico, a los colegas de su generación; hombres como Cela, Buero Vallejo o Delibes y, de alguna manera, abrió paso a otras escritoras como Ana María Matute, Martín Gaite o Josefina Aldecoa. Por entonces empezaron a mirarlas y a leerlas».
'Nada', en su opinión, «mantiene su frescura plenamente, es un clásico que ha resistido el tiempo, y creo que es capaz de conectar con los lectores jóvenes de ahora, con sus inquietudes, con su rebeldía y sus decepciones ante la vida que no es la que esperaban». Desde luego, el resto de su obra se conoce muy poco.
El Premio Nadal «la catapultó y la eclipsó al tiempo, difícil superar un éxito así, con las presiones que eso suponía». Quería escribir y quería disfrutar de su escritura. Quería conocer gente y conocer mundo. Quería ser libre, pero en aquellos años de España, también se debía a una sociedad, a una familia, a unos editores que exigían sin comprender, a un público dispuesto a olvidar si no se les da lo que esperan de forma inmediata. «Aún así su espíritu de mujer alegre, independiente, moderna y curiosa hizo de ella la escritora que fue». Para este nuevo montaje Rosa Gil ha seleccionado fragmentos de todas sus novelas, de algunos cuentos y artículos periodísticos y, particularmente, de cartas enviadas a sus amigos, sobre todo su correspondencia con Elena Fortún y Ramón J. Sender. En torno a ello, «encontramos sonidos, sirenas de barcos, trenes que no dejan de viajar, su máquina de escribir y la luz que abre y cierra el ambiente que rodea cada momento».
A juicio de la artífice de esta creación escénica, Laforet es «una gran escritora que por ser mujer y, sobre todo, por el momento que le tocó vivir no ha sido reconocida como se merece su escritura, siempre bajo el estigma del sexo». Y, sin dudarlo, señala su actualidad: «Porque hace falta conocer otras formas de contemplar el mundo, otras miradas, otras sensibilidades de experiencias distintas, que no sean las de los escritores, hombres, y, en definitiva, porque es expresiva de los sentimientos que muchas otras personas sienten cuando en plena juventud se truncan sueños y deseos. ¿Puede haber algo más actual?».
A Rosa Gil le gusta ceñirse «a la fuerza que la palabra tiene, tomada con cierta austeridad pero acompañándola de otros elementos simbólicos o referenciales que la refuerzan y le dan todo su sentido».
En 'Laforet' la puesta en escena la comparte con Rita Cofiño, con la que ha realizado en los últimos tres años los recitales que he ido incorporando a Poesía en Alta Voz. «En este caso hemos añadido algo distinto; yo hago una lectura en primera persona, tomando la voz de la escritora y la otra voz, la de Rita, trae las novelas y comentarios de colegas. Además hemos arropado la escena con imágenes cedidas por la familia y sonoridades amigas, próximas a la escritora. Contamos con el apoyo fantástico de las voces en off de los actores, Juan Loriente y Juan Antonio Sanz, la de Marta Cerezales y la acogedora iluminación de Pancho V. Saro que hace un eficaz trabajo técnico». Y destaca que sin la colaboración de la profesora y traductora, Marta Cerezales Laforet, hija mayor de Carmen, «no hubiera sido posible este proyecto. Su amistad y lo que ella me ha transmitido sobre su madre es lo que me llevó a iniciar este proyecto que ella ha alentado».
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