
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En la recta final de sus estudios 'oficiales' y dando sus primeros pasos profesionales. Sofía Gutiérrez-Tobar aún no ha cumplido los 25 años ( ... los alcanzará en septiembre) y hace unos meses ganó dos premios que han supuesto un punto de inflexión para ella, que está en ese momento dulce de salir al circuito musical habiendo logrado ya la etiqueta de voz emergente. Aunque la expectativa es elevada –o precisamente por eso– ella repetirá varias veces a lo largo de la entrevista con El Diario Montañés que mantiene «los pies en la tierra», que va «escalón a escalón» y que piensa que todo lo que está por venir será a base de «trabajo», de «ser realista», de elegir «bien los repertorios» y de seguir apoyada en sus profesores, que ejercen de guías.
Gutiérrez-Tobar es soprano. Nacida en El Astillero, sin antecedentes familiares en el mundillo y ejemplo de que se puede debutar de niña en la Escolanía del pueblo, saltarse toda la formación reglada de un conservatorio, empezar a estudiar Ingeniería Aeroespacial en León y darse cuenta –en este primer destino académico con la vista puesta en el futuro– que, por mucho que las calificaciones dijeran que podía ser ingeniera, lo suyo era cantar.
Concurso Internacional de Música Lírica en Canarias Fue en noviembre de 2023 y la soprano cántabra quedó segunda en el certamen.
Intercentros Melómano Es una competición entre los mejores alumnos de todos los centros de enseñanza superior de música de España. Se celebró en diciembre y Sofía Gutiérrez-Tobar quedó en la primera posición.
«Sabía que aquella facultad no era mi sitio y que, cuando acabara el grado, automáticamente me iba a inclinar por el canto, así que corté por lo sano». Cambió de rumbo con la seguridad de que no daba una pirueta al vacío: llevaba toda su vida escuchando en su entorno que daba gusto oírla entonar. No solo se lo decían sus padres. El director del coro de El Astillero (Jesús Carmona) le había insistido sobre su potencial y cuando se plantó en el Conservatorio Ataúlfo Argenta de Santander –paso previo para presentarse a la prueba de acceso a la Escuela Superior de Canto de Madrid– el profesor Luis Ángel Martínez también «se tomó en serio mi interés y me dedicó muchísimo tiempo».
Ahora cree que el sistema de enseñanza musical español «no está bien planteado para los cantantes. Lo habitual es que quien quiere hacer interpretación entre con 16 años y acabe con 26. Es demasiado», reflexiona pese a que es consciente de que ha elegido un camino en el que tendrá que seguir entre partituras toda la vida.
Sin embargo, a los 20, tras haber llegado «relativamente tarde» a su vocación, no estaba dispuesta a invertir tanto tiempo. La apuesta le salió bien: acabó entrando en la escuela madrileña, lo que le hace declararse muy afortunada porque «es el segundo centro del mundo que solo forma cantantes». Allí entró «la última, pero puedo pasar de ser la última a tener, el año pasado, la nota más alta de mi curso. Eso me demuestra que, con trabajo y vocación, se consigue. Ya que me lanzo a la aventura, pienso que puedo pelear por lo más alto y llegar al mundo entero, no solo a España».
Aunque se ahorró cinco años de formación reglada, actualmente está volcada en su aprendizaje. Lleva cuatro años «muy intensos» y, confiesa que, desde enero, ha reducido al mínimo su vida social. Y es que mantener la voz en óptimas condiciones exige cuidados. En los últimos tiempos, «he estado cantando hasta seis días a la semana, entre ensayos, conciertos y clases, lo que tampoco es muy recomendable». A esta dedicación hay que añadir que está sacando adelante el TFG (Trabajo de Fin de Grado), una investigación sobre 'plegarias para soprano' en las óperas de Verdi que la tiene apasionada y que le está llevando de descubrimiento en descubrimiento por los textos del genio italiano.
En este marco, a finales de 2023 se presentó a dos certámenes, animada por sus profesores Juan Lomba (también cántabro) y Duncan Gifford, a quienes agradece que le estén ayudando a no crearse falsas esperanzas y a irse desarollando al ritmo conveniente, «porque una ópera mal elegida para tu momento vocal puede ser catastrófica». En el Concurso Internacional de Música Lírica de Canarias quedó segunda (en noviembre), mientras que en el Intercentros Melómano -en el que compiten los mejores alumnos de cada centro superior de enseñanza de música en España- se hizo con el primer premio, «algo que es muy difícil para una cantante», aclara, porque se la compara con todo tipo de intérpretes de otros instrumentos.
Una de las recompensas del Melómanos era ayudarle a construir una página web profesional que, probablemente, esté lista para el mes de mayo. De forma paralela, está «profesionalizando» sus redes sociales, sobre todo Instagram (su favorita), Facebook y está empezando a cogerle el truco a TikTok. «Hoy en día no se puede ir en su contra. Si las usas en tu favor te pueden servir para marcar la diferencia. Quizá no sirvan para que llamen para un trabajo, pero hay que ser visible».
Eso sí, no de cualquier forma. Gutiérrez-Tobar ha elegido ya su forma de comunicarse con el público: «Desde la elegancia, desde el hacerlo todo con cuidado» porque se define como «cuadriculada». No hay más que ver cómo va enumerando, tocándose los dedos de la mano con cada defecto que se veía al principio, para intuir toda la disciplina que hay detrás cuando cuenta que estudia inglés, francés, italiano y alemán porque su intención es dedicarse a lo lírico en sentido amplio (canción de concierto, ópera, zarzuela...) Descarta el barroco, que no la motiva.
–¿Hay muchas referentes?
–Mireia Freni, Maria Callas, Reneé Fleming y Kiri Te Kanawa, entre otras. Mi favorita -porque es muy completa, muy actriz y musicalmente excelente- sería Sondra Radvanovsky.
–¿Y dónde se vería, por ejemplo, dentro de cinco años?
–(duda) Dentro de cinco años, no lo sé... ¡Pero dentro de diez, me vería cantando en la MET! (Metropolitan Opera House de Nueva York).
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Ana del Castillo
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