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Todo es cuestión de organizarse, dice María Oruña (Vigo, 1976) desde su casa, donde recibe llamadas, mensajes, menciones de las librerías, los lectores... El pasado ... martes se publicó su nuevo libro, 'El albatros negro' (Plaza & Janés), una novela de aventuras que se desarrolla en su ciudad natal, entre dos épocas -el siglo XVIII y el XXI- y que presentará el día 14 en el Aula de Cultura de El Diario Montañés. Hará también escala en Torrelavega y Suances para encontrarse con sus lectores.
-¿Qué sensaciones tiene con su libro en manos de los lectores?
-Es emocionante, pero más que nada por la espera de ver qué dice el público. Estoy muy tranquila y confiada; he hecho todo lo que podía hacer, la historia ya está escrita y es la expectación de no defraudar a todos esos lectores que están esperando y a los nuevos que van a confiar y elegir este libro a ver qué tal. Eso es lo que me tiene más en vilo, ese feedback.
-Esos nuevos lectores, ¿a qué María Oruña van a descubrir en esta novela que es un cambio?
-Sigo siendo yo y por fortuna, creo que se puede detectar la pluma que hay en cada página, pero sí que es cierto que aquí se van a encontrar algo que no había hecho hasta ahora. Igual que en la serie anterior quise hacer un subgénero en cada entrega y cada libro era un guiño a la novela de misterio, a la gótica, al domestic noir, al thriller... aquí hay una novela de aventuras, un clarísimo guiño a escritores tipo Stevenson, Verne, Dafoe, hibridado con policíaca, histórica y misterio.
-Relacion de un galeón hundido a un mosquito entre muchos personajes, y dos épocas. ¿Ha sido complejo estructurar la historia?
-Para mí siempre es lo más complicado; crear el universo de la nada. Sobre todo en una novela histórica en la que hay que bucear en tantos siglos atrás, verificar cómo podían hablar esos personajes, qué podían ambicionar, qué tipo de forma de ser sería coherente... Y a la vez una novela actual, porque son dos en una, cosiendo ese andamiaje de dos historias que se cohesionan y tienen que tener un sentido.
-Sus personajes se definen a partir de una serie de valores y principios muy claros. ¿Por ahí comienza a darles vida?
-Es fundamental saber qué pinta cada personaje y por qué merece ser incluido en la trama. Pero también hay que pensar que no pueden ser estereotipos, por eso uno que de entrada puede parecer villano, acaba convirtiéndose en alguien cuyo código moral podemos entender. O al revés. Eso es lo que me interesa, la doblez que tenemos todos.
-¿En el proceso se quedan personajes en el camino?
-En mi caso no, porque lo he elaborado mucho ya antes de ponerme a escribir, decidiendo qué valía la pena. Lo fundamental siempre está, procurando que no haya nada de relleno y todo tenga sentido. Incluso la escena más frívola se entiende en el conjunto.
-Cambia de escenario, que ha sido Cantabria en varios de sus libros, y se marcha a Vigo. ¿Desarrollar la historia en terreno conocido resulta más cómodo?
-Me ha costado, porque es como mi guarida, y no tenía claro lo de tocar mi refugio. Pero llegó el momento. Confío que a los cántabros también les guste el viaje, al igual que cuando escribí 'El bosque de los cuatro vientos', inspirado en Orense y la respuesta fue espectacular. De hecho, muchos viajaron a Galicia a conocer ese escenario. Al final, todo se queda en el norte.
-Está fomentando el turismo, incluso.
-Sí, para mi sorpresa sí, porque no son libros turísticos, pero como están ubicados en lugares reales, que no tenían afluencia de público por sí mismos, se revisten de valor histórico o se da el significado de sus características y hay gente que se anima a visitarlos.
-¿Ha sido una de las sorpresas para usted?
-La generosidad de la gente me ha sorprendido mucho. La mentalidad abierta de miles de personas que se dejan llevar y se permiten soñar en tiempos en que parece una cursilería y se dejan atrapar por las historias.
-¿Cómo ha abordado el trabajo de documentación?
-Ha sido el problema más severo, porque finales del XVII y principios del XVIII es lo que en Galicia se llama Los Siglos Oscuros; no hay material literario, la documentación es escasa... Me costó bastante y he tirado mucho de archivos y contenido epistolar privado y público. Conseguí salvar obstáculos tras llamar a muchos archivos y bibliotecas y el resultado está ahí.
-¿Siente que está aportando un poco de luz a esa falta de material aunque sea desde la ficción?
-Lo que sí sé es que algo de lo que es la historia y la estructura de Vigo sí. A mí misma, por ejemplo, en el colegio nunca me enseñaron que estuvo amurallado. A mi hijo, que tiene catorce años, tampoco. Aunque solo sea con los mapas que aparecen al principio del libro, se da una mirada más panorámica. Que seamos un poco más patrióticos, no solo en Vigo, sino en toda la zona norte, tanto de la cultura como de nuestra propia historia.
-Ha cambiado de editorial. ¿Es parte de su dinámica de cambio y evolución?
-El cambio obedece más a intentar realizar un nuevo proyecto, con un nuevo equipo, otro tipo de edición. No porque en la anterior casa no estuviesen a un nivel estupendo, sino porque creo que es necesario probar otras formas de trabajar para ver qué es lo que más se adapta a mí y las historias en las que trabajo.
-¿Que se siente al pensar que la leen un millón de personas?
-De hecho, no es una cifra real. Vendidos hay un millón de libros el año pasado, pero la estadística que se hace desde las editoriales es que por lo menos los habrán leído tres millones. Los libros se prestan, están en bibliotecas, se piratean... ¿Me supone una preocupación? No, porque escribo igual para cien personas que para cien mil. Lo que sí me vincula a cifras es la idea de que gracias a esa cantidad de lectores puedo vivir de escribir y dedicarme a lo que me gusta, que es un lujo.
-¿Deben los lectores despedirse del todo de Valentina Redondo?
-No voy a decir que no vuelva Valentina en alguna ocasión, pero ¿lo tengo en mente ahora? No. Siempre he dicho que con seis títulos una serie está bien nutrida, con un final digno, a lo grande.
-Han pasado diez años desde que escribió 'Puerto Escondido'? Si, como dice, el verdadero éxito es perdurar, ¿se siente una privilegiada?
-Hay una idea desdibujada del éxito. Me siento privilegiada por poder dedicarme a esto, pero no es que vaya cabalgando una ola muy grande. Siento que tengo que hacerlo mejor en el siguiente trabajo, que sea un reto y los lectores lo pasen muy bien.
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