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El Premio Nacional de poesía 2009, Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, 1957), ofrecerá esta noche un recital en la Feria del Libro de Santander, 'Felisa', acompañado por el acordeonista Cuco Pérez. Será hoy, miércoles 5 de julio, en la plaza Porticada a partir de ... las 21 horas. Poeta y artista gráfico de estilo personalísimo y larga trayectoria, su obra arrancó con el Premio Adonáis en 1985, y desde entonces no ha dejado de recibir reconocimientos por poemarios como 'La poesía ha caído en desgracia' (1992), 'La tumba de Keats' (1999), 'La casa roja' (2009), o 'La bicicleta del panadero', Premio de la Crítica en 2012. En 2017 se le concedió el Premio de las Letras de Castilla y León por el conjunto de su obra, así como la Medalla Europea 'Homero' de Poesía y Arte y el premio Cheng Ziang de la Asociación de Escritores de China. Como artista visual, además de múltiples exposiciones internacionales, se distingue por sus ediciones de libros de artista. Su singular puesta en escena, además, le ha llevado a colaborar con músicos como Amancio Prada, Luis Delgado o Hugo Westerdahl, y sus performances y lecturas son celebradas como auténticos espectáculos de la palabra.
-Cuando escribía el titular me entró la duda de qué poner detrás de su nombre. ¿Poeta? ¿Artista? ¿Juglar moderno? ¿Afinador de amaneceres y timbres de bicicleta?
-Es suficiente la condición de ciudadano, todo lo demás es añadidura más que prescindible a la de persona, sobre todo en estos tiempos en que se pretende negar la naturaleza múltiple de cuanto eso significa. Dedicarse a la creación artística no es sino reafirmar el carácter absolutamente libre de la cualidad humana, una resistencia activa en la imaginación del futuro frente a los espectros del pasado. Soñar y desobedecer sigue siendo un derecho del deber humano.
-Esta noche en Felisa cede el instrumental al músico Cuco Pérez. ¿El acordeón es para el que se lo trabaja?
-Cuco Pérez es un mago que intensifica la vida con la radical delicadeza de la música, no existe mayor alianza entre la voz sin boca de las palabras que aquella que sostiene en el aire la melodiosa verdad de la música, el acordeón siempre cómplice de la asamblea de los insurrectos y el lenguaje liberador del habla poética.
-Viene de celebrar la Fiesta de la Poesía en Villafranca del Bierzo, todo un clásico que se despide. ¿Realmente ha sido la última edición?
-La última de una época, pero no la concluyente ni definitiva. La poesía siempre amplía los horizontes significativos del porvenir y otras maneras habrá de seguir encendiendo, en tiempos de penuria, las lámparas del mundo. Nada termina, alguien habrá que retome su consigna de esperanza.
-Tiene usted repertorio como para que el recital durase toda la feria. ¿Se centrará en alguna etapa o poemario concreto?
-Una lectura poética no debería durar más de lo que tarda, sin cansarse, en cantar un pájaro. Yo no tengo repertorio, sino dudas, y solo el azar objetivo del instante decide por mí que textos entran en el juego de las voces y sus ecos.
-'Los poetas no mueren' es el homenaje que acaba de rendir a Antonio Pereira en el centenario de su nacimiento, además de dedicarle un mural. ¿Se le echa mucho de menos?
-Antonio Pereira fue un escritor literalmente imprescindible en las poéticas del pasado siglo, un visionario que desafió las falaces divisiones entre los géneros y nos legó una obra de una dimensión estética, y por tanto ética, modélica y maravillosa. Él es, junto a Antonio Gamoneda, el más alto referente de mi memoria literaria, una fundacional presencia de generosa fraternidad y sabiduría.
-¿Tanto como a Gilberto Ursinos, que vive cual Ledo Ivo vive en los poemas de Juan Carlos Mestre?
-Todo el aire que inspiramos ya ha sido respirado por otros, todo proviene de quienes nos precedieron, aunque nunca nada signifique dos veces lo mismo. Mi escritura es un permanente diálogo con los antepasados morales del gran sueño humano, el de la construcción utópica de un mundo en que no exista el sufrimiento, la discriminación de género, la esclerosis de la rutina que impone el capitalismo como variantes de la barbarie...
-¿Será que cuando la poesía ha caído realmente en desgracia es justo ahora, cuando suben los tipos de interés?
-Lo que ha caído en desgracia es la voz del inocente, la que se alza ante el silencio y la crueldad de los sistemas de dominación, el vergonzante olvido y la vindicación de las víctimas, el nuevo totalitarismo que pretende igualar al fascismo con la democracia civil. Las palabras de la poesía deberían ayudar a construir la casa de la verdad, y no contribuir a destruirla. Por más prestigio que alcance la basura, esta no dejará de ser un despojo de la historia. Tengo la certeza de que la civilización de las palabras es infinitamente superior, en términos de nobleza moral, a los episodios de fuerza y los discursos de odio.
-Esta primavera presentó la exposición 'Las hélices del obstáculo', junto a su compañera, Alexandra Domínguez. ¿El arte es un refugio, como decía el catálogo?
-No sé si alcanza a ser protector refugio, dejémoslo en una humilde cabaña de pastores para los meteoros de la imaginación, la lluvia que lavará las ofensas, los vientos que alejarán los oscuros presagios de la redundante historia.
-En 2019 publicó su primer libro en gallego, '200 gramos de patacas tristes'. ¿Somos lo que hablamos?
-El habla es el pensamiento audible del cerebro humano, la memoria del corazón de la tierra, el testamento vivo y desafiante de las civilizaciones que fundan su lugar en el mundo sobre el cimiento de la piedad y de la misericordia. No me interesa otra ideología que aquella que hace del lenguaje de la delicadeza humana una forma de estar en el mundo. El gallego es la voz fraternal y materna de mi infancia, la fundación de mi universo a semejanza de las ensoñaciones de mi pueblo.
-Siempre ha tenido una gran presencia en las redes, en especial con su página 'El caracol descalzo'. ¿Internet podría ser también un refugio?
-Internet es una hidra de mil cabezas que se regeneran a medida que nos servimos y soportamos sus constantes metamorfosis. Hay beneficio en la amplitud de los diálogos, pero hay también usura e indiferenciación tras la obscena sistematización de su negocio. La balsa de los náufragos jamás será un lugar de amparo.
-¿Sigue a los nuevos poetas que se expresan en las redes? ¿Qué le parece esa nueva estética?
-Sigo, leo, admiro, refuto... De todo hay en la viña de los eclécticos, desde banalidades mejor o peor entonadas a propuestas apasionantes, como la de Mario Obrero que precisamente leerá esta tarde también en Santander...
Además de Mestre, Felisa afronta la sexta jornada con la poesía de Mario Obrero y el periodismo sin prejuicios de Javier Lafuente. Obrero recala para seguir trazando rutas de lo imposible con su poesía en conversación con el poeta cántabro Marcos Díez. Javier Lafuente llega al café literario con 'Rabia' bajo el brazo, el libro de crónicas sobre América Latina que ha coordinado. Y Lino Javier Palacios presenta su libro 'Un palacio para mi'. Obrero, que sin haber cumplido la mayoría de edad ya había ganado el Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande, presenta en RTVE el programa 'Un país para leerlo'.
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