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Apasionado de la historia antigua de Cantabria, Pedro Santamaría vuelve con un nuevo proyecto literario, 'Al servicio del Imperio. Una cohorte cántabra en Judea' (Ed. Pamiés), que presenta hoy en la Librería Estvdio (19.30 horas). Reconoce que al ser humano le fascina que le ... cuenten historias: «Somos animales sociales y empáticos y las historias nos ayudan a comprender a los demás», y justifica el éxito de la novela histórica porque «queremos saber qué hicieron nuestros abuelos, cómo hemos llegado hasta aquí, quiénes somos o quiénes queremos ser».
-¿Cómo surgió la novela 'Al servicio del Imperio. Una cohorte cántabra en Judea'?
-La semilla tiene su origen en el volumen 'Cantabria Antigua', de Joaquín González Echegaray, un libro que me ha acompañado desde mi adolescencia. En él se hablaba de la leyenda de aquellos espartanos que conquistaron parte de Cantabria, de la resistencia de los cántabros contra los visigodos en Peña Amaya y de dos unidades del ejército imperial reclutadas en Cantabria y que habían luchado por Roma. Saber que un puñado de jóvenes cántabros combatieron en una de las guerras mejor documentadas, más sangrientas y más significativas de la historia universal, era una temática irresistible.
-¿Qué le atrae de la época romana?
-El mundo clásico es uno de los dos pilares sobre los que se asienta nuestra civilización. Es imposible comprender Europa sin conocer la filosofía griega y el derecho romano, el arte clásico, el teatro, la 'Odisea' y la 'Ilíada', Cicerón y Séneca, la arquitectura, el derecho... Somos herederos de Grecia y Roma. El otro pilar sobre el que se asienta el mundo occidental es la tradición judeo-cristiana. Gran parte de nuestros valores beben de los textos sagrados judíos y de la interpretación cristiana de los mismos.
-¿Le hubiera gustado vivir en esa época?
-Sí y no. Hace veinte años mi respuesta hubiera sido un rotundo: 'por supuesto'. Y sí, me gustaría viajar en el tiempo y vivir unas semanas en la antigua Roma o en la Grecia clásica, pero siempre desde el S. XXI. Estadísticamente, nacer en cualquiera de estos dos mundos supondría, con un 95% de probabilidad, vivir una vida corta, triste y miserable. Y es probable que, de haber nacido dentro de ese 5% privilegiado, digamos, en el S.I d.C., hubiera anhelado vivir en el III a.d.C y de haber nacido en el III a.d.C, hubiera querido vivir en la Atenas de Platón, y así sucesivamente...
-¿Cómo construye sus personajes?
-Hasta cierto punto los personajes se construyen solos, son ellos los que se van desarrollando a medida que se enfrentan a sus conflictos y sus retos. Los dos personajes principales: Arán y Noreno, son dos muchachos de 17 años que se alistan y que jamás han salido de su aldea. Son nietos de aquellos cántabros que lucharon por su libertad contra Roma. La sangre joven de los dos amigos hierve por instigar una revuelta y por volver a ser lo que el abuelo les cuenta que fueron.
-¿Sus novelas son autobiográficas?
-Dicen que toda novela tiene algo de autobiográfico, al fin y al cabo, un autor tan solo puede tener sus propias vivencias y lecturas como referencia. En mi caso, cualquier parecido autobiográfico es mera coincidencia.
-¿Quién es su referente literario?
-Siempre Homero. Aunque no puedo negar que autores actuales como Arturo Pérez Reverte, Yeyo Balbás y Javier Lorenzo son ejemplos a seguir.
-¿Cuál es su próximo proyecto?
-A nivel novelístico quiero volver a la Grecia clásica y tratar la Guerra del Peloponeso y, a nivel personal, quiero embarcarme en un proyecto para niños que aúne aventuras e historia.
-¿Cuándo empezó a escribir?
-En 2009. Hacía muchísimo tiempo que la leyenda sobre aquellos espartanos que conquistaron parte de Cantabria, y que relata Estrabón, me rondaba la cabeza. Una mañana le dije a mi mujer que había decidido ponerme a escribir una novela. ¿Su respuesta? Regalarme un pequeño ordenador portátil. Y comenzó una carrera apasionante.
-¿Qué tiene la novela histórica que no tienen otros géneros?
-Al ser humano le fascina que le cuenten historias. Desde que somos niños queremos saber cómo se enfrentan los cerditos al lobo, cómo Blancanieves supera sus miedos, qué le ocurre a Caperucita Roja. Somos animales sociales y empáticos y las historias nos ayudan a comprender a los demás, a interpretar el mundo que nos rodea y, lo que es más importante, a aprender sobre nosotros mismos. La novela histórica es una continuación de esa necesidad que tenemos de saber qué hicieron nuestros abuelos, cómo hemos llegado hasta aquí, quiénes somos, quiénes queremos ser y hacia dónde nos dirigimos.
-¿Qué le atrae más la historia o la literatura?
-Me remito a Pío Baroja: 'La historia es una rama de la literatura'.
-¿Qué ha aprendido de la historia?
-Que lo único que parece cambiar es la tecnología y que la paz es una anomalía histórica.
-¿Y de la literatura?
-Que leemos para saber que no somos los únicos que estamos solos.
-¿Dónde se inspira?
-Todo me inspira. Me inspira lo que leo, lo que escucho, lo que veo. Me inspira mi mujer, mi hija, los paisajes, el cocido montañés, el silencio y el ruido, la tristeza y la alegría, el miedo a la muerte, el amor a la vida, el café, una charla con amigos... No hay nada que no me inspire. La inspiración proviene del asombro, y a mí me asombra todo.
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