El legado creativo de Emilio Barrero Soto será reivindicado con una muestra en abril

La exposición acogerá esta primavera óleos, dibujos y cerámicas: de suelo y de pared, junto con algún mural. Comisariada por Luis Alberto Salcines, presidente de la Fundación Bruno Alonso, se exhibirán obras procedentes de los fondos de la familia, a través de sus hijos, piezas que se hallan en su antiguo taller en el barrio de El Dueso y en una galería particular en Gama, en la que se presenta su obra de forma permanente. Hace apenas tres años, su familia abrió en Gama una galería para mostrar su obra al público, dando visibilidad al legado de una trayectoria de más de medio siglo.

El consejero de Cultura Luis Martínez Abad apunta que esta muestra es una ocasión «especial» para conocer la obra y apreciar la trayectoria vital y artística de Barrero Soto, «y con esta retrospectiva, desde el Gobierno de Cantabria, se pretende hacer un reconocimiento a un artista polifacético cuya obra se puede apreciar en distintos lugares de Cantabria».

En este sentido, el titular de Cultura recuerda que es el autor de los murales ubicados en las paredes que acotaban el solar donde ahora se levanta el edificio del nuevo Mupac. Los murales de cerámica fueron retirados y custodiados en los almacenes de la Consejería. La temática de esas obras es marinera.

Además del arte plástico, Barrero Soto escribió dos libros de poemas y dejó una novela autobiográfica inédita. La exposición se extenderá hasta el 1 de junio. El artista (Orejo, 1932-Santander, 2015) era hijo de soldado republicano. Emilio embarcaría en el barco carbonero anclado en Santander junto a los niños de los orfanatos milicianos, al entrar las tropas franquistas en Santander. En 1941, con la entrada de los alemanes en Bélgica, es reclamado por su madre y vuelve a España. En los años sesenta, emigra a ese país para trabajar. Allí estudia dibujo, pintura y cerámica en la Academia de Bellas Artes de Amberes diplomándose en Dibujo Artístico. Trabajaría en una empresa de porcelana de diseñador y modelador de escayola y piedra y en otra italiana de restaurador de iglesias y edificios históricos. Finalmente, regresa a España en 1983 y comienza a trabajar en unas viejas escuelas que le deja el Ayuntamiento de Santoña en el barrio El Dueso.

Sus conocimientos le permiten impartir clases en el Taller Escuela de Santoña como jefe técnico y en otros centros, como el Colegio Inmaculada Concepción de Isla. En 1995 abre en Gama un espacio a modo de galería de arte particular en la que expondría su obra. Durante los veranos, además, presentaba su obra en Argoños en un espacio a modo de museo al aire libre. Además de su pasión por el arte, a Emilio Barrero le gustaba escribir. Publicó los poemarios 'De dentro hacia fuera' (2011) y 'Trabajo y camino' (2013). Asimismo, una una novela autobiográfica que permanece inédita, 'Salpicaduras del 36'. Le gustaba también escribir en pequeños cuadernos sus reflexiones a modo de aforismos sobre temas diversos cuando se encontraba en su taller. La familia en los últimos años ha otorgado visibilidad al legado de un artista que invitó a entrar en su interior y en su visión del mundo.El artista comenzó realizando pintura y dibujo figurativo con estilo propio, de rasgos fuertes y poco detallistas, con cierto aire impresionista, cautivado por el movimiento y las expresiones, retratando personajes y paisajes de la vida rural cotidiana.

En cerámica se decanta, por un lado, por piezas de arte decorativas, y por otro, por esculturas cerámicas, siempre con un estilo propio de definición de las formas. A partir de los ochenta, abordó murales cerámicos con gran dedicación, fundiendo sus dos facetas de pintor y escultor. Gracias a su investigación, obtuvo técnicas y texturas cercanas al hierro, cobre y otros metales.