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Las librerías nos invitan a estar a gusto, tranquilos, son un lugar feliz en el que bajar revoluciones y resguardarnos del alto ritmo de vida que llevamos. Ese es uno de los aspectos que se quiere destacar hoy en la celebración del Día de ... las Librerías, una fecha ya consolidada desde que surgió hace una década, que pone en valor el papel de estos espacios. Oasis frente a las prisas y el consumo rápido. Reductos de resistencia cultural y creación de comunidades desde lo local. Desde la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías (Cegal) destacan que con la celebración de este día se busca «destacar nuestro esfuerzo por mantenernos vivas y activas, dinamizando nuestros entornos, generando cultura y comunidad a través de los libros y la lectura», además de «dar las gracias a los lectores por elegirnos y por defender vuestro espacio y tiempo individual de lectura». Una idea que se refleja en el cartel diseñado por la ilustradora Ana Jarén, con una otoñal torre de libros, cálida y segura desde donde se tiende la mano con una propuesta.
Las librerías cántabras, conscientes, desde la discreción, de su papel como creadoras de lazos, se adhieren a esta propuesta. Por un lado aplicarán el 10% de descuento en los libros como promueve la jornada a nivel nacional y por otro, han programado diferentes actividades.
La Vorágine Cuentacuentos Los Colores (18.00 horas). Grabación en directo del podcast 'La Libroteca' (20.00 horas).
Anais Presentación de 'El viaje de Koru. El almendro de la Espiral' y 'Bub' de la editorial castreña Moramora y 'Lugares a los que mi madre no quiso llevarme' de Óscar Losa (Editorial Librucos).
DLibros Presentación del poemario 'Una luz ida' de Daniel Guerra de Viana con Imanol Gómez, Carlos Alcorta y música de Manuel Cabanillas (19.30 horas).
Gil Los lectores se convertirán en 'Nuevos Libreros' y podrán hacer recomendaciones. Taller infantil de creación de prelibri con Bruno Munari (17.30 horas).
Tantín Con la compra de un libro regalarán 'Millar y medio de refranes para Cantabria'.
En La Vorágine se han sumado a la convocatoria «por todo lo que lleva de campaña de visibilización, de hacer fuerza con las librerías pequeñas, cercanas, independientes», explica Carmen Alquegui. Aunque, aclara «para nosotras todos los días deberían ser el día de las librerías, por esa relación constante de comunidad que construimos».
Esa es una de las máximas del espacio, mutante y mutable, como lo definen, ubicado en la calle Cisneros, desde que dio sus primeros pasos. Ser un lugar «de cuidados, de barrio», donde estar «más tranquilas». «Es muy poco el porcentaje de gente que aquí entra con prisa, a no ser que haya aparcado mal», dice. Mientras habla, unas chicas hacen fotografías en una sesión dentro del local, en el que acaba de organizarse un grupo de lectura juvenil que se reúne los viernes. Porque la programación cultural en La Vorágine es variada y constante. «Los libros abren un mundo de posibilidades enorme y hay que aprovechar todo lo que se produce en torno a ellos».
En función de lo que va sucediendo fuera y es necesario reflejar y lo que va demandando la gente más cercana, se consideran un espacio de agitación social, acogida de gente, presentación de libros, refugio de la poesía y gestador de proyectos e iniciativas. «A partir de aquí nacen cosas».
En el local de Anais, en Castro Urdiales, suena música de jazz. «Un hilo bajito», especifica Ismael Díaz, propietario junto a Ana Montes de esta joven librería. Abrieron sus puertas hace tres años y han logrado sobrevivir al embate de la pandemia. «Han sido tres años muy complicados; dentro de nuestras previsiones nos ha puesto en el peor de los escenarios».
Para ellos, la relación con autores y público «va mejorando día a día» y su actividad cultural es constante. «Intentamos que estén lo más a gusto posible, porque así todo funciona». La gente acude «porque tiene una buena experiencia relacionada con la lectura, que incluye conocer a los lectores de primera mano». Quieren que sea un ambiente relajado, en el que los clientes se sientan cómodos «en ese espacio donde hay que ir con tiempo para encontrarte con los libros». Siempre invitamos a «ir con calma, para seleccionar y estar a gusto».
También suena jazz en de DLibros, en Torrelavega, donde Adolfo Cayón considera importante para el mundo de la cultura en general y del libro en particular, «todo lo que sea hacer visible a las librerías». «Hay que reforzar el mensaje de que existimos en las calles de nuestros barrios», defiende desde su luminoso local en el que también suele escucharse música de fondo.
Cayón define el espacio como una librería donde los libros reclaman atención y tiempo del lector. «Si se lo dedicas, te lo devuelven con creces», afirma. Para este lector y prescriptor capaz de saber lo que puede encajar para cada uno de sus clientes ya conocidos, «el libro es un bien y hay que preservarlo» ya que se trata «de patrimonio cultural, no de simple y burdo mercado».
En la librería Gil también ponen el acento en esa atención personalizada, casi de amistad. Partiendo de que cada lector es un mundo; sus intereses, su situación personal y emocional o sus inquietudes intelectuales «son solo algunos de los factores que les llevan a elegir un título determinado». Por eso, explica Paz Gil, «no hay recomendaciones ni listas mágicas y se torna imprescindible que cada lector tenga a un librero de confianza que le guíe en su camino literario, que conozca sus gustos y que sea capaz de encontrar el libro que le corresponda».
¿Cuál es la mejor fórmula para acertar con las recomendaciones? Desde que abrieron sus puertas en 1967, en Gil lo tienen claro: «leer mucho para poder recomendar con buen criterio, escuchar, compartir y retroalimentarnos de los lectores».
Recuerdan cómo ha evolucionado la cita que, en su origen, surgió como un estímulo en respuesta a la crisis económica de 2008, «con la intención de que los lectores volvieran a acercarse a sus librerías de confianza». Aunque al principio se celebraba a finales de noviembre, acabó trasladándose al día 11 «para huir de la confluencia con la explosión del Black Friday en nuestro país».
Durante las once ediciones anteriores del Día de las Librerías han realizado multitud de presentaciones, talleres, conciertos y otras actividades «en las que los lectores han sido pieza fundamental». Este año repetirán una de las que más éxito ha cosechado: convertir a los lectores en recomendadores. Vestidos con sus camisetas de Gil, los clientes habituales se transforman en 'Nuevos Libreros', dispuestos a hacer sugerencias desde su propio punto de vista. Además, han preguntado en redes sociales qué es para ellos las librerías. Las cinco mejores respuestas se plasmarán en los marcapáginas que entregarán este viernes como recuerdo.
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