Un libro colectivo analiza la figura de Leandro Valle y su huella en Cantabria

Leandro Valle fue un hombre polifacético, con vocación de servicio público y que consiguió brillar en sus diferentes facetas de médico, político e ingeniero honorario. De recordarle en ese acto se encargarán diez personas: Miguel Ángel Revilla, Luis Revenga, Mariano Linares, Francisco Gutiérrez, Manuel Estrada, Fernando Vierna, José Antonio González Fuertes, Alberto Marino, Alberto Cuartas Galván y Manuel Ángel Castañeda quienes rememorarán su trayectoria, algunos momentos personales que compartieron con él, su legado... Y todo al hilo de una publicación que lleva por título: 'Textos y huella de Leandro Valle González-Torre', que está prologada por el poeta Juan Antonio González Fuentes, y que incluye los testimonios de otras personas que lo trataron.

Tal y como señala González Fuentes en ese texto, las páginas del libro ofrecen un acercamiento a algunas de las facetas de la vida pública del protagonista: Así, el médico Alberto Merino Hoya se ocupa de repasar la dilatada trayectoria de Leandro Valle en la medicina, mientras que los empresarios y técnicos Frank Márquez y Alfonso Sánchez esbozan un perfil en el que recuerdan las relaciones comerciales y los trabajos que realizaron cuando los tres estaban vinculados a El Diario Montañés.

Otro que también escribe es el profesor Manuel Estrada, quien se ocupa de ponderar la aportación de Leandro Valle a la historiografía política. También el periodista Manuel Ángel Castañeda recuerda su aventura editorial en este periódico y el ingeniero y ex político Alberto Cuartas rememora su faceta política.

Leandro Valle, médico especialista en pediatría (doctorado en la universidad de Valladolid en el año 1944) ejerció en los años más duros de posguerra civil, en la zona de Cabuérniga y Los Tojos. Más tarde llegó a Camargo como pediatra y médico de cabecera, pero siempre tuvo inquietudes, quiso mejorar la sociedad en la que vivía y para ello utilizó su gran talento para la ingeniería lo que le permitió crear el primer tomógrafo que funcionó en Cantabria o poner en marcha un laboratorio, a escala industrial, que produjo el agar-agar destinado a productos farmacéuticos.

El servicio público siempre atrajo al doctor Valle. Fue nombrado alcalde de Camargo en el año 1961 y durante un largo periodo mantuvo el bastón de mando. En 1974 fue nombrado vicepresidente de la Diputación Provincial. Entre 1977 y 1979 fue presidente de la Diputación, cargo al que renunció para presentarse a las elecciones generales de dicho año. Afiliado a la Unión de Centro Democrático (UCD), resultó elegido senador, manteniendo el escaño durante toda la legislatura 1979-1982, periodo en el que también fue diputado provincial. En virtud de ambos cargos fue elegido miembro de la Legislatura Provisional de la Asamblea Regional de Cantabria.

Fue uno de los fundadores de la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria (ADIC) y en su condición de senador participó en la redacción del Estatuto de Autonomía de Cantabria.

Cuando se jubiló como médico, y ya sin aspiraciones políticas, fue elegido presidente del Centro de Estudios Montañeses, institución en la que realizó una ingente tarea de revitalización, así como puso especial acento en la publicación de obras y trabajos que han servido para profundizar en el conocimiento de la historia de nuestra comunidad.

De todo ello, también de su aportación a El Diario Montañés, desde el Consejo de Administración, como punta de lanza de la modernización tecnológica del periódico, se habla en esa publicación que se presentará este martes a las 19.00 horas.

Un libro que de alguna forma es también un resumen de la historia de Cantabria y de cómo la provincia de Santander alcanzó su condición de autonomía, una etapa en la que el protagonista participó en primera línea y que se recoge en la primera parte de la obra, antes de dar paso a los artículos más personales de aquellos que lo conocieron, trataron y no le olvidan. Por último, se completa con una serie de fotografías que ilustran algunas de sus apariciones públicas.

«Si tuviera que definir una sola de las características de Leandro Valle esa sería su infinita curiosidad y su afán por saber y aprender y su capacidad por absorber nuevas ideas costumbres y formas de vida», asegura Manuel Ángel Castañeda en el libro.

«Honradez, responsabilidad, capacidad de trabajo, sentido de la justicia, intrínseca bondad...» son las cualidades expresadas por Juan Antonio González Fuentes en su prólogo.