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José María Merino (La Coruña-1941) regresó ayer a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), un lugar que ya forma parte de su «estructura sentimental» ... para participar en el primer 'Martes literario' de esta edición y reencontrarse con sus lectores. Lo hizo en una sesión conducida por Guillermo Balbona, redactor jefe de El Diario Montañés y coordinador del ciclo que patrocina este mismo periódico, y el poeta y también coordinador, Regino Mateo. Durante la sesión habló de su trayectoria como escritor, de su último libro, de su próxima novela, del cuento, de la literatura en general y hasta de su trabajo en la Real Academia de la Lengua. La rectora de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, María Luz Morán abrió el acto con unas palabras de bienvenida.
El autor de 'La orilla oscura', que durante la pandemia reconoció sentirse «preocupado» porque las nuevas tecnologías acaben «desalojando» al libro en papel, se mostró finalmente esperanzado porque a su juicio es «un invento revolucionario que cambió el mundo» y «el objeto cultural mas interesante que ha inventado la humanidad». «Ojalá siga vivo y se siga utilizando para la formación», deseó tras señalar que la pandemia «ha relacionado mucho a la gente con el libro», sobre todo durante el confinamiento. Él mismo, además de recorrer su casa durante dos horas mientras su mujer practicaba yoga, se puso a escribir y aunque recientemente ha publicado 'Noticias del Antropoceno' (Alfaguara), en el que mezcla ficción y reflexiones sobre temas de actualidad y aborda las amenazas a las que se enfrenta el planeta en los nuevos tiempos, ya tiene ultimada una nueva novela de la que también habló durante este encuentro.
Y es que en su opinión, «posiblemente el libro no salga tan perjudicado como temíamos» de la crisis sanitaria, ya que el panorama literario desde la perspectiva creativa «siempre está en ebullición», y aunque desde la perspectiva lectora «tal vez las cosas no sean exactamente iguales, lectores fieles los habrá siempre». Aún así no se atrevió a hacer un «vaticinio certero» sobre el futuro de la literatura tras el covid. «Todo es azaroso, pensábamos que las pestes no nos iban a tocar a nosotros y nos ha tocado un pestazo, pero el gran pestazo del siglo XIII-XIV resulta que luego dio lugar al Renacimiento, así qué no sabemos que puede suceder», expuso.
El escritor, que ya había participado en cursos y eventos de la UIMP en el pasado, se mostró encantado de regresar a la que es «una de sus casas literarias, académicas y de proyección pública» y afirmó que «algunos de mis mejores recuerdos se fraguaron aquí». Llegó en un gran momento en su carrera, pues la pasada primavera fue galardonado con el Premio Otero, un reconocimiento que recibe como un «estímulo» que siempre «reconforta porque contribuye a la difusión y ayuda a que se comunique la esencia y existencia de la literatura» y que suma a su Premio Nacional de Narrativa y Premio Nacional de la Crítica.
Sin embargo a Merino, más allá de las publicaciones y premios lo que le gusta es escribir. «Soy feliz cuando se me ocurre una idea» llegó a decir y cuando eso ocurre lo hace de forma obsesiva, «porque durante ese tiempo, hasta que acabo la novela, tengo la mente partida en dos».
La literatura, además, le ha permitido «conocer a gente más interesante que la que se ha encontrado en la vida real. Y lo es porque te permite profundizar mucho más en ella». Aún así no está seguro del poder de transformación de la literatura, aunque sí tiene claro que gracias a ella el ser humano ha aprendido a enamorarse, a ser fiel. «En definitiva que seamos como somos», tal y como afirmó. «Porque el amor cortés y romántico, tal y como lo conocemos ahora nació de la literatura».
El narrador, que en un momento del acto se definió como «cultivador de la literatura», le dio una gran importancia al cuento como «el sistema originario de mostrar la realidad de las cosas». «El cuento es el padre de la literatura», dijo. Por eso defendió que su inclusión en el sistema educativo. «Me sorprende que no se use más, que no se valores porque es utilísimo», aseguró, al tiempo que indicó «el día que termine la ficción el homo sapiens habrá dejado de existir».
Además afirmó que la ficción «hecha con palabras está en nuestra condición humana», si bien reconoció que «la realidad no necesita ser verosímil mientras que a la literatura se le exige continuamente».
De su último libro, 'Noticias del Antropoceno' destacó el uso de la sátira para narrar algunos problemas del mundo que le inquietan. «Con los años veo la realidad de una forma más dramática y creo que hemos perdido la conciencia global. ¿Cómo es posible que teniendo todas las posibilidades que tenemos en el siglo XXI haya ricos tan ricos y pobres tan pobres?», se preguntó. Una cuestión que le hace pensar que «el mundo está muy mal organizado» y que «el terrible problema de la especie humana es la ambición».
Y del próximo, que publicará en 2022 -inspirado en una imagen fija: una vecina del piso de abajo a la que durante el confinamiento veía escribir cada día en su balcón-, adelantó que mezcla esa historia con una biografía de la pintora italiana Sofonisba Anguissola. «Será la tercera mujer del siglo de Oro sobre la que escribo».
Por último, fue preguntado por su trabajo en la Real Academia de la Lengua que le parece «una tarea muy grata porque me permite trabajar con la palabra». También se refirió al lenguaje inclusivo, su uso y el parecer de la institución. «Yo en realidad creo en una sociedad inclusiva, no en un lenguaje de ese tipo» y consideró que «aunque desde la Academia asumimos los cambios con total naturalidad, tratar de imponerlos me parece absurdo». Lo que sí ve necesario modificar es la realidad, «hay que hacer cambiar la situación de la mujer y algunos pasos se están dando y esa modificación hará que cambie el lenguaje».
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