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Álvaro Soto
Domingo, 12 de junio 2016, 01:14
De fondo suena 'La del pirata cojo', probablemente la canción más potente de Joaquín Sabina. 43 vidas esbozadas en 4 minutos y 33 segundos, empezando por la de Al Capone en Chicago y acabando por la que prefiere Joaquín Sabina, la del pirata cojo, 43 ... vidas que han inspirado al escritor Santiago Velázquez (Madrid, 1977) para su nuevo libro, 'Todos los hombres que nunca seré' (Playa de Ákaba), un compendio de cuentos que, trufado de un muy personal humor erótico-gamberro, recorre las biografías de unos personajes imaginarios, pero a la vez, muy reales.
Todo el mundo tiene una historia. La cuestión es saber contar esa historia, corrobora Velázquez, que presenta su quinto libro, tras 'Huéspedes del olvido' (1999), 'La condena de Salomon Koninck' (2000), 'La extraña ilusión' (2012, Premio Tiflos de Novela) y 'Viaje de Invierno' (2014). Un libro, 'Todos los hombres que nunca seré', que ha sido incubado durante 20 años. La primera vez que escuché la canción yo estaba en el instituto. En aquella época, no conocía a Sabina y no me gustaba la música de los cantautores, pero escuché la canción, le empecé a prestar atención y me di cuenta de que te introducía en un mundo mágico. En apenas unos versos te hablaba de todo lo que uno podía ser solo con su imaginación, recuerda.
Pero entonces, reconoce Velázquez, no era el momento de escribir el libro. Necesitaba más vivencias. Diez años después, en un viaje a Ámsterdam, lo volví a intentar. Y tampoco. Y finalmente, el año pasado por fin me puse con ello y los cuentos me salieron solos. Me propuse hacer un cuento al día, lo conseguí y en 43 días escribí el libro, recuerda el autor.
Velázquez opina que la literatura es el mejor camino para vivir todo aquello que las limitaciones del día a día no permiten ni siquiera imaginar. La tragedia, y a la vez la alegría, es que solo podamos vivir una vida. Por un lado, cada uno lleva la vida que lleva, pero si abres un libro de Víctor Hugo o de Dickens, vives otras vidas, y para mí, ya es suficiente, explica el escritor, que cita como referencia a 'Bartleby', el personaje de Herman Melville. De su 'preferiría no hacerlo' parece que no puede salir nada. Y sin embargo, Melville construye un portento de la literatura. La clave es saber mirar una historia y saber contarla.
Manteniendo el estilo cuidado y culto de toda su obra, Velázquez se adentra en un viaje a muchas épocas que le permite recrear en su tiempo y en su contexto las historias de los mercaderes, pintores, sultanes, policías, tahúres, taxistas, taberneros, comunistas, tenores, morfinómanos y boxeadores que puntean la canción original de Sabina. No sé lo que pensaría él de mi libro, ya me gustaría, explica el escritor. Creo que los cuentos tienen un punto subido de tono que le agradaría, pero no he pretendido ser Sabina ni ponerme en su mente. Ha sido un ejercicio individual mío, con homenaje a canciones de Sabina, pero pretendiendo siempre que fuera lúdico y divertido y que el lector se pudiera manejar por personajes de toda la Historia.
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