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Francisco Apaolaza
Miércoles, 3 de agosto 2016, 00:31
Un día más de febrero de este año, el poeta y profesor Jorge de Arco compró un libro para reseñarlo. Se titulaba Volverse sombra y estaba editado por Hiperión. La obra había ganado el Premio Alfons el Magnànim Valencia de poesía y el asunto prometía. ... No se imaginaba que tanto. Encuentra algo que le suena: «El tono, algún verso suelto». En la mesa de su despacho en su casa de Madrid, el soniquete se le va haciendo cada vez más conocido, quizás demasiado. En algunos fragmentos, el autor respeta la métrica y la tonalidad de algunos que había escrito él mismo aunque cambia alguna palabra. La cosa va a peor. Entre esas líneas que lee atónito, encuentra en un verso el mismo título del poemario en el que se ha inspirado el autor uno suyo, Las horas sumergidas y otros dos títulos de otro compañero poeta y periodista, Carlos Aganzo: Caídos ángeles y Las voces encendidas.
Esas pequeñas y sospechosas coincidencias que caen esa mañana como las primeras gotas aisladas de un chaparrón se convierten más tarde en la borrasca de una historia desbordada y sonrojante de plagio que remató el 8 de julio con una querella por delito contra la propiedad intelectual y el nombre de un poeta puesto en solfa. Es Darío Frías Paredes, navarro de Tudela, profesor de Primaria y presunto poeta de versos ajenos.
De Arco descubrió algunas cosas más. Acudió a Apuntes de invierno, un poemario al que el escritor madrileño vuelve para revisar sus líneas y conocer la dimensión de las casualidades. Línea por línea, descubre intertextualidades más que sospechosas. Frías escribe: «En los alrededores del relámpago»; igual que Jacqueline Goldberg. «El cadáver extraño de los ríos», como Luis García Montero; «Este reloj de arena que envejece», como Fernando Beltrán, y había usado los mismos versos que otros nueve autores, entre ellos Octavio Paz, Manuel Vicent, Jon Juaristi o Carlos Marzal. Por ese libro, Frías, que es profesor de Primaria en el colegio Dos de Mayo de Castejón (Navarra), había ganado 6.000 euros de bolsa del premio Blas de Otero del Ayuntamiento de Majadahonda.
Copiar poema por poema
De Arco y Frías se habían cruzado en otra ocasión, cuando el primero era jurado del premio Nicolás del Hierro. Guardaba un ejemplar. Le echó un vistazo. Se parecía mucho a uno que había escrito Aganzo, director de El Norte de Castilla. Se parecía hasta en el título. El original era En la región de Nod y el de Frías, En la región de Escitia. Eran parecidos hasta en los versos y hasta en el orden de los poemas. La querella lo explica así: «La evidencia de plagio alcanza límites superlativos en En la región de Escitia, una flagrante y escandalosa copia de En la región de Nod» en la que «se dedica a copiar poema por poema la obra de Aganzo. La burda operativa consiste en respetar los contenidos y la estructura lírica de los textos de Aganzo limitándose a cambiar, en ocasiones con idéntico significado y en otras con similar fonética y métrica, como si de una labor de espuria traducción se tratara». Así, «en los ojos del mundo» se transforma en «en los labios del mundo» y «un murciélago sordo» pasa a ser «un murciélago triste». Según los querellantes, son escandalosamente idénticas hasta las dedicatorias. Frías dedica a su hija Laura un poema muy parecido al que Aganzo dedica a Laura, su hija. «Es prácticamente un calco del libro», advierte De Arco.
Los textos que se han denunciado han ganado tres premios que suman en total 17.500 euros. Después de recibir la noticia de los abogados de los poetas, en primavera Frías devolvió por razones personales el premio Blas de Otero de 6.000 euros de dotación. El galardón quedó entonces desierto, pues ya no se podía otorgar a otra persona.
Antes de verano, Aganzo y De Arco aseguran que se pusieron en contacto con el poeta navarro a través de sus abogados y que el proceso ha desembocado en la querella definitiva que se presentó el 8 de julio. Frías podría enfrentarse a entre seis meses y cuatro años de cárcel y una multa de doce a 24 meses. «Este es un asunto bastante desagradable subraya De Arco por el que te copia, por los compañeros que podrían haber ganado, por las instituciones que apoyan un sector minoritario y por las editoriales que tienen que retirar el libro».
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