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Rosa Ruiz
Jueves, 10 de noviembre 2016, 07:25
A Isabel San Sebastián (Santiago de Chile, 1959) le gustaría morir frente al mar Cantábrico «y leyendo un libro». Tal vez por eso ayer adelantó ante sus lectores, que llenaron el salón de actos del Ateneo de Santander, que el escenario de su próxima novela será «algún lugar entre Asturias y Cantabria y con los Picos de Europa a las espaldas». Será una historia de maestros rurales, de esos que una vez acabada la Guerra Civil se hicieron cargo de la educación de un país que tenía que levantarse y apaciguar odios. Una serie de héroes anónimos, como Ángel Sanz Briz, el diplomático español que salvó a miles de judíos de la barbarie nazi y que le inspiró para escribir Lo último que verán tus ojos, su último libro y el que, precisamente, ayer vino a presentar a la capital cántabra, durante un acto organizado por el Aula de Cultura de El Diario.
Llegó «asustada», según confesó, porque «un tipo de la jaez de Donald Trump» se haya convertido en presidente de los Estados Unidos. «Me parece terrorífico y me preocupa todo lo que nos va a acarrear esa decisión y por eso confío en que en Estados Unidos queden aún personas valientes que le paren los pies», señaló. Y es que, según repitió durante su intervención, conducida por el periodista y director del Ateneo, Manuel Ángel Castañeda, y el escritor cántabro Javier Menéndez Llamazares, «nos negamos a aceptar la existencia del mal. Tendemos a pensar que las cosas nunca nos van a pasar a nosotros y no nos damos cuenta de que la vía del apaciguamiento solo alimenta el apetito de las bestias». Lo dijo en referencia a la situación de los norteamericanos desde ayer, pero también a la de España con los nacionalistas y basándose en la historia que presenta en Lo último que verán tus ojos, un homenaje a los diplomáticos que como Sanz Briz «desarrollaron un papel fundamental en la Segunda Guerra Mundial» y, sobre todo, en alusión a todas esas personas que luchan por la dignidad. «En serio, el apaciguamiento hizo que Hitler llegara al poder. No se puede permitir».
De sus tres décadas ejerciendo el periodismo, una profesión que le apasiona casi tanto como la literatura, ha sacado muchas lecciones. Una de ellas es que «los hechos son sagrados y las opiniones son libres», máxima que sigue en cada uno sus trabajos y que le ha costado que en los últimos meses haya sido vetada de algunos programas de televisión, según confesó. Por ello reconoció ha encontrado en las redes sociales, tiene 80.000 seguidores en twitter, «una ventana abierta a la libertad de expresión», porque en esta país, en el que según ella «abundan los villanos», el monopolio de las dos grandes grupos de televisión «piden permiso a los jefes de prensa de los partidos políticos para invitar a los periodistas en sus debates».
San Sebastián estuvo arropada en el público por Ángela Sanz Briz, una de las hijas del héroe de su novela y al que se conoce como el Ángel de Budapest. «Oskar Schindler salvó a ciento y pico judíos, el diplomático español y otros compañeros a miles. Es una pena que su gesta haya pasado tan desapercibida en un país que es tan ingrato con sus héroes. España tuvo sombras durante la Segunda Guerra Mundial refugiando a muchos nazis, pero también tuvo muchas luces. Un país tiene que conocer bien su historia, aunque sólo sea para no repetirla».
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