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Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza. R. C.
«La austeridad de Franco es un mito, pura leyenda»

Julián Casanova

Historiador
«La austeridad de Franco es un mito, pura leyenda»

«Fue corrupto, pero muy habilidoso lavando su imagen», asegura el catedrático que publica una biografía del militar fallecido hace 50 años

Domingo, 23 de febrero 2025, 21:47

Julián Casanova (Valdealgorfa, Teruel, 1956), publica 'Franco' (Crítica), una biografía del dictador con la que el catedrático de Historia Contemporánea y gran especialista del siglo XX español culmina su carrera. A los 50 años de la muerte del dictador –que el Gobierno recuerda con un centenar de actos y Casanova como miembro del comité científico de la efeméride–, radiografía la figura del militar y su larga y cruel dictadura. Desentraña, en especial para los jóvenes, el significado histórico de Franco, que dispuso de un poder omnímodo de 1939 a 1975.

–Ha escrito casi 500 páginas para explicarlo, pero ¿quién era Franco en pocas palabras?

–Un militar africanista a quien brutalizó luchar en las colonias. Por méritos de guerra recibió todo tipo de condecoraciones y ascensos. Dirigió la Academia Militar de Zaragoza. Fue a un golpe militar que él no dirigía; el de Sanjurjo, que murió en un accidente de aviación. Sus colegas de asonada lo aclamaron pronto como Caudillo, Jefe del Gobierno, del Estado Español y Generalísimo de los ejércitos. Ganó la guerra con ellos y fue un dictador implacable durante cuatro décadas.

–¿Con el apellido de fascista?

–Hasta el 45, sin ninguna duda. Después hay que matizar, porque ya no había fascistas en Occidente. Si Franco se hubiera declarado fascista en el 46, no lo hubieran perseguido: hacía un gran servicio a Occidente y al anticomunismo. Pero nadie puede autoproclamarse fascista a partir de ese momento.

–¿Es pertinente recordar así su muerte? ¿No sería más apropiado recordar el inicio de la democracia?

–No. Hay que recordar su dictadura, que duró 40 años. La democracia hay que guardarla. Podemos recordarla en cualquier momento. A Franco no hay que guardarlo. Incluso lo pudieron sacar del Valle de los Caídos, una asignatura pendiente hasta 2019. Cuando hay fechas redondas, se recuerdan en las escuelas. Lo hacemos los historiadores. Se investiga a Franco, a Mussolini, a los dictadores y también a los demócratas. Se hacen biografías de Churchill o de Roosevelt.

–¿La historia tiene ideología?

–No. El historiador sí la tiene. Pero la historia nunca viene en estado puro. Y me gustaría mucho decir que sí. Ahora, que el historiador tenga ideas no significa que esté siempre contaminado por el presente. Existe la honradez intelectual, muy diferente a la objetividad. Sabemos hace mucho que las verdades absolutas no existen, que son relativas. Lo saben quienes indagan e investigan, no los que opinan. El historiador, como el médico o cualquier profesional, tiene unas normas de conducta. Hobsbawm decía que los historiadores somos los recordadores oficiales de lo que la gente quiere olvidar.

–¿Cómo de vivo está el franquismo en España?

–Hay quienes han reactualizado la historia de Franco en los últimos años. No lo llamaría franquismo. En España hay ahora una ultraderecha moderna, no nostálgica, universal y conectada internacionalmente a la que hoy marcan el paso Elon Musk y Donald Trump. Están en las redes, no levantan el brazo como lo hacían antes quienes iban al Valle de los Caídos. Esta ultraderecha está revisando la historia de España y le encantaría que a los manuales fueran reescritos.

Portada del libro. Editorial Crítica
Imagen - Portada del libro.

–¿Es inquietante el ascenso de la ultraderecha internacional?

–Atemorizante. He vivido en Estados Unidos y en Hungría y he visto lo que hay. Parece que no aprendemos nada. La sociedad democrática es frágil y es como si no la estuviéramos defendiendo. Hemos comprobado que la democracia es un valor bastante superior a todo lo que nos precedió. Incluido el paraíso terrenal soviético, que acabó siendo una pesadilla. Lo digo por si alguien cree que estamos reivindicando a Stalin.

–¿No hemos desarrollado vacunas democráticas tras el infernal horror del siglo XX?

–Las hubo. Que se lo digan a Alemania, Italia o Francia. Pero las olvidamos. Como en la pandemia. Tras la primera vacuna, llegaban la segunda, la tercera...Con la cuarta la gente decía 'ya no me la pongas'. Hay que repetirlas, pero en los últimos años la gente no ha querido vacunarse contra el extremismo. No hemos ido al médico para el recordatorio.

–¿Los jóvenes ¿saben poco de Franco y no aprecian el valor de la democracia?

–Sí. Están muy despistados. Y no solo los jóvenes. Confío en quienes creen en la enseñanza, se quieren formar y tienen la ambición de salir al extranjero y ganarse la vida con una profesión. En que comprendan que todos ganaremos más si estamos conectados por una nave que se llama democracia.

–TikTok y las redes les martillean y ¿desinforman?

–Es un drama. Les insto a hacer lecturas críticas, a no comprar nunca lo primero que les ofrezcan o les digan. A que sean críticos incluso con lo que yo les digo. Les doy los instrumentos para que valoren cosas diferentes. No soy un educajóvenes, pero es un sueño noble.

Honradez intelectual

«El historiador sí tiene ideología. La historia no, pero nunca viene en estado puro»

–¿Qué singularidad tienen su investigación y su biografía sobre Franco?

–Toda biografía pone orden en las anteriores. Eso significa sintetizar lo anterior, no corregirlo. Hay diez buenas biografías de Franco y cincuenta de Churchill. Lo primero es respetar lo dicho para saber por dónde vamos. Mi aportación es mirar por el telescopio de la historia comparada, ver, cómo el contexto internacional moldeó a Franco, que siempre fue un dictador dependiente. Nunca fue un dictador libre en el exterior. Vendió soberanías si hacía falta, como a Estados Unidos en el 53. Fue todopoderoso porque contaba con el auxilio de Dios, –de la Iglesia–, del Ejército y de muchas fuerzas en el interior. Por eso nadie pudo amenazarlo hasta su muerte. Sabía que todo cuanto hiciera en el interior no se lo echarían en cara ni británicos ni norteamericanos.

–¿Franco fue habilidoso lavando su imagen?

–Muy habilidoso. Pero nadie poderoso lo hace solo. Necesitaba a los demás y lo supo utilizar

Julián Csanova. R. C.

–Su presunta austeridad no le impidió acumular una fortuna. ¿Fue corrupto?

–Lo fue, por más que el mito diga que fue austero. Pura leyenda. Su entorno fue corrupto. Él no tenía por qué robar mucho. Tenía a su disposición el aparato dictatorial y su camarilla. Fue siempre así. Se ve en los documentos: su mujer, su hija y sus nietos hicieron saqueo desenfrenado, un 'Patrimonio Nacional' entre todos. La austeridad es un mito que persiste. Los franquistas decían que en la democracia liberal anterior y en la República que creó el estraperlo eran corruptas y robaban todos. Y ellos no. Pero robaban.

–Franco murió en la cama y su entierro no fue austero. Ni el mismo debió soñar con tanta pompa.

–Sí soñó col él, creía que se lo merecía. Tuvo un entierro faraónico, no hay más que ver las imágenes, y el Valle de lo Caído con esa cruz…Ni el mausoleo de Lenin en la Plaza Roja es más monumental. Franco quería un imperio hacia Dios y se consideraba un enviado divino, ¿Cómo iba a estar enterrado en una tumba humilde? ¿Dónde está la austeridad?

–¿Cabe llamarle genocida?

–Tengo mi prevención. Dejo clara que por no llamarle genocida no se minimiza ni banaliza lo que hizo. El genocidio exige políticas de exterminio de una raza, una clase, o una religión. Alguien dirá que la matanza de Badajoz fue un genocidio. Pero ¿Franco genocida? En perspectiva comparada, no. ¿ Significa que Franco está a un escalón menos que los otros? No. Franco no hizo la II Guerra Mundial, pero ates mató a más gente en España que en Italia y en Alemania. Hitler va contra todos y en su primer año en el poder en Alemania hay casi setecientos asesinatos. Mussolini mató en toda Italia a nueve mil personas antes de guerra, del Holocausto y el genocidio. Franco no está ahí. ¿Cómo se recuerda a Hitler y Mussolini? Por lo que hicieron en la guerra. ¿A Franco? Por los pantanos y la modernización. El ritmo de la historia es muy importante. Los otros acaban en el 45 y Franco en el 75. Duró 40 años en el poder y tuvo 30 para decir 'yo no fui como ellos'. Al principio aplicó con los rojos, las políticas de radicalización aprendidas en la universidad de África y como represor no perdonó nunca. Tuvo lazos de sangre hasta final.

Franquismo 2.0

«Musk y Trump marcan el paso a una ultraderecha, no nostálgica, universal y conectada»

–Fue un militar incompetente, se dice, y buen estratega.

–Es Blanco Escolá, un militar de la Academia de Zaragoza quien le llama incompetente, no yo. Los académicos debemos tener cuidado, en analizar y juzgar las estrategias militares. No somos especialistas. La incompetencia o competencia militar de Franco, es una valoración y no es un hecho probado. Pero hay un militar que entiende bastante y publica un libro titulado 'La incompetencia militar de Franco'.

Julián Casanova. R. C. R. C.

–En lo personal este señor bajito al que le llamaban 'cerillita' y 'franquito'. ¿Era un tipo aburrido?

–Creo que sí. 'Cerillita' le llamaban de joven, por delgado y cabezón. Después empezó a tener barriga y papada. Le gustaba mucho el foie y el médico le tenía que vigilar. Cantaba zarzuela el el coche, leía poco y pasó de su inicial vida cuartelera a encontrarle el gusto a los palacios.

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