«No cambiaría por nada del mundo la capacidad de reunión que tiene el teatro»

-Decidió escribir teatro como forma de expresarse. ¿Por qué no novela o poesía?

-Amo la novela y amo la poesía y ahora mismo tengo mi mesa de trabajo llena de libros de narrativa y poesía, pero dicho esto y siendo cierto que en la adolescencia me probé en ambos campos, digo que el que escribe para el teatro tiene, como el narrador y el cuentista, la posibilidad de contar historias y como el poeta la posibilidad de explorar los límites de la lengua. Pero además tiene un privilegio muy especial, el de ver como sus textos provocan una reunión. Y eso para mí es muy emocionante. Me conmueve pensar que esta tarde y mañana en Santander se van a reunir un determinado número de personas que yo no conozco para ver una ficción que yo creé un día. No cambiaría por nada del mundo esa capacidad de provocar reunión que tiene el teatro.

-La primera vez que fue a un sala vio 'Doña Rosita la soltera' y a Nuria Espert en el escenario. ¿Cómo le marcó aquella función?

-Recuerdo que tuve dos sensaciones. Una fue la de aburrimiento, y no por culpa del espectáculo que fue excelente, sino por mi propia falta de formación para recibir aquello que me estaba llegando. La otra sensación que tuve fue una extraordinaria fascinación. Es decir, por un lado sentí que no estaba preparado para recibir eso y por el otro me encontré con algo maravilloso y, ante todo, con una actriz formidable que era capaz sólo con la elocuencia de su cuerpo dar cuenta de las edades de un ser humano. De algún modo eso, las edades del ser humano y el tiempo, que es el gran misterio de la condición humana, que se presentaba ante mis ojos de adolescente fue determinante para mi vocación.

-¿Sigue yendo al teatro?

-Sí, sí. Además en Madrid que es donde vivo ahora mismo hay una situación teatral muy interesante así que si puedo voy varias veces a la semana y asisto intentando mantener la ingenuidad que tuve aquella primera vez. Como dice un personaje mío de la obra 'El crítico' . «Yo no voy a teatro a derrotarme. Voy al teatro a que se me imponga». Con esa ilusión voy y siento emoción cuando me voy acercando a la sala. Luego a veces esa emoción se convierte en decepción ante lo que veo y otras crece ante el espectáculo.

-Ocupa desde el año 2018 la silla 'M' de la Real Academia de la Lengua Española. ¿Qué hace alguien que proviene del mundo de los cómicos en una institución tan seria?

-Efectivamente es una institución muy seria, pero en ella hay gente con muchísimo sentido del humor. Me siento muy honrado de poder estar en un sitio donde todo el mundo sabe más que yo. Creo modestamente que los que nos dedicamos al teatro estamos educados en la escucha de las palabras y de los silencios de las personas y esto es lo que yo pienso que puedo aportar. Esa capacidad de escucha que tengo cuando camino, cuando entre en el metro o me siento en un parque.

-Dígame que nunca ha pensado que una de esas sesiones de la RAE podría convertirse en una de sus obras de teatro.

-El trabajo en la Academia se da en dos ámbitos. Por un lado están las comisiones. Yo pertenezco a la de vocabulario científico y técnico, quizás porque en su día me licencié en Matemáticas y sigo teniendo un gran interés por la ciencia. Y luego, el otro ámbito es el de los plenos en el que ya nos reunimos todos los académicos. Ambos son fascinantes para escribir una obra de teatro, en particular el de la comisión que es donde se trata de definir las palabras. Yo me he dado cuenta de lo difícil que es definir. Es mucho más fácil dar una bibliografía que una definición. En estas comisiones se producen debates encendidos y apasionados en los que me doy cuenta del enorme sentido de la responsabilidad que tienen mis compañeros.

- 'El mago' que le trae hoy a Santander le está dando muchas alegrías.

-Es cierto. A mí y a los actores. La estábamos estrenando hace más de un año en el Teatro Valle Inclán y que ahora está de gira. Yo creo que la función cada vez es mejor y que los actores cada vez la hacen más honda y divertida. Estoy muy feliz con estos seis actores y si algo nos ha dado esta obra es la fortuna de poder trabajar con María Galiana que es una maestra de vida.

-¿El público se va a encontrar con una comedia de enredo, una obra satírica, una metáfora sobre la identidad o con todo a la vez?

-En esta obra, y probablemente de forma más intensa que cualquier otra mía, es el espectador el que construye el relato y el que de algún modo decide sobre su sentido. Me interesan mucho ese tipo de obras, también en el cine, novela o artes plásticas en las que de algún modo el público se hace la pregunta de qué es lo que estoy viendo. Y con esto no estoy hablando de jugar a las adivinanzas si no de que la obra está interpelando al espectador incluso acerca de su forma misma.

- ¿En qué proyectos trabaja ahora?

-Estoy haciendo varias cosas. Por un lado estoy escribiendo una obra que se llama 'La colección' que me tiene muy ilusionado. Se me ocurrió cuando vi por televisión a una pareja de coleccionistas, ya anciana, que durante una entrevista uno de ellos dijo «es lógico que teniendo la edad que tenemos y no teniendo hijos la gente se pregunte por el destino de nuestra colección». Me pareció que esa frase encerraba una obra de teatro y estoy escribiendo una obra sobre la memoria, la herencia y muy ilusionado. Ademas tengo por ahí algunos personajes en busca de autor.