![«No escribo novela negra porque no creo en los géneros»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202002/20/media/cortadas/53121419-k61C--624x415@Diario%20Montanes.jpg)
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En el año 2013 Dolores Redondo (San Sebastián, 2019) irrumpe con fuerza en el mercado editorial con 'El guardián invisible', la primera novela de la Trilogía del Batzán que se convirtió en un éxito inmediato gracias a su protagonista, la policía foral Amaia Salazar, y ... a su escenario, el valle pirenaico del Baztán, que aporta un sustrato mitológico imprescindible para comprender lo que ahí sucede. Ahora recupera este personaje en 'La cara norte del corazón', el libro que presentará el miércoles día 26 en el Ateneo de Santander, en un acto organizado por el Aula de Cultura de El Diario Montañés.
-En su nueva novela desvela a sus lectores los orígenes de Amaia Salazar. ¿Por qué ha querido volver al principio?
-Sentía la necesidad de responder algunas preguntas que quedaban abiertas en la trilogía antes de continuar adelante con este personaje. Para mí es muy importante contarlo así y, sobre todo, donde ocurre, en Nueva Orleans durante el paso del Huracán Katrina.
-Se ha definido su novela como la precuela de la trilogía pero usted prefiere llamarla 'la cara norte', ¿a qué se refiere?
-La cara norte, aparte del título del libro, es un concepto. Es la manera en que escribo. En general siento que todas mis novelas son de cara norte, que, como saben los que conocen bien la montaña, simboliza el camino más difícil, donde hace peor tiempo y las cosas se complican más. También es un ascenso mítico que todos los montañeros quieren coronar. Mis personajes en algún momento están en la disyuntiva de poder volver a casa y refugiarse en su dolor pero deciden afrontar la escalada por esa parte más difícil.
-¿En el mundo de la literatura también existe esa cara norte?
-En todos los mundos. Es un lugar personal y algo íntimo. Al final todo el mundo decide si prefiere escalar por esa cara o irse por la más fácil.
-Y en esa escalada personal que ha hecho Dolores Rendondo, ¿qué ha sido más complicado como escritora?
-Yo subí por la cara norte así que me tocaron todas. Me costó muchísimo poder acceder al mundo editorial. Es verdad que en el intenso fragor de intentar conseguir publicar muchas veces los autores también cometemos errores, pero lo cierto es que yo he saboreado las mieles y las hieles. También puedo decir que no me arrepiento de nada porque siempre que haces algo mal sirve para aprendas a no volver a hacerlo. No soy de las que tropieza dos veces con la misma piedra. Tropezaré con otra, seguro, pero no igual.
-Hemos conocido a la Amaia Salazar inspectora y ahora nos la presenta de jovencita. ¿Ha pensado en cómo será dentro de diez o veinte años?
-No lo sé. De momento no puedo imaginármela más adelante, como tampoco me imagino donde estaré yo dentro de ese tiempo. En cualquier caso Amaia no es mi único personaje ni la suya la única historia que tengo que contar. Es un personaje que me ha dado mucho y que no voy a abandonar pero tengo otras muchas historias que contar a mis lectores.
-La trilogía se ha llevado al cine. ¿Qué le han parecido las películas?
-Me han parecido bien y creo, en primer lugar, que hay que estar agradecido de que alguien quiera hacer una película de una idea que yo he tenido. Me ha permitido, además, aprender mucho porque yo no era consciente de la cantidad de gente que trabaja para sacar una historia adelante. Es un oficio tan distinto a mi trabajo... La verdad es que me es imposible no estar agradecida al esfuerzo que realiza tanta gente para que todo quedara bien. Han sido muy generosos.
-El otro gran protagonista de su obra es el paisaje. ¿Le ha costado salir de Navarra para viajar a Nueva Orleans?
-No salgo del todo de Navarra, que sigue estando muy presente en este libro también, pero yo he amado siempre Nueva Orleans por lo que culturalmente significa así que todo lo del Katrina me dejó desolada. En cuanto pude fui a ver como estaba la ciudad y en aquel momento decidí que iba a escribir la novela y que tenía que contar lo que estaba pasando allí y sobre todo su capacidad para reinventarse. Me dolió ver como tardaron cinco días en acudir a su rescate siendo como es una ciudad de unos de los países más poderosos del mundo. Además Nueva Orleans también posee aspectos culturales relativos a las cuestiones mitológicas y mágicas que allí siguen muy presentes y que en otros lugares se han diluido y quedado en cosas de viejas.
-Me está hablando de las cuestiones mitológicas y mágicas que le gusta incluir en sus novelas.
-Sí, y esa fue una de las dificultades en la escalada de mi cara norte. Me costó mucho convencer a un editor de que eso iba a tener trascendencia. Recuerdo que cuando leyeron 'El guardián invisible' me dijeron que la mitología no pegaba en una novela negra y que solo podría funcionar a nivel local. Sin embargo yo estaba segura de que la mitología iba a funcionar porque es una forma de explicar los miedos.
-¿Qué cabe y qué no cabe en una novela negra?
-Me cuesta responder a esto porque yo no creo que haga novela negra. Nunca me planteo lo que cabe o no en un género porque yo no escribo un género determinado, escribo una historia. Mi primer amor y mi primera deuda es con la literatura, no con el género. Otra cosa es que luego vaya más con uno que con otro o que incluso mestice entre varios. Esas etiquetas tienen más que ver con las editoriales o las librerías. Yo solo me debo a la historia que quiero contar y hacerlo lo mejor posible. Además, sinceramente, al lector le da absolutamente igual en que balda estén colocados los libros, lo que les importa es que la historia les haga disfrutar.
-¿Cómo habría que definir entonces el tipo de novela que escribe?
-Mis novelas son mestizas. Tienen cosas de novela negra pero no lo son al cien por cien. Soy de las que pienso que el género no debe beber sólo del género.
-¿Tiene alguna historia en la cabeza?
-Estoy escribiéndola ya.
-¿Con Amaia Salazar o sin ella?
-Sin ella, ya le digo que aunque estoy muy agradecida a Amaia Salazar tengo muchas otras historias que contar.
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