Pablo Alaña: «La novela negra te permite retratar la sociedad con sus miedos y temores»

Alaña, que lleva viviendo desde los ocho años en Cantabria, no dudó en que ese relato iba a estar ambientado en esta comunidad y tampoco que, como su primera novela, 'La sospecha eterna' (Versátil) con la que ganó el Premio Valencia Nova en 2022, estaría enmarcado en el género negro. Ese que descubrió, como también indicó, de adolescente gracias a Agatha Christie.

Pese a que siempre quiso escribir, y ya de niño destacaba en los concursos literarios de su instituto, el IES Las Llamas, finalmente decidió estudiar Derecho y dedicarse a la abogacía. Una profesión que le apasiona a partes iguales con la literatura, y que según comentó le ha servido para armar las historias policiacas que ahora escribe.

En un acto presentado por el presidente de El Diario Montañés, Luis Revenga, y que consistió en un diálogo-entrevista con el crítico del periódico, Javier Menéndez Llamazares, Pablo Alaña fue desgajando algunos de los detalles de este libro que, además, ha supuesto un reto para él ya que está ambientado en Reinosa y en dos periodos históricos diferentes, 1975, y la actualidad. «Esta es una novela un poco diferente a la anterior. Aquella era más judicial, está es más negra», comenzó explicando a un público que llenó el salón de actos del Ateneo y en el que se encontraban fundamentalmente profesionales del ámbito del Derecho de Cantabria.

Y es que tal y como reconoció el autor, «aunque pensaba que sabía muchas cosas de la Transición al ponerme a escribir la novela me di cuenta que había otras muchas más que desconocía». Ese desafío le ha permitido también descubrir nuevos rincones de Reinosa, pero sobre todo, darse cuenta de que «a veces pensamos que las cosas siempre han sido como las vivimos y la mayoría no eran como son ahora».

La novela de Pablo Alaña tiene como protagonista a un abogado que de niño se vio obligado a dejar su ciudad, Reinosa, cuando su padre es acusado y detenido por el asesinato del dueño de la empresa en la que trabajaba. Desde entonces ha vivido martirizado pensado en que era el hijo de un asesino hasta que, por distintas circunstancias, regresa de nuevo a su ciudad y descubre que las cosas no son como parecen.

La novela, además de poder profundizar en todos aquellos años previos a la Transición, le ha permitido, según dijo, conocer un poco más la sociedad de Campoo, más próspera en aquella época, y también de la gente que la habitaba y es que, tal y como destacó, una de las cuestiones por la que le gusta el género negro es porque además de mantener la intriga del lector «te permite presentar un retrato de la sociedad con sus miedos y sus temores».

En su imaginación ya tiene cabida un nuevo crimen y su investigación que formarán parte de la que será su tercera novela. Pero antes tiene por delante un buen número de presentaciones de 'El hijo del asesino'. El calendario le lleva hoy, a las 19.30 horas, a la librería Anaïs de Castro Urdiales. El 7 de febrero a La Casona de Reinosa; el 13, a Taiga en Torrelavega, y el 20 de febrero a la librería Lé, en Madrid, entre otras citas que ya tiene confirmadas en Bilbao o Plasencia, entre otras ciudades. Aún así, confesó que aún le cuesta definirse así mismo como escritor, que no tiene intención dejar la abogacía para dedicarse únicamente a la literatura y que espera que los lectores disfruten de sus historias tanto como él al idearlas y escribirlas.