«Hay más parodia en los informativos que en los libros»

-Después de ganar un Nadal. ¿Da vértigo presentar ahora una nueva novela?

-En algunas otras entrevistas he dicho que no, pero la verdad es que sí. Pensándolo bien creo que la tardanza en escribirla y en organizar todo el esquema de la novela creo que ha tenido que ver con cierta responsabilidad que me viene del Nadal. Afortunadamente no se ha transformado a en angustia o agobio, más bien en el deseo de hacer algo que estuviera a la altura de 'Cabaret Biarritz'.

-Para el que no haya leído 'Celeste 65', ¿qué presenta en esta obra?

-Cuento la historia de un hombre muy tímido y muy apocado que es entomólogo porque cree que se entiende mejor con los insectos que con las personas. Es menospreciado por la gente de su alrededor y precisamente cuando se colma la gota del desprecio comete un error que le obliga a marcharse fuera del país. Llega a Niza y allí se encuentra con esta chica estupenda y maravillosa, que está a medias entre Pattie Boyd y Brigitte Bardot, en apariencia física, y que le va a abrir las puertas a un mundo que él ni siquiera imaginaba. Ella le servirá de guía para que entienda que hay una vida que sí vale la pena y a disfrutar de la Costa Azul de Niza.

-La novela se titula 'Celeste 65' y 65 es el año de su nacimiento. ¿Qué más hay de usted en el libro?

-Todo lo que hay forma parte de mí. Nace en mi cabeza, recorre mi cuerpo y acaba en la punta de los dedos para pasar al ordenador. Yo creo que estoy en el protagonista, aunque espero no ser tan estúpido como es él. También hay algo de mí en el desparpajo y alegría de Celeste. Incluso cuando en las descripciones de Niza, sus playas y sus ambientes supongo que también hay algo mío.

-Describe un tipo de vida algo frívola, ¿el libro también lo es?

-Es superficial el ambiente y es cierto que algunos la han tachado de frívola pero si digo que se trata de una invitación a la responsabilidad moral de disfrutar de la vida, puede parecer un poco erudito o filosófico y en este mundo tan farandulero en el que vivimos no vendería.

-También la presentan como una parodia.

-Sí, pero eso no me importa. Soy muy aficionado a los informativos y a ese tipo de cosas y lo que veo en los telediarios sí es parodia. No se me ocurría nunca, ni tengo tanta imaginación para inventar, un personaje como Trump, el presidente norcoreano o algún presidente del Medio Ambiente que se hace llamar líder supremo. De verdad, no tengo tanta facilidad para la parodia como para crear esos personajes y por eso he creado a un tímido que simplemente viaja a Niza y se enamora de una chica. Otra cosa es que la visión del mundo que tiene este hombre sea humorística. Pero yo no pienso renunciar al humor cuando toda en nuestra historia literaria hay grandes autores humorísticos como Larra, Quevedo y personajes tan desternillantes como el Lazarillo de Tormes.

-¿La novela actual ha renunciado al humor?

-Parece que últimamente está un poco seria y tristona, aunque me parece que es una tristeza de cartón piedra porque parece creo que es una moda.

-Usted es un gran aficionado a los novelistas británicos.

-En realidad soy aficionado a la literatura. Empecé a estudiarla a los 17 años y no he parado. Es cierto que me gustan mucho autores ingleses como Jane Austen, a la que he tenido la oportunidad de traducir, o Dickens, pero también me gusta Víctor Hugo y Tolstoi... Me gusta la literatura en general y tengo pasión por la que tradicionalmente se considera muy buena.

-La presentación de su novela coincide con la celebración del 70 aniversario de la librería Estvdio. ¿Tienen futuro las librerías?

-El futuro de las librerías está ligado al futuro del libro. Los libreros son los mejores prescriptores y las librerías se han convertido en un lugar de encuentro. Es cierto que tú puedes comparar un libro por internet, pero de esa forma no vas a reunirte con otros amigos que compran libros y con los que compartes emociones y mentalidad. También te perderás pasar un buen rato con un librero que te va a dar pistas sobre lo que se está publicando y tú no tienes tiempo para indagar. Si se acaban las librerías el futuro del libro está en peligro y yo espero que no se cierren nunca y tengamos la suerte de contar con esos establecimientos que son como oasis en medio de las grandes ciudades.

-¿Cuáles son sus proyectos más próximos?

-Hay algo por ahí, aunque los trabajos de traducción, con los que disfruto mucho, me llevan mucho tiempo. También estoy metido en algunos trabajos filológicos, pero tengo un proyecto relacionado con los gabinetes de curiosidades que se formalizaban en el siglo XVIII y XIX del que igual salga algo. Pero de momento estoy intentado dar a conocer 'Celeste 65' y que la gente la disfrute y se divierta.