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El personaje de Armando Lopetegui, Carapocha, nació, como dice su creador César Pérez Gellida «hace varios años y siete novelas». Era uno de los personajes ... de su primera trilogía 'Versos, canciones y trocitos de carne' con el que este vallisoletano (1974) dice sentirse en deuda. Por eso y sólo cuando el autor ha considerado tener suficiente «oficio» como para situarle en una determinada época y lugar, Berlín Oriental en plena guerra fría, le ha recuperado en la que es su última biología que arrancó con 'Todo lo mejor' y concluye con 'Todo lo peor' (Suma). Hoy presenta esta última en la librería Gil de Santander (19.30 horas).
-¿Después de 'Todo lo mejor' llega 'Todo lo peor'?
-Si te refieres a mis novelas sí. Son dos narraciones independientes porque ambas son conclusivas, pero es cierto que juntas conforman un 'todo' que tiene que ver con el pasado de uno de los personajes que más me ha marcado a mí y que se llama Armando Lopategui, Carapocha, que en estas novelas aparece con el nombre de Viktor Lavrov y es un agente del KGB trabajando para la Stasi.
-¿Por qué ha elegido Berlín para ambientar sus dos últimas novelas?
-Tenía muy claro que el momento histórico de Armando Lopategui que yo quería relatar era este, su época en la Stasi y donde se van a producir dos casos de dos asesinos que le van a obsesionar hasta el punto de convertirse en el personaje que ya conocen los lectores de la trilogía un tipo manipulador que tiene un buen fin.
-¿Cuál es ese fin?
-Entender el comportamiento de la mente criminal aunque para ello no siga un camino muy loable. Él es un claro ejemplo del dicho 'el fin justifica los medios'. Quiero que el lector entienda ese por qué y para eso he escogido esta fase de su histórico vital y que es la que más le marca.
-Dice que esta es su novela más negra. ¿Por qué?
-Tiene dos de los ingredientes que más definen el género 'noir' que son el espionaje y la investigación criminal. En 'Todo lo mejor' las dos tramas circulan en paralelo con un común denominador que es precisamente este personaje y que en 'Todo lo peor' están entrelazadas. En Berlín empiezan a aparecer homosexuales asesinados aunque el Estado no lo presta demasiada atención hasta que uno de ellos es un alto cargo del partido y miembro de la Stasi. Entonces es cuando recurren a Viktor Lavrov como especialista que es en investigación criminal.
-Desde su primera novela hasta ahora no ha abandonado el género negro. ¿Por qué este tipo de narraciones?
-Porque es el género que más me gusta como lector. Es el que más leo y a veces también el que más me decepciona por como soy yo como lector. Al final lo que trato de hacer como escritor es reproducir mis gustos. Para mí el principio fundamental de la novela es el entretenimiento porque en estos tiempos, en los que la disponibilidad de ocio es tan reducida, que alguien escoja mi novela para hacer uso de ese tiempo libre, me parece un privilegio. Por eso pongo mucho esfuerzo en lo que escribo y en que al final de un capítulo el lector quiera seguir con el siguiente. Y en mi opinión el thriller negro es el que mejor encaja en ese esquema.
-Al principio nos hablaba de que quería recuperar a Armando Lopetegui en estas dos novelas. ¿Por qué le atrae tanto este personaje?
-Creo que adquirí con él una deuda moral. Tomó mucho peso en la primera trilogía y, como no estaba previsto, tuve que tomar la decisión de prescindir de sus servicios, pero ya había calado dentro de mí y también había gustado mucho a los lectores. Lo que no tenía claro era el momento en el que abordar ese proyecto porque no tenía la solidez en cuanto al oficio que necesitaba para reproducir una época historia anterior. Tuvieron que pasar varios años y siete novelas más.
-Además de escribir ha recorrido algunos institutos para hablar a los estudiantes del oficio de la escritura y de sus novelas. ¿Los adolescentes de ahora le dan la misma importancia a la literatura que los de las anteriores generaciones?
-No. La respuesta es clarísimamente un no. Yo tengo un hijo de trece años y por tanto en el momento de preadolescencia y la lectura no figura entre sus cinco primeras opciones de entretenimiento y no creo que sea una excepción. Creo que tenemos que reconocer dentro de la industria editorial que nos estamos alejando un poco de ese público que va a ser nuestro futuro y sí tenemos que pensar en las formas de volver a atraerlo, seguramente tenemos que pensar en nuevos formatos y en contenidos más atractivos para esta población de entre los 15 a los 24 o 25 años.
-También es articulista en El Norte de Castilla. ¿Cómo analiza la realidad un autor de novela negra acostumbrado a escribir de crímenes y asesinos en serie?
-La ventaja que yo tengo en mi columna, 'La cantina del calvo' es que tengo patente de corso para escribir del tema que considere oportuno y por eso en ella toco distintos temas desde deporte, política, música, literatura... Eso me permite estar muy en contacto con el día a día y por eso trato de ofrecer una visión de cómo está el panorama en España de forma variada y alejándome de mi profesión que está en las antípodas de 'La cantina...'
-¿Coincide con otros autores de novela negra en que la realidad supera sus propias novelas?
-Sí y de hecho a veces leemos cosas que han ocurrido en la vida real, en lo que se refiere a homicidios u otros sucesos, y pensamos que eso no tendría cabida en nuestras novelas porque a los lectores no les parecería verosímil. Por eso yo lo que intento hacer es mezclar realidad y ficción.
-¿Trabaja en nuevos libros?
-Suelo ir bastante adelantado al calendario editorial y lo siguiente que voy a publicar es un thriller negro que no tiene nada que ver con estos aunque con las mismas características de estilo que reconocen mis lectores.
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