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Ser mujer y ser artista es una manera de vivir entre equilibrios. Una labor callada que en los últimos años se está intentando visibilizar como una forma de pagar la deuda histórica que la historia del arte le debe a todas esas mujeres que nunca ... aparecieron en los libros de texto. Santiago Martínez, comisiario de la exposición 'Sin límites' que se inauguró ayer coincidiendo con el 8M en la sala Concepción Arenal, en el edificio de la Biblioteca Central, tiene claro que ya va siendo hora de que las mujeres dejen de hacer equilibrios y se traspasen los márgenes para poner en primer plano los trabajos de seis artistas contemporáneas que, con sus obras, rompen fronteras. Ellas son Arancha Goyeneche, Cristina del Campo, María Gimeno, Natalia Pastor, Marina Vargas y Carmen González y la muestra es iniciativa de la Consejería de Cultura del Gobierno regional organizada por la mesa de Artes Plásticas y Visuales del Consejo Cántabro de Cultura.
Los trabajos de estas creadoras, que se podrán visionar hasta el próximo día 31 de marzo, fueron inaugurados ayer por el vicepresidente y consejero del área, Pablo Zuloaga; la directora de Acción Cultural, Gema Agudo; cuatro de las seis artistas –las otras dos viven fuera de España– y el propio Santiago Martínez quien además participará en una serie de visitas guiadas por la exposición que se desarrollarán los fines de semana.
Santiago Martínez explicó que esta exposición es una «panorámica amplia» del arte contemporáneo hecha por mujeres y un reflejo del arte actual a través de distintas disciplinas de la creación plástica y audiovisual. «Estas obras son el reflejo de la realidad social y cultural que estamos viviendo», apuntó Martínez, quien añadió que los trabajos expuestos también harán cuestionarnos los límites del arte, que, a su juicio, «se han perdido ya».
Las artistas recurren a su obra para hacer reflexionar al espectador sobre si es necesario «dar un revolcón» a los cánones sociales aprendidos, tal y como destacó el comisario quien también realzó la panorámica «multigeneracional» que ofrece esta propuesta con seis artistas formadas en décadas distintas.
Según explicó, la muestra está representada desde dos perspectivas. Por un lado están las piezas de Cristina del Campo (Riosapero, Cantabria, 1981) que en la actualidad trabaja en Suiza y que por eso no asistió al acto, Arancha Goyeneche (Santander, 1967) y Carmen González, Salamanca, 1973) que en sus últimos trabajos «han mostrado su interés en indagar en las posibilidades del arte y sus derivadas», según dijo. Y lo hacen con un trabajo que gira de lo bidimensional a lo tridimensional y en el que los materiales juegan un papel muy importante para romper los límites de los márgenes.
Por otra parte están las obras que él considera más reivindicativas socialmente. Unas piezas que «recurren al arte para hacernos reflexionar y que nos hacen pensar sobre la idoneidad de los patrones establecidos». Son las obras de María Gimeno (Zamora, 1970), que tampoco acudió porque vive y trabaja en Londres, Natalia Pastor (Lavina, Asturias, 1970) y Marina Vargas (Granada, 1980).
Fue precisamente esta ultima la encargada de hablar en nombre de todas sus compañeras haciendo referencia a su condición de mujer, de artistas y al 8M. «La mejor manifestación está en el posicionamiento y la cultura es una forma de manifestación. El femenismo es un actitud diaria y no podemos perder todo lo que hemos conseguido», aseguró. En un plano más personal quiso reivindicar la visibilización de enfermedades como el cáncer de mama que ella misma sufre y de romper los tabúes que existen en este tema. Por último hizo dos peticiones: «que no se juegue con los chantajes emocionales del abuso de poder» y «fomentar el autocuidado como el mayor acto político en este momento».
Sus palabras acabaron con un gran abrazo de todas ellas. Un símbolo de unión y lucha a la que se suma el vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga quien recordó que «la Cultura se ha convertido en un vehículo de salida de la crisis laboral, personal, económica...»
Zuloaga destacó que esta exposición, fruto del trabajo desarrollado durante el confinamiento con el Consejo Cántabro de Cultura, es un ejemplo de convocatorias culturales diseñadas de «abajo hacia arriba», lo que, según resaltó, tiene «infinitamente más valor» que una exposición sobre el 8M diseñada desde el ámbito político.
«El de estas mujeres es un ejemplo que tenemos que cuidar», defendió , al tiempo que deseó que esta muestra represente «un himno» al Día Internacional de la Mujer al no poder salir a la calle a manifestarse como otros años.
Cristina del Campo. (Riospero, Cantabria, 1981). Profundiza sobre los conceptos de fragmento y recontextualización.
Arancha Goyeneche. (Santander, 1967) Traspasa limites hacia el volumen y la escultura.
María Gimeno. (Zamora, 1970). Dos piezas de videoarte, un dibujo y un collage reivindican a la mujer en el arte.
Natalia Pastor. (Laviana, Asturias, 1970). Su trabajo performativo reflexiona sobre los espacios físicos y psicológicos.
Marina Vargas. (Granada, 1980). Quiere romper tabúes sobre la mujer y el tratamiento a las personas con cáncer.
Carmen González. (Salamanca, 1973). Su discurso abraza las nuevas posibilidades de la creación.
Santiago Martínez. Suances, 1963). Profesor de Historia del Arte y comisario de la muestra.
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