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C. R. VIDONDO
Santander
Martes, 17 de agosto 2021, 09:01
Lucía Lacarra (Zumaia, 1975) es finalista en los Max como mejor intérprete de danza con 'Fordlandia', un espectáculo multidisciplinar que surgió durante los meses de confinamiento en su hogar. Consta de seis coreografías entre las que se intercalan pequeñas piezas cinematográficas sobre música de ... Chopin, Sviridov y Pärt. Todas ellas han surgido «de la necesidad de evadirnos y de volver a ver la luz al final del túnel».
«No hay una historia narrativa, simplemente, somos nosotros» explica la bailarina, que se estrena como productora en colaboración con el bailarín canadiense Matthew Golding. «Durante mi carrera me han ofrecido cosas maravillosas, pero ahora vamos a hacer algo totalmente nuestro y esa es una experiencia mucho más enriquecedora de lo que cualquier coreógrafo te pueda regalar», asegura.
Toda la planificación, elaboración y producción de esta obra parte de sus vivencias con la llegada del virus. «Para nuestra profesión el confinamiento fue muy duro, pues nosotros necesitamos de la gente, sin distanciamiento social, así que decidimos hacer algo positivo con todo ese tiempo que cayó en nuestras manos tras tantos meses de gira intensa». Muchas horas al teléfono en conexión Zumaia-Ámsterdam en las que el dúo trazó las primeras líneas de esta pieza que, tras la Quincena donostiarra, donde ella debutó en 1995, recala en el Festival Internacional de Santander el próximo jueves.
Fordlandia fue una utopía que Henry Ford consiguió trasladar a la realidad en los años 30. A orillas del río Tapajos, afluente del Amazonas, estableció una población de 20.000 hectáreas de caucho para abastecer a todas sus fábricas. Su inagotable ambición llevó a que sus trabajadores abandonaran el lugar, que, pocos años más tarde, se convirtió en una ciudad fantasma. Una imagen que evoca las calles vacías de los peores meses de la pandemia.
Para Lucía Lacarra, 'Fordlandia' es un sueño personal, un viaje interior que comienza en un sobrecogedor teatro vacío, como lo estaban todos durante el confinamiento, y se va acercando al mundo exterior». Un bosque holandés, donde se encuentra Golding, y el flysch de su localidad natal, desde el que observa Lacarra, muestran aquellos meses de distanciamiento. La obra termina con la única pieza que no es de nueva composición y que ya ambos bailaban antes de la pandemia. «Es como una manera de cerrar aquel capítulo volviendo juntos a lo que hacíamos antes».
Fue la música, precisamente un álbum de Jóhann Jóhannsson titulado 'Fordlandia', lo que originó la avalancha de ideas que vino después. «La música de ese álbum es hipnotizante y a medida que fui investigando sobre él, me fascinó cada vez más».
A la espera de lo que ocurra en los Max, que se entregarán el 4 de octubre en Bilbao, con 'Fordlandia' pretenden ayudar a escapar por un momento de esta realidad y «transmitir a la gente que, en este sueño, no hay límites ni reglas».
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