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ELENA GARUZ
Berlín.
Jueves, 17 de septiembre 2020, 07:23
El artista santanderino Okuda San Miguel ha vuelto a llevar su obra al espacio urbano con un mural en Oldenburgo (Alemania) con motivo de ... la inauguración este miércoles del Festival Internacional de Cine, lo que le ha permitido estar en contacto directo con la gente, uno de los atractivos de trabajar en la calle. «El 'feedback' es directo, ya no sólo en los procesos, sino al final de la obra y meses después y años después. Esa es la magia de trabajar en la calle», explica Okuda. Este «feedback» de la gente es «mucho más normal» en ciudades europeas como Oldenburgo; las diferencias sociales y económicas no son tan grandes, y por lo tanto trabajar resulta también mucho más cómodo que, por ejemplo, en África o India, agrega.
Okuda, que cuenta con obras repartidas por varias ciudades del mundo -numerosas en Estados Unidos y España, así como en Rusia, Cuba, Perú, Italia, Canadá, Francia y China-, reconoce así la gran influencia del marco de cada lugar en la creación de su obra. El artista asegura que siempre ha experimentado «un respeto maravilloso» y «un 'feedback' superpositivo» hacia su obra, aunque se pueda haber encontrado con algunas reticencias aisladas, como en el caso de su reciente y polémica transformación colorista del Faro de Ajo.
En Rusia, recuerda, una vecina «se volvió un poco loca» con una de sus obras, porque veía en ella «propaganda homosexual» -prohibida en ese país- donde sólo había un trabajo con toda la gama de colores, habitual en las creaciones de Okuda.
La composición del mural en Oldenburgo, que puede verse en la fachada de un edificio de viviendas de nueva construcción, es un «screen shot», un pantallazo de una de las partes del largometraje 'Puppy Love', de Michael Maxxis, cuya portada es obra de Okuda. «He rescatado los dos personajes justo en la misma posición que están en la peli, pero los he metido en mi mundo, con todo mi imaginario», explica. La idea, además, es acompañar la presentación del filme en varias ciudades con su correspondiente mural, agrega. Pintar sobre muro plano se asemeja más a los cuadros que se hacen en el estudio, lo que permite desarrollar algo más sobre todo el concepto, indica. Pero a nivel de «impacto visual» y de «crecimiento personal», Okuda prefiere cuando la arquitectura «no es plana» -una iglesia o el propio faro, precisa-, por el contraste «entre la arquitectura clásica y el lenguaje contemporáneo», que para el artista «es una pasada» y le «llena mucho».
En esta situación «tan extraña» generada por la pandemia del coronavirus, Okuda no ha dejado de trabajar y ha regresado sobre todo al dibujo. «Al final, la creación no te abandona», dice, y agrega que no ha parado de hacer cosas, «aunque sea en casa», y no al ritmo al que tenían planeado el año. No ha podido acudir a la feria de arte de São Paulo por la pandemia y sus obras viajaron hasta allá sin él y están siendo expuestas en una colectiva, y en África tenía previstos varios proyectos con su fundación. El año pasado a estas alturas el artista cántabro ya había hecho como sesenta proyectos en el espacio urbano. «De hacer sesenta a hacer cuatro, pues lo noto mucho», dice. Okuda está trabajando ahora en varias esculturas de gran formato para varias ciudades en China, donde en estos momentos se exhibe una individual muy grande, a raíz de la cual han surgido muchas propuestas en Asia, explica.
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Ana del Castillo
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