Mapa del Archivo Lafuente

A la identidad, evolución y concepto del Archivo Lafuente puede aplicarse lo que dijo Paul Klee: «El arte no reproduce aquello que es visible, sino que hace visible aquello que no siempre lo es». La edificación implicada en los fondos y colecciones que se han ido entrelazando en este proyecto busca precisamente dar luz a los discursos, teóricos, históricos y conceptuales, que tras las vanguardias y los sucesivos movimientos, muchas veces velados por las propias creaciones, han conformado el relato del arte en el siglo XX. Mientras avanza con lenta parsimonia burocrática lo que será el Centro Asociado del Reina Sofía y sede del Archivo, Lafuente mantiene las constantes vitales de un proyecto definido, celebrado y admirado más desde fuera que desde dentro de la comunidad.

En perspectiva tres grandes exposiciones configuran el nuevo paso público del Archivo al recobrar el pulso tras la pandemia. Madrid y Santander, Círculo de Bellas Artes, Palacete y CDIS son las referencias de estas nuevas ventanas que José María Lafuente abre durante los próximos meses. Pero lo realmente importante de este nueva etapa es la ya anunciada regeneración del proyecto: la notoria, significativa y poderosa construcción de «un archivo dentro del Archivo», que no solo se plasmará en exposiciones, sino que es ya un trayecto vivo, en pleno crecimiento y transformación con un objetivo diáfano: su fondo 'Transición y Contracultura 1974-1986'.

Lo confesaba José María Lafuente el pasado año, en una entrevista a este periódico, al adquirir fondos del diseñador Javier Mariscal: «Estamos construyendo un archivo que tendrá vida propia y al que se están sumando de manera entusiasta múltiples creadores. Se trata de contribuir a hacer visible un relato de lo sucedido en España durante el periodo de la Transición. Hace cuatro años que iniciamos este trabajo; explorar, recuperar, contextualizar y poner en valor determinadas miradas, gestos y actitudes que han quedado un poco orilladas de los discursos oficiales».

El Archivo Lafuente, que nunca descuida ni se distrae de su vocación pública, es decir, evitar como otros muchos ser «un archivo muerto», prosigue con su constante proyección y labor de préstamo para distintas exposiciones nacionales e internacionales, ademas de ser referente para investigadores. En este zarandeado 2020 y, tal como anunció en el Aula de Cultura de El Diario, «repensamos el Archivo y haremos un plan a tres, cinco y diez años».

El nuevo fondo, compuesto en la actualidad por más de doce mil ítems, se empezó a gestar en 2016 a raíz de los encuentros mantenidos con el artista Ceesepe. La adquisición de su obra de los años setenta -principalmente dedicada al cómic-, propició nuevas investigaciones por parte del Archivo con el doble objetivo de rescatar a un elenco de autores, marginales muchos de ellos, que ayudasen a configurar y completar un mapa de una época: la de la Transición. El Archivo ha podido reunir esta ingente colección de elementos, la mayor parte inéditos. Obras originales, fotografías, revistas, fanzines, maquetas, discos, carteles... constituyen el amplio espectro de materiales. La nómina pasa por Alberto García-Alix, Ouka Leele, El Hortelano, Miguel Trillo, Tino Calabuig, Nazario, Antonio Pamies, Josep Farriol (Pepicheck), Miquel Farriol, Javier Montesol, Salvador Costa y Montxo Algora, entre otros. Además, cabría citar los archivos de las revistas Poesía, Ajoblanco y Star; los fondos de los diseñadores gráficos Alberto Corazón, Diego Lara, America Sánchez, o de críticos musicales, como Jesús Ordovás. Este conjunto se va integrando ahora en el Archivo Lafuente y constituye uno de sus hitos más singulares.

Por orden cronológico la primera de las exposiciones previstas por el Archivo Lafuente tendrá lugar desde final de julio en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y sirve de tarjeta de presentación de otro pilar de este relato integrado en el Archivo mayor. Esta propuesta integrada en la programación nacional de PHotoEspaña (antes de su cita específica para Santander) está vertebrada por la obra de Miguel Trillo (Jimena de la Frontera, 1953) ligado a los fotógrafos de la revista Nueva Lente, publicación que impulsó la renovación fotográfica de esos años en el contexto de la aparición y desarrollo de una nueva cultura fotográfica en España. Una «cultura en la que las fotos llegaban por un lado a las salas de exposiciones y, por otro, veían la luz en las nuevas revistas y fanzines que se publicaban en el ámbito de la contracultura», como el fanzine del propio Trillo, 'Rockocó', cuyos originales figuran entre los documentos del Archivo Lafuente.

Las primeras fotografías de conciertos tomadas por Trillo son de 1978, y hasta mediada la década siguiente se convirtieron en un sistemático explorador de las nuevas estéticas musicales londinenses (punks, heavies, mod...), que conoció en sus vacaciones como profesor de Literatura en institutos, y de sus versiones madrileñas. Trillo ha documentado la evolución de las estéticas subculturales desde finales de los setenta hasta nuestros días. El trabajo ofrece «un retrato colectivo de una sociedad en proceso de transformación hacia la Modernidad». El Archivo Lafuente reúne cerca de doscientos documentos, entre carteles, invitaciones, revistas (ejemplares de Rockocó, Sur Exprés o Ajoblanco) y las maquetas con las páginas originales de 'Rockocó'.

Junto a esa publicación, 'Callejones y avenidas' y 'Madrid, las calles del ritmo' fueron fanzines con los que el autor realiza «un intento de representación de una sociedad que ha evolucionado desde la humana necesidad de pertenencia al grupo».

En el catálogo previsto por el Archivo Lafuente, que aportará 330 elementos a modo de préstamo, entre páginas originales e inéditas y fotografías, un estudio de Ana García Herrá aborda en 'Retratos tranquilos de noches inquietas' las señas de identidad de Trillo y su aportación. «Su importancia dentro del Archivo reside en que su trabajo conserva la atmósfera del momento sin necesidad de palabras. Refleja modas, comportamientos, estados de ánimo y, sobre todo, modernidad y diversión».

García Herrá refiere que Trillo «no robaba su foto ni disparaba a la caza de una buena instantánea, sino que esperaba en un lugar concreto elegido por él -frente a un grafiti, un baño con pintadas, un hall de sala de fiestas, las escaleras del metro...-, a que pasara alguien que le resultara interesante y proponerle entonces posar para un retrato».

La segunda exposición, prevista en el Palacete del Embarcadero en agosto, está basada en el fondo documental del periodista musical Jesús Ordovás toma su título de una de las secciones que conformaban Diario Pop, el programa que Ordovás dirigió desde 1979 en Radio 3. 'Esto no es Hawaii', la canción de 1980 de Loquillo y Los Trogloditas, era la sintonía de la mencionada sección radiofónica, y, además, Ordovás utilizó también el título para uno de sus libros de referencia sobre la Movida madrileña.

La muestra abordará, a través de unos 225 elementos, tanto la creación artística como la musical de este movimiento contracultural, e incluirá obra original, revistas, fanzines, fotografías..., más una sección dedicada a la Cascorro Factory, fundada por Ceesepe y García Alix en 1974.

Ya en septiembre, como se avanzó, el Archivo comparecerá en PHotoEspaña Santander, en la reapertura del CDIS.

En su nueva colaboración conjunta organizan esta exhibición de retratos de personajes del mundo cultural español, seleccionado de un fondo que abarca desde los años 70 hasta la actualidad, tomados por Jordi Socías, que pertenecen al fondo que posee el Archivo sobre este fotógrafo. La colección está compuesta por unas cien instantáneas de las que en esta ocasión se mostrarán solo los retratos (cuarenta en la sala y unos ochenta en el catálogo que Ediciones La Bahía publicará con motivo de esta exposición).

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