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187 faros bordean la costa española. Cada uno de ellos con una cadencia luminaria y un tempo que los distingue del resto. Su misión es servir de guía. La creatividad, el emprendimiento y la juventud, son las metas en las que, desde hace seis años, fija su haz otro faro, el del Festival de Cine de Santander (FCS ).
Habitando los espacios del Centro Botín, con el mar como telón de fondo natural de sus propuestas, lo que nació como una semana de actividad en torno al séptimo arte, un proyecto piloto dirigido a directores de cine, ha ido consolidando su presencia. La propuesta comandada por Morena Films y el centro de arte santanderino, desarrolla su actividad también en la Filmoteca de Cantabria Mario Camus y Casyc, haciendo llegar la marea de cine a distintos puntos de la ciudad.
El diseño elaborado por la artista cántabra Lucía Gorostegui para el cartel de este año, combina la fuerza de las olas, a imagen de las nuevas creaciones que irrumpen en el panorama donde los grandes referentes se consolidan, como faros hacia los que mirar para encontrar el camino correcto que lleva a tierra firme.
En la edición del pasado año, el FCS añadió a su planteamiento dos categorías de competición, con el cine como eje principal, pero sin dejar de lado otras manifestaciones como el videoarte o la literatura. Y de ambas manifestaciones habrá muestras en los próximos días.
María, Nacho y Suso, amigos de toda la vida, tendrán que afrontar la muerte de uno de ellos, como han hecho durante toda su vida, juntos. La muerte también toma cuerpo en la historia de Maryam, condenada por asesinar a su marido y sujeta a las decisiones en la televisión en directo de la hija de este. En Kenia, quedará atrapado un equipo de rodaje durante la crisis del covid, que presenciará cómo la vida salvaje adopta comportamientos nunca vistos. Otro viaje realiza Boa Mistura, que desde hace 12 años interviene en comunidades de todo el mundo con su arte muralista. Historias alejadas entre sí que comparten un lenguaje artístico. Como las luces de los faros, todas con un idioma propio que las identifique, aspiran a emocionar, asustar, divertir o hacer reflexionar a los espectadores fotograma a fotograma.
Estas son algunas de las historias que tomarán las pantallas del festival durante la semana de proyecciones. Se articularán en seis secciones: Óperas Primas, Cantabria Infinita, Medio Ambiente, Sundance TV, Orígenes y Homenajes.
El productor Álvaro Longoria, decía en 2017, al término de la primera edición, de cuatro días y denominada Semana Internacional de Cine de Santander, que «el apoyo y el cariño del público» les animaron a repetir la experiencia. Hoy, Longoria, que codirige el festival junto a Lucrecia Botín, destaca los 12 estrenos que presenta el certamen en su séptima edición, así como el hecho de contar con la presencia de sus productores y directores: «Marca la diferencia poder traer a las personas que hacen el cine y generar ese acercamiento. Además, en esta segunda edición del Festival son más los nombres presentes, lo que hace crecer al certamen». Un crecimiento que, también en este sentido, se plantea con la sostenibilidad como elemento clave. Desde la organización tratan de que este principio se filtre hasta los más pequeños detalles. Así, los premios, realizados en madera de haya por el artesano Leandro Postigo, continúan el camino de «provocar una huella cero y mantener su sensibilidad con el medioambiente». En este mismo sentido, se han reciclado los carteles de la anterior edición para la elaboración de las bolsas de bienvenida que se entregan a los asistentes, a través de la empresa de reciclaje Pasopalma.
Junto al amplio programa de proyecciones, está prevista la entrega de galardones que con el faro como símbolo reconocerán a personas y entidades cuyas trayectorias han contribuido a engrandecer el patrimonio cultural y cinematográfico de España e Iberoamérica.
El primero de ellos, tras el acto inaugural, el próximo día 14. Será el Faro Verde, un galardón que se entrega en cada edición a una compañía o a un profesional de la industria cinematográfica, como reconocimiento a su labor de promoción del entorno natural y los cuidados del medioambiente y que en esta edición recae en RTVE, «por su importante compromiso con el medioambiente a lo largo de toda su historia y en su programación», a través de programas como 'Aquí la Tierra' o 'El Escarabajo Verde'. En anteriores ediciones lo han recibido Greenpeace o National Geographic España, entre otros
Al día siguiente, en la jornada del día 15 (20.30 horas), el director cántabro Manuel Gutiérrez Aragón recibiría el Faro de Honor. El Faro Dos Orillas recaerá, el sábado 16 (20.30 horas) en Maribel Verdú, actriz de notable recorrido y una de las intérpretes más laureada y respetada del panorama nacional. La última jornada del festival reunirá a Karra Elejalde y Carmen Machi fuera de la pantalla, donde han compartido papeles en numerosas ocasiones, que coincidirán en esta ocasión como Faros de Honor. En todos los casos, los actos se desarrollarán en el anfiteatro del Centro Botín. En ese mismo espacio, el FCS ha planificado una jornada de cine infantil con la proyección de 'Minúsculos 2', de Heléne Giraud y Thomas Szabo, el día 15 (18.00 horas) y una sesión de cine familiar en la que se podrá ver 'Campeonex' de Javier Fesser, el día 17 (17.30 horas).
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Como colofón a la semana de actividades, la Filmoteca acogerá el día 20 la entrega de premios de la Sección Cantabria Infinita y el Centro Botín, el día 21, los galardones de los Cortometrajes de Medio Ambiente y Óperas Prima, antes de clausurar esta edición con la proyección de 'La voz del sol', de Carol Polakof.
En total, siete Óperas Primas se estrenarán en Santander: 'Amigos hasta la muerte', dirigida por Javier Veiga (que compite también en la sección Cantabria Infinita); 'Un sol radiant', dirigida por Mònica Cambra y Ariadna Fortuny, 'Mi última condena', dirigida por Juan Mata, 'Crossroads', dirigida por Dan Barreri, 'Martínez', dirigida por Lorena Padilla, 'El siervo inútil', dirigida por Fernando Lacolla y 'La voz del sol', dirigida por Carol Polakoff.
El festival cuenta, además, con un espacio para la reflexión y el debate sobre el sector, orientado a los profesionales de la industria cinematográfica. Entre los temas que se tratarán a lo largo de la semana está El bosque del cine y nuevos proyectos de compensación de huella, siguiendo la estela que de manera novedosa se inició el año pasado, con la plantación de árboles; 40 hectáreas de la llamada Faja Mancomunada, que discurre entre Alfoz de Lloredo, Comillas, Ruiloba y Udías. Los participantes tendrán ocasión de ampliar este año el número de ejemplares sembrados.
También, se abordarán los nuevos retos de la inteligencia artificial en el audiovisual y los derechos de autor o el futuro y evolución del formato de documentales para finalizar con la caída de las plataformas y el resurgir de la producción independiente.
Sería complejo entender el calado que el cine tiene en la sociedad, desde sus primeros tiempos, sin ponerle rostros y nombres propios de artistas que en su individualidad, han sido muchos. De villanos a víctimas si el papel lo demanda, de hijos a padres o abuelos según cambian sus registros y los rostros avanzan con la edad, inclemente un estilo de cine que busca el éxito rápido, a la pérdida de la belleza.
Para un intérprete, sin embargo, el éxito radica en la capacidad de ser olvidado cuando un personaje sucede a otro, de que en cada metraje, sea la suya la única historia relevante y, con la suma de todos, hacer de la versatilidad y los mil rostros el elemento identificativo de una carrera. Rasgos, estos que comparten los galardonados que recibirán los Faros de Honor por sus trayectorias.
Tanto Carmen Machi como Karra Elejalde contarán con un programa dedicado a ellos dentro de la Sección Homenajes el día 21. En el apartado dedicado a la actriz se proyectará 'La voluntaria' y 'Cerdita'. En el caso de Elejalde se podrán ver: 'También la lluvia', 'Mientras dure la guerra' y 'Airbag', dirigida por Juanma Bajo Ulloa, de la que se celebra este año el 26 aniversario de su rodaje, que concluyó en Santander.
Machi y Elejalde coincidieron como pareja cinematográfica en la popular 'Ocho apellidos vascos' y «recibirán este merecido reconocimiento que otorga el FCS, tras más de treinta años dedicados a la interpretación». La madrileña es conocida por sus apariciones en series de televisión como las exitosas 'Aída', '7 vidas', 'Arde Madrid', o películas como 'Que se mueran los feos' y 'La Estrella', además de obras de teatro, como 'La tortuga de Darwin'. El director y guionista vasco se inició como actor con la película 'A los cuatro vientos' y ha protagonizado recientemente filmes como 'Vasil, '100 metros. Antes, el día 16, será Maribel Verdú la que recoja el Faro Dos Orillas, con el que reconoce su «brillante» carrera, desarrollada entre España e Iberoamérica.
D esta forma, el FCS rinde un homenaje a la actriz, que estará presente en el acto, por su reconocida trayectoria, que le ha llevado a trabajar con destacados directores españoles y latinoamericanos, a lo largo de su dilatada carrera. Como refrenda el galardón, numerosos directores latinoamericanos han confiado en ella para dar vida a las protagonistas de sus historias. A este lado del atlántico, directores como Vicente Aranda, Carlos Saur, Fernando Trueba o Cesc Gay han trabajado también con ella en diferentes proyectos.
Además de la entrega de este premio, se desarrollará una retrospectiva con la proyección varias películas de la actriz, que incluyen las películas 'El Laberinto del Fauno', dirigida por el oscarizado Guillermo del Toro; 'Blancanieves' de Pablo Berger; y 'Felices 140', de la directora Gracia Querejeta.
PhotoEspaña Anna Saura, hija menor del cineasta oscense, participa en Santander en las diversas actividades de homenaje a su padre
«Era como un niño que descubre el mundo y le interesa todo lo que ve». Entre los recuerdos de Anna, la más pequeña de los hijos de Carlos Saura, está su madre contándole los veranos que pasaban en Suances, un lugar que en su cabeza estaba poblado de frío y que en los últimos días ha redescubierto soleado y apetecible en un tour por el norte que terminó en Santander. En la capital cántabra asistió a la inauguración de la exposición 'Agente revelador', que reúne, en la galería Juan Silió, fotografías de su padre, el icónico cineasta fallecido en febrero de este año. Una muestra que representa la apertura oficial del festival PhotoEspaña Santander y Cantabria. Aquí, dentro del Festival de Cine de Santander, se le rendirá homenaje el día 16 con proyecciones y la presentación de sus memorias.
El tiempo, el cambio de perspectiva, modifica el recuerdo. «Yo conocía el norte en noviembre o diciembre, cuando rodamos el documental de Renzo Piano», explica la productora, que en los últimos años fue mano derecha de su padre en diversos proyectos. Saura plasmó el proceso constructivo del Centro Botín, recogió voces y visitas al estudio en el que, el ahora reconocible edificio, era solo un dibujo sobre la bahía. Y del mar, a la tierra, porque Saura también se adentró en el pasado de Altamira. En 'Las paredes hablan' buscó el diálogo entre el arte primigenio y las nuevas corrientes. Un documental en el que aparece, de manera recurrente, con una de sus múltiples cámaras de fotos colgadas del cuello, esas con las que acumuló miles de imágenes, que conforman un archivo de dimensiones colosales, en el que adentrarse, aun siendo conocido, ha sido una aventura.
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Ha sido y «sigue siendo», concreta su hija. Saura conservó algunas fotos con orden, con los negativos digitalizados, como las que se muestran en Juan Silió. Otros cientos y cientos esperan a ser atendidas. A la vez, su familia se ha sumergido en «todos los textos que escribió en su vida» y que integran 'De imágenes también se vive', el libro que, a modo de memorias, acaba de ver la luz «Empezamos hace como un año y medio, cuando él estaba vivo y muy activo» e iba dando indicaciones sobre cada foto y los recuerdos que alumbraba. A partir de diciembre, ya con él iniciando la despedida, «se convirtió en un descubrimiento ir viendo su archivo, un proceso diferente y muy bonito». Para Anna, la recopilación de miradas que su padre elaboró durante décadas «es memoria de España». Un recorrido que parte de los años 50 y que llega a la actualidad. Un trabajo hecho de forma desinteresada, de la mano de una agenda profesional que le llevaba y traía de viaje y una suma de experiencias personales, con su familia como foco del objetivo.
Una memoria de España conservada por la labor minuciosa y detallista del oscense, pero que, a juicio de su hija, debería estar amparada institucionalmente. «Existe poco material así, porque no había un acceso a cámaras de fotos como tenemos hoy y por supuesto, no había cámaras de vídeo». Eran pocas las personas que, como él, por motivos diversos, por trabajo «o por curiosidad», cogían su coche y alargaban el recorrido para detenerse y fijar los momentos. «Las fotos, por ejemplo, de la exposición, son de una España que no te crees porque hoy ya no existe, ni pensamos que existió». Las casas de adobe, los gitanos nómadas, los arrieros…
Esa curiosidad «insaciable y constante» que menciona fue uno de los motores de Carlos Saura. «En todo». «Desde que era joven y hasta los últimos meses, siempre estaba atento, hecho a la época que tocaba». Los deportes despertaron su interés en esa última etapa. También la música. Qué se hace, quién lo hace, cómo lo hace. Rosalía o Shakira «le encantaban», indagaba vía YouTube, con su móvil… «Eso le llevaba a estar en los pies con la realidad en la que vivía y, extrapolado a toda su vida, le hacía coger un coche y recorrer España para ver qué había». Quienes vivían, dónde, qué hacían los niños o sus abuelas. «Ese testimonio gráfico es la exposición y lo que tenemos en el archivo».
Entre los dos lenguajes que Saura manejaba con maestría «no había grandes diferencias». De hecho, siempre explicó que llegó a uno (el cine) por el otro (la fotografía). Concebía el trabajo de una forma muy visual; dibujaba los guiones, trabajaba con Photoshop o en el laboratorio para imaginar cómo quedaban los planos. Había una relación intensa. En ese sentido, el cine le permitió contar historias «como él quería». Era el arte total que aunaba todos los que le gustaban. De ahí que su visión fotográfica tenga tanto de cinematográfica. «Sus fotos tienen mucho movimiento, mucha vida; no son estáticas y siempre tienen un por qué», explica su hija. Si bien, matiza, en los últimos veinte años, hacer esas películas que le gustaban, era mucho más complicado. «Nos movemos en un cine más comercial y él continuó haciendo fotos que quizá no tienen tanto que ver con sus últimas películas, pero del 90 atrás, comparten estética».
De todos sus hijos, el mayor, Carlos Saura Medrano es el que más ha heredado esa parte tan visual, de la que todos tienen un poco, «porque quieras que no, hemos vivido con ello», pero «ninguno de la forma en que lo hacía él, que era totalmente innato y apasionado». En esas memorias relata que era algo totalmente innato. Su vecino le regaló líquidos con los que pudo revelar los primeros negativos de una cámara iniciática. Ese agente revelador al que hace referencia el título de la exposición. Tenía apenas doce años y fue el inicio de una relación de ocho décadas.
En torno a la casa de Collado, esa que Saura compró con el dinero que ganó con 'Carmen', en medio del monte, donde se acumula su legado, planea la idea de crear una fundación, un espacio en el que otros puedan adentrarse en su universo y trabajar a partir de esos materiales. «Estamos en ello y en los próximos meses veremos si lo podemos llevar a cabo», confirma Anna. Una idea que los seis hermanos llegaron a compartir con su padre. Que la casa sea un punto de encuentro, de creación. Saura no se preocupaba demasiado de su legado; una vez terminado un proyecto, lo daba por finalizado y uno de los grandes dilemas con él era la promoción de las películas. «¡Pero si yo ya lo he hecho!», razonaba respecto al trabajo concluido. Sin embargo, sí estaba pendiente de su casa, donde se inspiraba y se sentía especialmente bien a nivel creativo. «Él pensaba que era muy joven y nunca se iba a morir», por eso nunca se concretó demasiado qué hacer cuando no estuviera, pero sí se fraguó un plan para muchos a partir de la mirada de uno.
Para quien visite 'Agente revelador', Anna Saura espera una reflexión en torno a «quiénes éramos y quiénes somos ahora y en esas fotos lo ves». Además, esa mentalidad de la que Carlos Saura era militante, de mostrar interés por todo cuanto nos rodea, como forma de alimentar la vida.
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