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'Mario Camus según el cine' es el título del documental que Sigfrid Monleón (Valencia, 1964) dedica al cineasta cántabro. Un trabajo que se preestrenará mañana, a las 20.00 horas, en la Filmoteca. El largometraje viaja por los temas e inquietudes del director de ' ... Los santos inocentes', buscando sus principales motivos de reflexión y la forma cinematográfica con la que articulaba las historias el cineasta. La proyección contará con la presencia el realizador del documental y los productores Ariane Films y Trueba & Trueba que participarán en un coloquio con el público. La película cuenta con el patrocinio del Gobierno de Cantabria.
-¿Cómo surgió esta película?
-Llevaba varios años con la idea de dedicar un documental a Mario Camus porque siempre me ha parecido que es un ejemplo en la dirección de cine, con una trayectoria larguísima y que su mirada y actitud representa lo que para mí debiera de ser un director.
-¿Mientras rodaba la película descubrió algo de Mario Camus que desconocía y que le llamara especialmente la atención?
-Pues algo que me gusto mucho: su gran humildad y su forma de concebir su trabajo. Era muy exigente consigo mismo, nunca hizo nada de forma descuidada porque era muy riguroso, y al mismo tiempo fue un director tremendamente humilde que nunca se puso ninguna flor. Era muy cabal, muy humano y terriblemente sincero en las distancias cortas. Para mí fue maravilloso poderle conocer porque tuve la suerte de compartir con él encuentros maravillosos. Era alguien fuera de lo normal.
-¿Cómo fueron esos encuentros?
-Empecé a visitarle cuando aún había bastantes restricciones por el covid y todavía íbamos con mascarilla. Dimos grandes paseos, sobre todo por la playa de El Sardinero. En ese momento vivía solo, aunque sus hijos le visitaban con mucha frecuencia, pero un hombre que le gustaba esa vida solitaria y rememorar sus inicios en el cine.
-¿Qué recordaba de sus inicios?
-Que fueron duros. Él salió de la Escuela de Cine a principios de los años 60 y si el cine español nunca ha sido fácil por aquel entonces aún lo era menos. Tuvo que hacer cuentas con lo que entonces había aquí como industria y luchar para poder vivir de algo que amaba por encima todo que era el cine.
-Ha mencionado los paseos que daba por El Sardinero junto a Mario Camus. ¿Qué significaba su ciudad para él?
-Hablaba mucho de su tierra y hay que reconocerle que desde el comienzo de su carrera siempre que tuvo oportunidad llevaba los rodajes a Cantabria y la convirtió en una protagonista más. A lo mejor porque uno de los temas de su filmografía fue el desarraigo, él llevaba sus películas a Cantabria porque era un paisaje con el que se sentía completamente identificado.
-Durante el estreno de esta película documental en el Festival de Málaga dijo que más allá de algunos títulos, el cine de Mario Camus es un gran desconocido. ¿Realmente lo cree así?
-Sí, lo creo de verdad. Camus es escapó de las clasificaciones habituales de las críticas de cine y fue un gran autor porque su mirada y su actitud estaba bien presentes en todos los proyectos que abordó y eso es ser un gran director. Más allá de 'La colmena' o de 'Los santos inocentes' es un director muy desconocido y en esta película hemos querido mostrar muchas secuencias y dar protagonismo a todas esas películas que la gente no conoce o que ha visto y que no le atribuyen a él.
-Para usted, ¿cuál es la mejor película de Mario Camus?
-Es inevitable citar 'Los santos inocentes' o 'La colmena', pero si tuviera que elegir, creo que citaría una que estrenó en 1965: 'Con el viento solano'. Se trata de la segunda adaptación que hizo de un libro de Ignacio Aldecoa, un autor que fue muy importante para Camus y con el que mantuvo una estrecha amistad. Este título no tuvo suerte en su momento, ni en la taquilla ni en la crítica, pero con el tiempo se ha convertido en una película de culto que la gente reivindica por fin y que vista hoy es deslumbrante.
-Antes de morir, Mario Camus tuvo tiempo de ver algo de esta película. ¿Qué le comentaba?
-Conforme iba avanzando con el montaje viajaba a Santander para enseñarle como iba progresando. No eran proyecciones largas, pero le daban mucha congoja porque aparecía mucha gente en ellos, como actores u otros compañeros con los que había mantenido una relación muy estrecha, que ya habían fallecido y eso le entristecía mucho. Dos semanas antes de que se fuera para siempre me llamó porque quería verla. Y cuando lo hizo se quedó contento porque pensaba que estaba todo lo que él quería contar. También me hizo alguna recomendación como que recortara algunas ideas que habían quedado demasiado sutiles y que reforzara un poco mi implicación personal en el proyecto.
-¿Y cómo cineasta qué aprendió de un maestro como fue Mario Camus?
-Que un director siempre tiene que dar lo mejor de sí mismo en cualquier tipo de proyecto y que no debe hacer nada con lo que no esté conforme. Aún tratándose de un encargo. Él mismo dirigió películas con Sara Montiel y Rapahel que le habían encargado e intervino en los guiones de muchos de esos encargos. De él aprendí ese rigor que se debe tener a la hora de poner la cámara porque hasta que no estaba satisfecho con una toma no pasaba a la siguiente.
-¿Qué otros proyectos tiene en marcha?
-Tengo alguno que también está relacionado con Cantabria, pero es muy pronto para hablar de ellos. Y me encantaría contar con la participación de los hermanos Trueba de nuevo porque ha sido un placer trabajar con ellos. Pertenecen a una nueva generación muy bien formada que sabe mucho de cine. Resulta muy fácil trabajar con ellos.
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