Martín Garzo novela la pasión amorosa como deslumbramiento en 'El último atardecer'

La pasión «como deslumbramiento y hechizo, como experiencia que nos permite recuperar la unión con el mundo y los poderes de la naturaleza; pero también como oscuridad y daño, como mensajera inesperada de la muerte». No obstante este pasado invierno veía la luz en Siruela, 'El país de los niños perdidos', un cuento sobre la pérdida de la infancia, a modo de su particular homenaje a Peter Pan, uno de los territorios inherentes a la literatura del narrador vallisoletano ligado a Cantabria. Su nueva novela adopta el título del wéstern de Robert Aldrich y el cine tiene una presencia muy importante en su escritura, especialmente 'El señor de la guerra'.

La primacía del deseo, el culto a los sentimientos por encima de la razón y la importancia del mundo de lo nocturno, de los presagios y la imaginación, son los temas que se repiten en 'El último atardecer', que se postula a la vez como un nuevo arte de amar donde se reivindican el juego y la gracia, «ya que, a pesar del dolor que quizá les aguarda, nunca hombres y mujeres son más cautivadores que cuando se enamoran».

En 'El último atardecer' se plantea ese dualismo esencial que hace convivir en el corazón humano orden y sentimiento, vida y muerte, luz de las tinieblas y luz del día. La narración se centra en María, una joven médica que llega a un pueblo de Castilla para hacerse cargo de su primer destino. Ha elegido ese pueblo a causa de una película, 'El señor de la guerra', que vio con su padre cuando era una adolescente y que desde entonces no ha podido olvidar.

Martín Garzo, habitual en las tribunas del Aula de Cultura de El Diario/Ateneo, en paralelo a su novedad literaria, dirige para la editorial leonesa, Eolas Ediciones, un colección titulada 'De la belleza'. El narrador (Valladolid, 1948) ha publicado novela, ensayo y libros para jóvenes. Muchas de sus obras han logrado galardones como 'El lenguaje de las fuentes' (1993, Premio Nacional de Narrativa), 'Marea oculta' (1993, Premio Miguel Delibes), 'Las historias de Marta y Fernando' (1999, Nadal), 'Tres cuentos de hadas' (2004, Nacional de Literatura Infantil y Juvenil), 'El jardín dorado' (2008, Premio de las Letras de Castilla y León), o 'Sesión continua' (2010, Premio Vargas Llosa de relatos), entre otros.