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En el campo de la ilustración científica, el trabajo de Mauricio Antón (Bilbao, 1961) está más que reconocido. Sus obras se han visito en museos de todo el mundo, es autor de los libros 'El secreto de los fósiles' y 'Sabertooth' y ha colaborado ... con la British Broadcasting Corporation (BBC) y con National Geographic en la producción de documentales paleontológicos. Sin embargo, sigue desarrollando y amando un oficio que él mismo reconoce sigue siendo «desconocido» por el gran público, el de la ilustración paleontológica. De niño descubrió una fascinación «a partes iguales» por los animales prehistóricos, sobre todo por los dinosaurios, y por las ilustraciones de los libros que sobre ellos caían en sus manos. «Siempre tuve claro que yo quería crear esas imágenes», tal y como explicaba ayer en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira donde se podrá ver, hasta el próximo 13 de octubre, en una exposición una buena parte de su trabajo en los últimos treinta años y en la que se ofrece abundante información sobre su oficio a medio camino entre la ciencia y el arte.
Así, en el Espacio 1973, uno de los pabellones de este museo, además de disfrutar de una serie de óleos, dibujos originales y reproducciones digitales de gran formato del ilustrador se podrá también conocer su forma de trabajar, un proceso que tal y cómo explica: «no es fruto de la imaginación desbordada o la fantasía de los ilustradores» si no que se asienta en una base científica «para crear una imagen que busca congelar un momento en el tiempo».
Contenido 'Arte y paleontología' está dedicada a la obra de Mauricio Antón y presenta óleos, dibujos a lápiz originales y algunas reproducciones en formato digital. Se completa con ocho vídeos, en los que se aprecia su proceso de trabajo.
Fechas Se podrá visitar hasta el día 13 de octubre en el pabellón Espacio 1973 del Museo de Altamira
Las secciones de esta exposición, que fue inaugurada ayer con la asistencia de la delegada del Gobierno en Cantabria, Eugenia Gómez de Diego; la directora del Museo, Pilar Fatás; la coordinadora del Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, María Carrillo y el propio artista, se abre con los primeros trabajos del ilustrador en relación con la vida del Mesozoico, sobre dinosaurios y otros animales extintos. A continuación, para profundizar en el proceso de trabajo de un paleoartista, se explican e ilustran los pasos del método de reconstrucción previo. El resto de sus trabajos se agrupan en dos secciones: 'Fósiles y animales vivientes', en la que se propone un safari por el mundo prehistórico; y 'Cosas de familia', con reconstrucciones de los parientes más cercanos al ser humano.
Para crear todas esas obras la principal fuente de información, tal y cómo explica, son los huesos fosilizados «cuya anatomía estudiamos para poder reconstruir la imagen de ese animal o homínido de dentro hacia afuera. Vamos añadiendo, un poco como hacen los artistas forenses, musculatura o tejidos blandos con una serie de capas sucesivas hasta obtener esa especie de retrato robot de la figura que queremos representar». Y para ello se hacen estudios anatómicos, paleocológicos o paleobotánicos para recrear los ambientes del momento... En fin una serie de trabajos que convierten su estudio de trabajo más en un laboratorio científico que en el de un artista plástico. «A veces, los que nos dedicamos a este trabajo tenemos la sensación subjetiva de que no somos ni artistas ni científicos. Estás sentado entre dos sillas y en el momento que todo sale bien te parece que tienes lo mejor de esos dos mundos porque por un lado satisfaces una aspiración de crear escenas que tienen una carga emocional, un misterio y un atractivo puramente estético y, por otro, tienes esa satisfacción de saber que te has acercado a conocer un pasado que realmente existió y que cuántas más piezas del puzzle vas incorporando estás un poquito más cerca de lo imposible que es de hacer un viaje en el tiempo».
Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil. «De alguna forma he tenido que crear un nicho porque cuando yo empecé la actitud hacia la ilustración desde el punto de vista de la paleontología era más bien pasiva y todas las imágenes que teníamos procedían del mundo anglosajón». Sin embargo a finales de los años 80 tuvo la fortuna, según reconoce, de encontrar un grupo de paleontólogos que le ayudaron a crear una escuela y convertir la ilustración paleontológica en un oficio que se hace aquí.
En cuento al futuro a Mauricio Antón no le asusta la llegada de las nuevas tecnologías o la Inteligencia Artificial. «El paso de dibujar con carbón vegetal y con pigmentos de óxido de hierro a pintar al óleo también fue un cambio tecnológico o una acumulación de cambios tecnológicos cada uno de los cuales ponía retos a los artistas de la época. Para mí el primer cambio de pintura tradicional a la digital ya supuso un desafío pero lo compensas con todo el abanico de posibilidades que te ofrece », explica.
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