Borrar
Mazarío pinta rarezas en un mundo raro

Mazarío pinta rarezas en un mundo raro

Siboney en casa ·

La veterana galería santanderina no se detiene y lanza en la web la nueva exposición del artista cántabro, desde el viernes, junto con una entrevista en vídeo sobre su obra

Guillermo Balbona

Santander

Miércoles, 18 de marzo 2020, 07:32

Frente a un presente raro nada como pintar rarezas. Y eso es lo que ha hecho José Luis Mazarío. 'Pequeñas' pero coherentes, con su mirada, como resquicio de un microcosmos que ahora se antoja como una ventana imprescindible. El artista cántabro, siempre constructor de otra forma de mirar el paisaje, de apoderarse del entorno, de contar el vínculo entre la naturaleza y el hombre, es el protagonista de una propuesta inédita dada la situación insólita que ha provocado la crisis por la pandemia. La veterana galería Siboney ha decidido no detenerse y abrirá en su web, desde el próximo viernes, la nueva muestra prevista en el calendario con las obras de Mazarío.

Una cita bajo el epígrafe de 'Pequeñas rarezas' que devuelve el trazo de uno de los máximos exponentes de la pintura de Cantabria desde los años ochenta. Tras un cierto paréntesis en lo expositivo, sin dejar de estar presente en numerosas muestras colectivas y proyectos, regresa de esta manera a la galería de Juan Riancho. La última gran muestra de Mazarío tuvo lugar en el Centro de Arte Faro Cabo Mayor.

La teoría de José Luis Mazarío es que los recuerdos te pueden llevar al engaño. A idealizar a determinadas personas o lugares. Él hizo el experimento y se encerró en su estudio en el santanderino barrio de Cazoña para pintar «de memoria» algunos de los paisajes que recorre habitualmente, sobre todo en las temporadas que pasa en su casa de Riaño de Solórzano.

El resultado llevó por título 'Ensueño y luz' y se pudo ver en la galería de arte Guillermina Caicoya en Oviedo.

Ahora el encierro es otro, obligado y necesario, y afecta a su pintura de otro modo muy distinto hasta reunir en el espacio santanderino sus nuevas obras mostradas a través de la web de la galería (http://www.galeriasiboney.com) y las redes sociales. Mediante esta vía se mantendrá el contacto con el público hasta que la exposición pueda abrirse físicamente en la sala de Santa Lucía.

Este próximo viernes, día 20, estará disponible la muestra para «compartir con los aficionados al arte en general y seguidores del artista en particular esta nueva serie de pinturas, la mayoría óleo sobre tabla y algún lienzo, pintadas todas ellas desde el otoño de de 2019 y hasta el presente». Su anterior comparecencia fue en 2017, con su doble cita expositiva.

La citada del Faro Cabo Mayor, que bajo el título de 'Caer en la cuenta', cuya característica consistió en que todas las obras estaban pintadas al natural y en los alrededores del mismo Faro, en las que se contemplaban distintas vistas dominadas por las distintas luces del día y de la noche, mientras que en paralelo, en la propia galería Siboney, presentaba 'Ornato y tierra' -una exposición en muchos aspectos complementaria-, en la que mostraba un repertorio de registros artísticos en tan sólo 28 metros cuadrados, aunando escultura, dibujos y terracotas que convivían y nos ayudaban a conocer el trabajo de un artista, en cuya pintura, el color toma el mando absoluto y se independiza.

Desde 1988

Mazarío expuso por primera vez hace más de tres décadas, y pese a que muchos años, y muchas cosas han pasado desde entonces, -exposiciones, ferias y muestras de grupo-, continúa siendo un artista que transita al margen de las corrientes dominantes y que permanece fiel a su ideario artístico. En el año 1999, con motivo de su primera muestra en la galería Estampa de Madrid, Guillermo Solana escribió que la pintura de Mazarío «reflejaba una personal poética de la intimidad, sus cuadros hablan de la vida lenta, del tiempo que se desliza casi imperceptible sobre las cosas».

Casi 20 años más tarde se podría mantener este párrafo en cualquier texto que hable de la pintura de Mazarío, porque es un artista con unas inquietudes y una creatividad que permanecen ligadas a una materia muy concreta, a una «argamasa pictórica» selecta, y que continúa desgranando con el paso del tiempo.

Como citaba el poeta Lorenzo Oliván en el texto para su exposición 'Caos y memoria' de 2008, Mazarío hace buena una famosa frase del Morandi: «nada es más abstracto que el mundo visible». Y continuaba Oliván: «Es ese un elemento, creo yo, indispensable para entender esta obra y que está, de muy diversas maneras y en muy distintos grados, en los ejemplos de arte que más admiro: en los bisontes de Altamira, en Las meninas o Las hilanderas de Velázquez, en el Padre Carrión de Zurbarán que hay en el Monasterio de Guadalupe, en La mujer con una balanza de Vermeer, en el Perro enterrado en la arena de Goya, en Lluvia, vapor y velocidad de Turner, pero también en lo más poderoso de Mark Rothko, de Edward Hopper o de Sean Scully».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Mazarío pinta rarezas en un mundo raro