Las Memorias de Quintanilla «revelan una personalidad poliédrica e inquieta»

López Sobrado ha dedicado años de estudio a profundizar en la vida y la obra del pintor cántabro, y fruto de ello se plasmó en el rescate de los frescos 'Ama la Paz y Odia la Guerra', que presiden el Paraninfo de la institución académica. Una historia definida por Salcines como «compleja, llena de laberintos, con incertidumbre, misterio, búsquedas y especulación».

Renacimiento ha reeditado las vivencias que Quintanilla escribió en los 60. López Sobrado editó el libro en 2004 en Edicios do Castro. Ahora se han devuelto a la luz estas memorias que no fueron nunca editadas en vida del pintor. Quintanilla, tras intentarlo infructuosamente, las lanzó al Sena aunque la familia poseía una copia. El texto se acompaña de dos estudios de López Sobrado, uno introductorio y otro sobre la recuperación de los frescos que «curiosamente fueron hechos cuando finalizan las Memorias».

Esther López Sobrado, historiadora del arte, se inició con su tesis 'Pintura cántabra en París (1900-1936). Entre la tradición y la vanguardia'. Desde entonces ha realizado un estudio exhaustivo sobre los artistas cántabros del periodo que abarca los años anteriores y posteriores a la Guerra Civil española, contextualizándolos y aportando datos obtenidos a través de una rigurosa investigación en archivos y testimonios orales. Además de los numerosos trabajos sobre distintos aspectos de Quintanilla destacan los dedicados a Santiago Ontañón, Rufino Ceballos y Ricardo Bernardo, entre otros.

Varios títulos acreditan además su dedicatoria ligada a Quintanilla, caso de 'Los cuentos de Mariviento', 'De pintura. Vidas comparadas de artistas', 'La España negra de Franco' y 'Los rehenes del Alcázar'.

López Sobrado no ha retocado el libro «para dar de ese modo más testimonio de verismo y de la forma de ser de Quintanilla. Sólo ha distribuido el texto en tres partes»: De su infancia y adolescencia santanderina, su viaje a Madrid, primero, y a París después bajo el título 'La bohemia parisina'. Su regreso a España, su viaje a Italia para iniciarse en el muralismo, sus frescos y su implicación política en la Segunda República que constituye la segunda parte. Y la tercera, la Guerra Civil, que aborda el estallido de la misma y el exilio americano con el proyecto de los frescos para el pabellón español de la Exposición Universal en Nueva York en 1939. Las memorias finalizan el 2 de enero de 1940, fecha de nacimiento de su hijo Paul.

Según la investigadora, «'Pasatiempo' no fue redactado con la idea de ser una obra completa y definitivamente cerrada». El libro comienza con una aproximación a la vida del pintor, e incluye una amplia selección de fotografías de diferentes etapas de su vida y documentos referidos a los tránsitos de su peripecia vital, muchos, de alguien que fue «un nómada geográfico y cultural». Todas ellas, en su conjunto, revelan «una personalidad poliédrica, inquieta, un tanto aventurera, insegura también, que no encontró los anclajes para una vida familiar y creativa tranquila que le permitiera una continuidad y estabilidad emocional y económica», señala Salcines.

Una amplia reproducción de obras de diferentes épocas así como una documentadísima bibliografía que incluye los libros propios, tanto los escritos por él como los ilustrados, los artículos publicados en la revista Cuadernos del Congreso para la Libertad de la Cultura editados en París entre los últimos años de la década de los cincuenta y primeros sesenta, su decena de obras teatrales, la media docena de textos inéditos más, finalmente, la relación alfabética de autores y textos sobre él. 'Pasatiempo. La vida de un pintor', apunta Salcines, «devuelve la imagen de un pintor que debiera haber tenido más reconocimiento en la historia del arte español». Sus escritos, a juicio de López Sobrado, «son de un extraordinario valor, puesto que Quintanilla estuvo en los espacios y tiempos fundamentales de la historia europea de las primeras décadas del XX». Como escritor Quintanilla, a su juicio, «es muy interesante. Un hombre muy culto, que preparaba sus trabajos literarios en ensayos o en sus dramas históricos en las bibliotecas, donde se informaba del tema sobre el que pensaba escribir».