De la mesa camilla a la tribuna cultural

«Cuando me llamó Loli Cuartango para formar parte de 'Las Matildes', la asociación era poco más que una mesa camilla, con unas mujeres maravillosas e infatigables que se habían propuesto abrir los ojos a la ciudad». La profesora de la UC Marisa Samaniego recuerda así su llegada al Centro Cultural Matilde de la Torre. Eso fue hace 40 años, cuatro décadas en las que aquella mesa camilla se ha convertido en el organismo cultural más antiguo de la ciudad y en todo un referente.

El pasado día 1 de diciembre se cumplieron 41 años desde que un grupo de la antigua Asociación de Mujeres de Hogar y Consumidoras de Cantabria se reuniera para crear un nuevo colectivo cultural, «un lugar en el que las mujeres de la ciudad con inquietudes pudieran reunirse para seguir talleres de historia de arte, teatro, idiomas o literatura», según recuerda la actual junta directiva presidida por Marisa García y de la que también forman parte Feli Vilches, Luz Torres, Pilar Bolívar, Isabel Poo, Carmen González y Pilar Cruzado.

Cuatro décadas después, el colectivo al que pronto se conoció con el nombre de 'Las Matildes' y al que se han unido muchos hombres, cuenta con un local en la calle San Celedonio de Santander y ha sabido ganarse el respeto de toda la sociedad por ser un germen cultural. «Por estas aulas han pasado nombres como el doctor Llamazares, que fue el primero en ofrecer una conferencia; Elena Diego, hija de Gerardo Diego; Pablo d'Ors; Bernardo Atxaga; José Cobo Calderón; Rafael Muros; Sara Morante; Chema Puente; Yolanda Novoa; Pureza Canelo, Jesús Marchamalo...», tal y como recuerda la junta directiva que prefiere hablar al unísono y sin personificarse en ninguna voz individual.

Las limitaciones de aforo y reunión que conlleva el covid provocaron que el año pasado el Centro no pudiera celebrar a lo grande su cuarenta aniversario, una efémeride que sí se evocó el pasado día 1 durante una cena que tuvo lugar en el Casino de El Sardinero, en la que participaron un centenar de personas y se homenajeó a tres socias nonagenarias. En esa fiesta también estuvieron Carmen Roig o Marisa Samaniego, dos de las colaboradoras más veteranas. Esta última, que insiste en que cuando ella entró a formar parte el colectivo ya llevaba un año de actividad, recuerda aquel local como «una 'madrecasa' que fue creciendo con el boca a boca y sobre todo por el ansia de sus fundadoras, que parecía, en el buen sentido, que estaban desatadas y no paraban de pensar cosas y organizar actividades».

«En Santander, entonces, la cultura estaba bajo mínimos y, desde luego, no había ningún centro cultural de este tipo. De hecho, para poder asistir a los cursos, las madres venían con sus bebés y una socia se hacía cargo de su cuidado mientras ellas participaban en las actividades», recuerda la actual junta directiva.

Uno de los invitados a la fiesta de aniversario a la que llamaron '40+1' fue el escritor e historiador José Ramón Saiz Viadero. «Intervine en la actividad del Centro desde el comienzo, colaborando con las tres promotoras -Marta Peredo, Loli Cuartango y Carmen Sánchez- en que se reconociera su existencia y tuviera un local adecuado facilitado por el Ayuntamiento de Santander, presidido entonces por Juan Hormaechea. Yo era concejal comunista y en la segunda legislatura no fue nada fácil mantener esta conquista porque alguna concejala quería cancelarla y quitarles el local, pero, finalmente, pudo mantenerse la cesión y hasta ahora», recuerda.

La elección del nombre, Matilde la Torre, fue, como todo, una decisión consensuada. «Entonces estaba muy de moda todo lo relacionado con la mitología cántabra, pero las fundadoras querían un nombre representativo», recuerda Marisa Samaniego. Así fue como «se barajaron varios nombres de mujeres ilustres de Cantabria y se optó por esta periodista, pedagoga y política», explican desde la directiva.

En esa gala de aniversario, en la que también estuvieron José Cobo Calderón y Chema Puente, Saiz Viadero rememoró la figura de Matilde Torre. «Su nombre fue para todos un auténtico descubrimiento en los años setenta, cuando yo edité sus artículos periodísticos en un libro titulado 'La Montaña en Inglaterra'. Después, Carmen Calderón, por iniciativa mía, publicó en Ediciones Tantín una monografía biográfica, donde pudimos descubrir la polifacética personalidad de una escritora, folclorista, directora de Academia y diputada socialista por Oviedo. Matilde, además de su trágico destino marcado desde su infancia -falleció su madre siendo ella una niña y después se quedó sin padre y al cargo hasta el final de sus días de un hermano con discapacidad física-, fue una mujer emprendedora capaz de superar todas las dificultades propias de su condición femenina en una época de restricción de derechos de la mujer», afirma.

Una gran mujer que sirvió de inspiración a otras que no han perdido esa vitalidad y tesón que Samaniego conoció a su llegada. De momento, la junta directiva reconoce que desde que nacieron 'Las Matildes', «Santander ha progresado mucho culturalmente pues ya hay muchos otros centros y varias instituciones dedicadas a la actividad cultural». El suyo es casi una institución y sus objetivos, por el momento, son «seguir como hasta ahora, con el mismo entusiasmo, y poder seguir contactando con personas vinculadas a la cultura».

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