Este domingo, Jaime Martín llega a Oviedo procedente de Londres, donde vive, para empezar a ensayar con la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias el que será el concierto inaugural de una de las ediciones más atípicas del Festival Internacional de Santander a causa de ... la crisis sanitaria. Martín, que estará el viernes en el Palacio de Festivales al frente de esta orquesta junto al chelista Pablo Fernández, es además el asesor artístico de un FIS que no ha renunciado a su calidad pese a la crisis sanitaria.
-Se inicia un Festival bien atípico.
-Efectivamente. Este será para mí un Festival muy especial por muchísimas razones. La primera por las incertidumbres que ha causado la pandemia con respecto a su celebración. Además este año es el primero en el que participo en mi nueva condición de asesor artístico y no como director. La tercera, porque estaré en el escenario como intérprete. Pero lo más importante es que la salud permita que las actuaciones puedan llevarse a cabo.
«El chelista Pablo Fernández es uno de los artistas españoles con más proyección internacional»
-Háblenos del concierto inaugural
-Además de la Sinfónica del Principado de Asturias estará en el escenario, como solista, el violonchelista Pablo Fernández. Algo que me hace especial ilusión. Ya tenía ganas de trabajar con él por su extraordinaria calidad. Ha sido premiado en el Concurso Tchaikovsky de Moscú y el mes pasado ha firmado un contrato en exclusiva para Sony Clásica. Es uno de los artistas españoles con más proyección.
-¿Qué más aporta a la actuación?
-Cuando tuvimos que cambiar el programa del Festival, pues el que teníamos cerrado ya no se podía hacer porque las orquestas que teníamos confirmadas no iban a poder desplazarse hasta aquí, decidimos que Pablo Fernández es el mejor ejemplo de la extraordinaria calidad de los artistas nacionales. En esta actuación interpretará las 'Variaciones sobre un tema rococó' de Tchaikovsky.
-No es la primera vez que dirige a la Filarmónica del Principado de Asturias.
-Tengo una relación bastante estrecha con esta orquesta que he dirigido en varias ocasiones en los últimos años y para mí siempre es una alegría trabajar con ella. Tanto por su cercanía como por su vinculación con el FIS creo que era la ideal para abrir esta edición. Con el que sí voy a trabajar por primera vez es con Pablo Fernández. Aunque no la última porque en septiembre voy a hacer con él un concierto en Suecia y otro más tarde en Irlanda. Llevaba años esperando poder trabajar con él.
-¿La crisis sanitaria hace que este concierto se plantee de alguna forma especial?
-Sí claro. El distanciamiento social se trasladará también al escenario. Los artistas no estamos acostumbrados a actuar así, separados para que cada sección de la orquesta esté segura. Para mí, como director, esto es un reto. En este último mes ya he dirigido conciertos en estas condiciones, en Suecia y en Madrid, y curiosamente he notado que a los músicos este distanciamiento les lleva a buscar el contacto a pesar la separación. Y aunque parezca increíble hace que al final toquen más juntos que habitualmente. Es algo mágico.
-Es su primer año como asesor artístico del FIS. ¿El coronavirus ha impedido que presenten el programa que hubieran deseado?
-En marzo, cuando se decretó el confinamiento el Festival ya estaba cerrado y de repente hubo que empezar a pensar en uno nuevo. Lo que estaba claro es que iba a ser muy difícil para las orquestas y solistas extranjeros desplazarse hasta España. Así que pensamos que si de alguna forma podía celebrarse era con músicos españoles que afortunadamente los hay con una gran calidad.
-¿Y está satisfecho con el programa definitivo?
-Tenemos la suerte de poder contar con la Orquesta Nacional que hacía ya tiempo que no se pasaba por Santander y que va a ofrecer dos conciertos con su director titular David Afkham y de que vengan también Josep Pons y Javier Perianes. Tendremos además a tres grandes artistas solistas internacionales como Joyce DiDonato, al que la pandemia le pilló en España, Grigori Sokolov y Arcadi Volodos. Así que creo que lo que el Festival va a ofrecer este verano es prácticamente un milagro porque hace dos meses no me hubiera podido imaginar que íbamos a tener un programa como este en el que se combinan grandes artistas nacionales como internacionales como Semyon Byschkov que dirigirá la Orquesta de Euskadi. La única excepción que tenemos de una orquesta extranjera son Les Musiciens du Louvre con Marc Minkowski que desde el principio dijeron que querían estar aunque tuvieran que desplazarse en sus coches.
-¿Le preocupa la respuesta del público?
-Pues esa era la gran duda que teníamos durante el confinamiento. Por lo que estamos viendo hasta ahora está claro que la gente quiere recuperar la vida social. Por supuesto con las restricciones y con medidas de seguridad. Pero el ejemplo del Teatro Real, que en julio decidió hacer 27 representaciones de 'La Traviata' y se vendieron todas las entradas en dos días, me hace ser optimista. Somos humanos y necesitamos contacto y, aunque ahora tengamos que mantener distancia, eso no nos impide compartir experiencias.
«Necesitamos compartir experiencias porque nos hemos dado cuenta de lo que en realidad echamos de menos»
-La música ha sido una gran compañera durante el confinamiento. ¿Se debería haber considerado un servicio esencial?
-Siempre ha sido un servicio esencial y creo que no hace falta salir a un balcón a tocar para que la gente lo sepa. Cada cosa que hacemos en la vida, desde mirar la televisión, ver una película o asistir a cualquier acto social está acompañada de música. Y lo que ocurrió durante el confinamiento en los balcones o en internet ha servido para acercar a los artistas al público.
-¿El sector se va a resentir tanto como se auguraba al principio de la crisis?
-Sí. Va a ser duro y está siendo duro, pero para todos los sectores que tienen contacto con el público. A partir de septiembre habrá mucha más actividad musical aunque, al menos hasta diciembre, con menos músicos en el escenario. Hay esperanza. Hemos pasado unos meses muy duros, pero el público necesita compartir experiencias porque estas semanas de confinamiento nos han hecho darnos cuenta de las cosas que echamos de menos.
-¿Qué proyectos tiene después del FIS?
-Varios. Sigo siendo director titular de la Orquesta de Cámara de Los Ángeles, de la Sinfónica de Radiotelevisión irlandesa (RTE) y de la Sinfónica de Gävle en Suecia. Luego también voy de director invitado a otras y ya tengo compromisos con todas ellas.
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