No demoniza la herramienta. Internet es solo eso; pero el uso... En el uso está el problema. «Se han liberado los demonios de la vulgaridad y no veo cómo encerrarlos de nuevo en el calabozo», matiza Basilio Baltasar, director de la Fundación Santillana, que ... participa esta próxima semana en el 4º Congreso de Periodismo Cultural, celebrado en Santander. «El ruido y la mentira que pueden hacer en un medio gratuito, masivo y anónimo es insalvable», advierte. Y lo peor es que nada de esto parece tener una solución fácil.
-El título del congreso va directo al grano: 'El linchamiento digital'. ¿Es tan grave la situación?
-Hemos llegado a un punto de efervescencia en todos los campos: la política, la cultura, la vida privada, han sido tomadas al asalto por la furia más soez, la vulgaridad más estrepitosa. Conviene advertir la gravedad de este momento. Si no adquirimos conciencia de la degradación infame de las relaciones sociales, será tarde para enmendarlo.
-Las redes sociales se plantearon como herramienta para defender el periodismo ciudadano, la información abierta por el interés general, el intercambio horizontal de información... Y se ha demostrado todo lo contrario...
-En efecto, ha sido una decepción. Y en la expectativa frustrada sale a flote nuestra ingenuidad. Caímos de bruces en la propaganda y en el entusiasmo publicitario de los falsos profetas del futuro. Una credulidad muy estadounidense pero poco europea y mucho menos mediterránea. Conviene restaurar nuestro viejo escepticismo y ser más cautos. Conviene a la responsabilidad de los padres con los hijos, de los profesores con los alumnos, de los periodistas con los lectores. Seamos prudentes y dueños de las herramientas que deben servirnos. No al revés.
-El periodismo digital, en algunos de los casos, ha dejado de ser periodismo y se ha instalado en la falacia y la mentira.
-Detrás de cada mentira hay un mentiroso interesado. Una vez comprendido el efecto letal de las fake news, el periodista debe buscar el foco tóxico y desvelar el interés al que sirve. Es la única manera de desarticular las corrosivas campañas llevadas a cabo estos años.
«Es asombroso el desparpajo del que insulta a plena luz del día sin importarle perder la poca vergüenza que le queda»
-¿Es el anonimato lo que libera ese lado más oscuro del ser humano?
-Sin duda alguna, el anonimato propicia la liberación del instintito antisocial. Aunque ahora asistimos a una nueva fase del deterioro cultural: el desparpajo del que insulta a plena luz del día sin importarle perder la poca vergüenza que le queda.
-¿Debería haber más control sobre esto, más legislación?
-Nuestra reflexión filosófica y periodística no debe conducirnos a un plan de restricción ni de prohibición. Por el momento urge levantar acta del fracaso, de la miseria moral y política que hay detrás del acoso y de la difamación orquestada en las redes. Una reflexión jurídica será inevitable más adelante; por el momento nos corresponde comprender que este desenlace será una ridícula impotencia política y cultural.
-A veces esas barbaridades se pronuncian sin control, fruto de los ánimos individuales exacerbados, pero otras veces son embustes minuciosamente orquestados que buscan fines políticos o de cualquier otra naturaleza.
-La facilidad con que se orquesta la furia de la muchedumbre delata nuestra fragilidad. Todo el edificio de contenciones, normas de buen gusto, respeto y deliberación han sido liquidadas en apenas unos años. Al periodismo le corresponde contribuir a la restauración de la credibilidad y de los protocolos informativos. También le corresponde investigar y dejar en evidencia a los patronos del juego sucio, desvelar los mecanismos rudimentarios pero eficaces que intoxican a la opinión pública. El periodismo puede rehabilitar el prestigio responsable de los medios y debe hacerlo con energía y creatividad. Contraponiendo la razón del argumento al exabrupto de la emoción afligida y agresiva.
-En redes sociales aflora lo peor del ser humano. Todas esas cuentas pendientes, asuntos personales, causas políticas, se resuelven muchas veces con discursos intolerantes, con el hostigamiento de los individuos o colectivos... ¿Piensa que esto está llevando a la sociedad a dar un paso atrás en la Historia, que los debates son más destructivos que nunca, que las pasiones están venciendo a la razón?
-Basta ver las tertulias televisadas para comprender el modelo propiciado en este perturbado momento: interrumpir, ridiculizar, hacer callar... Nos hemos metido de cabeza en una taberna digital. El ejemplo cautiva a los más impacientes, desordenados e incultos. El ruido y la mentira que pueden hacer en un medio gratuito, masivo y anónimo es insalvable. No podremos acabar con él. Se han liberado los demonios de la vulgaridad y no veo cómo encerrarlos de nuevo en el calabozo.
-La mentira crece de forma descontrolada. Y una vez difundida es muy complicado rebatirla.
-La difamación es un arma mortal: no necesita demostrar nada y basta enunciarse para destruir la imagen de sus víctimas. Si un rival poderoso quiere acabar con el competidor -con un periodista crítico, con un producto, con una escuela de pensamiento, con una medicina honesta-, lo conseguirá y lo celebrará desde la oscuridad de su impunidad delictiva.
-El desafío ahora lo tienen los medios convencionales, quizá los únicos que pueden mantener algo de cordura.
-Estoy convencido de ello. Las cabeceras de los medios de cualquier tendencia, que agrupan a profesionales solventes, podrán encauzar de nuevo el principio de respetabilidad y credibilidad. Lo importante es establecer distancias y diferencias: que bramen los intoxicadores por su lado, e informen los medios respetables por el nuestro.
-El problema es que el periodismo 'de verdad' pueda caer también en la tentación de eludir ciertos temas con el fin de evitar el 'furor de la muchedumbre' o que acomode su discurso al clic fácil.
-Los profesionales amenazados por el acoso pueden caer en la tentación de evitar los temas incómodos. No es agradable ser objeto de persecución. De ahí la importancia de este congreso: reforzar la alianza de los periodistas y blindar su obligación profesional. La complicidad de los colegas ayuda a afrontar los desagradables episodios de insulto y difamación.
-Relacionado con el clic fácil. El mayor problema que tiene el periodismo de verdad ahora es la supervivencia del modelo. Ha de encontrar una rentabilidad. ¿Está en riesgo si el sector no acierta en su reinvención?
-Todos los medios trabajan arduamente para resolver los dilemas y consolidar un modelo de negocio sostenible. La sociedad necesita los medios de comunicación independientes, respetables y creíbles. Cuando madure esta certeza, los medios recuperaran su estabilidad económica. Y cada día será más palpable la urgencia.
-Otro problema, la protección de datos. El ejemplo reciente de Facebook escandaliza a todo el mundo; pero es obvio que esas prácticas están a la orden del día en los gigantes de Internet. Sus peligros son múltiples, sobre todo para articular la manipulación política...
-Los parlamentos europeos deben emprender con energía legislativa medidas que pongan coto a la impunidad de las redes transnacionales. Está en juego la salud de la sociedad y la viabilidad del sistema. El estado debe proteger a sus ciudadanos de la piratería que propicia la nueva tecnología. Ya hemos visto de qué modo pueden crearse falsos estados de opinión y manipular la confusión en favor de opciones electorales de auto destrucción.
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