Manu Baqueiro | Actor

«Tenemos miedo a coger el toro por los cuernos y eso nos complica la vida»

–Dice que la gente está ávida de risa.

–Sí. Con todo lo que hemos vivido en los últimos tiempos, y que todavía nos toca vivir, la gente necesita reírse un poco y tiene muchas ganas de divertirse y de pasar un buen rato.

–¿Ese es el principal objetivo de 'Una semana nada más' la obra que le trae a Santander?

–Esta obra de teatro, efectivamente, va a hacer pasar un buen rato al público, pero lo que la diferencia de otras y lo que a mí más me gusta de ella es que lo hace por medio de un humor inteligente. La gente que la vea se lo va a pasar bien, pero desde un lugar interesante porque todo el mundo que la ha visto, y que nos ha podido comentar, luego se ha quedado un rato pensando en lo que ha visto. No es una de esas obras que luego ves y te olvidas y además cuenta con unos personajes con los que no es difícil identificarse.

–Hablemos de ella. Está protagonizada por tres personajes: una pareja en crisis y un amigo que se ven obligados a convivir durante una semana.

–A mí lo que me interesó de ella cuando me ofrecieron el texto es que veía muchas posibilidades de risas y muchas posibilidades de reflexión. Es una obra que habla de la cobardía a la hora de tomar decisiones que pueden hacer cambiar nuestras vidas.

–También plantea la forma en la que nos complicamos la vida. ¿Por qué hacemos difíciles las cosas fáciles?

–Es una buena pregunta que cada terapeuta o psicólogo le puede preguntar a sus pacientes. A grandes rasgos y analizando los personajes de esta obra te diría que en esta sociedad tenemos miedo de hablar las cosas y, como se dice vulgarmente, de coger el toro por los cuernos. No nos decimos lo que realmente sentimos. Vivimos encerrados en pantallas y en mensajes de texto pero nos cuesta hablar. Y de eso también reflexiona la obra que parte de una mentira, o de un no decir la verdad, que complica las cosas. Es un retrato de la cobardía o el miedo a decirnos las cosas que abunda tanto y que, en este caso, se puede aplicar a los tres personajes de la obra.

–Antes hablábamos de que la gente está ávida de risa. ¿Qué le hace reír a Manu Baqueiro?

–Me río mucho, sobre todo, con mi gente más cercana e intento hacerlo todo lo que puedo a lo largo del día. Deberíamos forzarnos más a reírnos y no a sobrepensar las cosas. Un punto de vista positivo, optimista y de energía ante las cosas que van ocurriendo es maravilloso. Así que me encanta reírme con mis colegas, con una buena película... ¡Hay tantas cosas con las que uno debe buscar la opción de reírse!

–¿Y qué es lo que le hace reflexionar?

–Últimamente estoy muy obsesionado y muy reflexivo con todo esto del calentamiento global y el cambio climático. Me preocupa. A nivel más personal no puedo evitar reflexionar también sobre qué va a pasar cuando acabe 'Amar es para siempre' o cuando acabe esta gira, pero al final yo creo que las reflexiones profundas tienen que ser de temas comunes a todos y no personales.

–Comenzó la carrera de Derecho siguiendo los pasos de sus padres pero decidió abandonarla para seguir los de su hermano el también actor Alfonso Bassave. ¿Se vería ahora en bufete y entre códigos de leyes?

–Que va. No me he arrepentido nunca de haber tomado esa decisión. Hay gente que tiene muy claro desde pequeño su vocación y me alegro mucho por ella, pero no es mi caso. Es cierto que mi hermano me lo hizo más fácil porque empezó primero, me animó a probar y a partir de ahí me lo tomé muy en serio aunque yo creía que valía para ello porque en casa siempre estaba haciendo todo tipo de imitaciones de personajes públicos y jugando a crear cosas. Soy demasiado inquieto para estar en una oficina y no me veo ejerciendo el derecho.

–Y esos juegos, acabaron convirtiéndose en una profesión.

–Sí y la verdad es que yo no sabía o no tenía tan claro que de eso se podía vivir, pero el tiempo me ha demostrado que sí que se puede y eso que es una profesión con mucho paro. No me arrepiento de haberla elegido porque creo que las cosas llegan si las buscas y te atreves. También es verdad que yo he tenido suerte de ganarme bien la vida durante tanto tiempo y de disfrutar de la profesión pese a que sea muy fastidiada y complicada porque no hay casi trabajo pero que si tienes la suerte de vivir de ella es apasionante.

–En Santander le veremos en un escenario, pero el público está acostumbrado a hacerlo en las pantallas de televisión. ¿Qué medio prefiere?

–Antes de la pandemia estaba de gira con una obra de teatro en gallego, 'O Electo' muy divertida también y en la que representaba al presidente de la Xunta de Galicia, pero luego cuando se quiso recuperar era imposible con el rodaje de una serie diaria. La verdad es que la gente me conoce por mi papel de Marcelino en 'Amar en tiempos revueltos' pero también es cierto que siempre vuelvo al teatro que es algo que me apasiona e intentado compatibilizar con la serie para enfrentarme a nuevos retos y oxigenarme un poco del día a día. Al fin del acabo, el teatro aunque sea la misma función cada día es diferente y eso me hace sentirme muy vivo. y muy en el presente.

–Entonces, ¿elige el teatro?

–Me apasiona subir al escenario pero amo la televisión. Son medios diferentes. Lo que me gusta es compatibilizarlos. Una gira teatral es agotadora, igual más que una serie, pero si estás con una buena compañía y un buen texto es algo maravilloso.

–Y para los seguidores de 'Amar en tiempos revueltos' ¿Está preparado para decir adiós a Marcelino?

–Ya veremos. De momento estamos disfrutando los coletazos de la serie y de los últimos guiones que son espectaculares. Han sido unos años maravillosos y cómo diría mi padre 'Cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente'.