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No es lo que compone cada fotografía, que también, sino esa primera llamada que apela a la mirada fundacional. Ahora sesenta retratos individuales y ... colectivos, de calle y de interiores, en los que muchas veces lo que está en los márgenes es más importante, así lo demuestran. Antonio Manzano, que recientemente inauguraba la actividad expositiva del nuevo espacio Casyc Photo, cierra el año fotográfico y abre la temporada 2025 del centro cultural La Vidriera con la muestra 'Miradas'. Durante toda su trayectoria Manzano siempre ha tratado de poner «rostro, que no voz, a todas esas personas en las que pocos nos fijamos, pero que en sus miradas se ve reflejada toda una vida de sufrimiento, trabajo y también alegrías» . Sus Miradas, subraya su autor, «hablan por ellos, nos cuentan sus experiencias pasadas y sus esperanzas futuras. Mi mirada ha tratado de reflejar todo ese mundo que a veces no vemos», confiesa.
Diferentes épocas y periodos, espacios y situaciones, de los años sesenta hasta el presente, las imágenes que reunirá el espacio de Maliaño-Camargo, desde el jueves y hasta final de enero, dejan que el espectador descubra lo sociológico y lo humano, lo poético y la propia intrahistoria de la estampa, el retratado en solitario o el grupo. En muchos casos, con ese rostro frontal, en primer plano, o desde una distancia que permite una extraña familiaridad o complicidad.
En palabras de Miguel Adrover, su obra «quiere enseñarnos ese mundo mejor que todos -o casi todos- hemos imaginado alguna vez y sobre el papel están los elementos. No sólo hay puntos, hay sonrisas, música y palabras. Posiblemente es demasiado bonito para ser verdad. No podía engañarnos ni engañarse. Sabía que en las calles y en los campos quedan gritos, órdenes, miseria y reivindicación. En unas fotografías ha sabido resumir la eterna dualidad, el bien y el mal, lo que puede ser y lo que es. Entre lo uno y lo otro, ha dejado ver motivos para mantener la ilusión de superarnos. La técnica y sus manos han hecho poesía». La muestra viene a completar, además un año fundamental para redescubrir su obra. Antes del Casyc, el pasado verano el CNFoto en Torrelavega ya albergó una muestra de Manzano en la que su querencia casi tenebrista, el uso del blanco y negro, el foco de esa mirada dejó a la intemperie el documento y la memoria de los más desamparados. Feliciano López Pastor, artífice de Photo Art Festival de Torrelavega, subrayaba con motivo de esa muestra que las obras de Antonio Manzano tienen la propiedad, todas ellas o quizás algunas más que otras, de insertarse en la memoria a modo de «referencia visual incombustible. Es una fotografía que despierta nuestra conciencia ante las injusticias y desigualdades. Nos llevan, sin quererlo, al recuerdo de momentos de los que todos hemos sido testigos de escenas similares o, incluso, en algún caso, han sido personas más próximas o conocidas las que han padecido estas situaciones».
Antonio Manzano (Valladolid, 1949) nació en una familia de fotógrafos; desde niño se apoderó de él la magia de la fotografía y su vida siempre ha estado ligada a la imagen. Ha complementado su trabajo de cámara de televisión con su gran pasión: la fotografía, y ha sido galardonado en numerosos concursos, destacando el primer premio 'Caminos de Hierro', 2011. Manzano es un niño de posguerra, crecido en una España negra. Y así es su imaginario fotográfico, «impregnado del claroscuro de una historia que se repite, de un mundo en blanco y negro, de un color desaturado, como el de aquellas películas 'iluminadas'». Hace apenas dos años su serie 'Y he visto..' abrió la temporada expositiva del Observatorio del Arte de Arnuero. Como en gran parte de su trayectoria sus imágenes proponen un relato fascinante de las personas marginales en diferentes lugares del planeta.
Javier Vila, artífice de La Caverna de la luz', sostiene que la cámara de Manzano «siempre apunta a tierra, a las raíces, a las personas, a los desclasados, a los desamparados». Y en sus retratos cabe «la fatiga de las calles empedradas, del esfuerzo cotidiano, de la lucha por sobrevivir...». Compromiso, conciencia social y coherencia se funden en las miradas de Manzano. Su itinerario fotográfico siempre pone el foco en la desigualdad, el despoblamiento, la soledad y el retrato existencial elocuente.
Afincado en Cantabria desde hace décadas, donde ha desarrollado su labor profesional, desde las primeras fotos de los años sesenta hasta nuestros días, se aprecian en ellas los avances sociales. Aún así, esa evolución en sus fotografías no parece suficiente, por lo que siguen existiendo parecidos escenarios, por encima de los cambios estéticos en las ciudades. Por eso, nos sigue mostrando los sectores sociales desfavorecidos, con la misma o parecida carga del drama. Perder el trabajo o no encontrarlo, nos puede dejar, hoy, en la más clara desesperación», sostiene Feliciano López.
Soledad, retratos de gente que buscan cobijo, interludios e intersecciones de épocas y espacios, fronteras visuales que acortan las distancias entre quienes miran y quienes se revelan y rebelan ante la cámara. En la muestra, sitios y rostros casi uniformes, de Madrid a Mataporquera, de Santander a Bilbao o Venecia.
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