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Hace unos años, durante una visita al Museo San Pío V de Valencia, el artista cántabro José Gallego (Cosío, 1953) se encontró frente a la mirada de Velázquez en un autorretrato que le persiguió durante días «todavía me persigue», afirma. Ese encuentro es el origen ... de 'Dibujos transitivos', la exposición temporal que el Museo de Arte de Santander (MAS) inaugura el próximo viernes con «los rostros trastocados de algunos de los artistas que hicieron posible un época, el manierismo y el barroco, en la que se manejaron nuevos géneros y nuevas técnicas de la pintura, mientras se gestaba la individualidad moderna», tal y como asegura el pintor cántabro en un escrito que ha preparado con motivo de esta muestra.
Estos dibujos -que ocuparán el Espacio MeBas del museo y que desde su reapertura el pasado mes de mayo ha expuesto el tríptico azul de Juan Uslé-, surgieron tras aquella visita de Gallego a la pinacoteca valenciana. «Tras encontrarme con aquella mirada de Velázquez, allí mismo, nervioso comencé a tomar unas notas» y es que, según señala, aunque conocía y admiraba el legado de todos aquellos artistas «no había percibido nunca su rostro, tampoco su mirada».
'Dibujos transitivos' Una serie de dibujos en los que José Gallego (Cosío, 1953) capta la mirada y otros detalles de algunos de sus artistas admirados y que muestra ahora por primera vez.
Inauguración y lugar Se podrá ver desde el próximo viernes en el Espacio MeBas que recupera el Museo de Arte de Santander (MAS).
Al poco tiempo de ese encuentro con Velázquez, José Gallego se topó con las miradas de otros maestros, las de Murillo y Fabritius, quienes le 'observaban' desde la Galería Nacional de Londres, durante una visita a la capital británica que realizó con su hija. «Había tranquilidad en el intercambio con Murillo, mientras que Fabritius parecía haber sonreído al anterior visitante», reflexiona.
Más motivos que inspiran la muestra. De una forma distinta, una tarde de las primeras del otoño, el pintor de Cosío rememoró la colección de sellos que después de cenar ayudaba a ordenar a padre, «en especial un sello con la efigie de El Españoleto» y, en otro momento especial para él, durante un encuentro en los anaqueles de la librería Michelena de Pontevedra con un grupo de amigos, entre los que se encontraba el escritor John Ashbery, «hablando de Parmigianino, me destacó que en su mirada fija había una combinación de ternura, diversión y pesar».
Y así, relata, fueron surgiendo y almacenándose en su memoria estas y otras miradas. Una imagen, un «rimer de sensaciones», tal y como el mismo las describe, que «de relatarse no parecía tener sentido, o no podría expresarse en todos sus matices, lo plasmo mejor dibujando, y aquí están los resultados de estos sueños y remembranzas, que hoy deseo compartir con ustedes».
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Se trata, por tanto, de un proyecto muy especial para él, que llenará de dibujos el Espacio MeBas en los que cuenta todo lo que le transmiten las miradas de esos artistas y que no puede expresar con palabras, una colección que le ha permitido además acercarse a una época muy importante de su formación, «y hoy, aún más, para la alimentación de mi alma artística».
El creador, que en la actualidad reside en Alicante, está considerado uno de los más sólidos e importantes artistas de su generación. El MAS, tal y como se recoge en su catálogo de la colección permanente ,posee dos obras de este creador que datan de los años 1994 y 1995. «Son pinturas pulcras, impecables, limpias, poéticas, intimamente ligadas al silencio de su taller, cuando residía en Elche, o de su otra ocupación profesional como enseñante». Esta descripción bien podría servir para resumir su obra, en la que también destaca la seriedad, la sutileza y una gran elegancia.
Gallego forma parte de la misma generación de otros destacados artistas de Cantabria, como Juan Uslé, y como este y también como Roberto Orallo cursó sus estudios de Bellas Artes en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, Valencia.
Pintor esencial, casi metafísico, siempre ha abordado la pintura como un modo de conocimiento de la realidad. Plantea el hecho artístico como un enigma, como un mundo lleno de misterio que de alguna manera nos comunica con verdades trascendentes. Su tratamiento del objeto en el lienzo, en la frontera entre lo figurativo y lo abstracto, desprovisto de detalles y connotaciones narrativas, va más allá de la materia y acerca más al espectador su propio sistema perceptivo que a una realidad estereotipada. «Sus obras apelan al placer de la contemplación reivindicando el disfrute estético sin renunciar a la pintura como idea», señalan desde el MAS.
Este museo le dedicó sendas muestras en los años 1994 y 1995 y, aunque desde entonces ha expuesto en otras ocasiones en Cantabria, la mayor parte de Siboney, hace tiempo que no muestra su obra en su tierra. Una de las últimas citas expositivas, en Alicante, sorprendió a sus seguidores pues aparcó momentáneamente la pintura y el dibujo para mostrar por primera vez una serie de esculturas en las que esa sutileza, poesía y elegancia también estaban presentes.
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