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Alberto García-Alix Sin título, 2018 Fotograbado sobre polímero. Todas las imágenes: Fundación Amigos del Museo del Prado
Miradas sobre el Prado, en Santillana

Miradas sobre el Prado, en Santillana

'El pasado desde el presente' reunirá esta primavera en el Palacio de Caja Cantabria más de 30 imágenes de 17 artistas en una «visión única» sobre obras de la pinacoteca nacional

GUILLERMO BALBONA

santander.

Domingo, 26 de enero 2025, 01:00

Una 'conversación' única entre los artistas del presente y los del pasado, entre la fotografía y la pintura. Un íntimo diálogo. Una ocasión única para contemplar el panorama del arte español. En definitiva, una demostración de la atemporalidad y la inspiración continua que el Museo del Prado ofrece a los creadores modernos. Este viaje a través de los siglos entre artistas vivos y los del pasado, exploración de lo vivo en el arte, refleja en la capacidad de los artistas de diferentes generaciones, estilos y técnicas para enfrentarse y entenderse a través de un mismo lenguaje artístico. Las Fundaciones Caja Cantabria y Amigos del Museo del Prado exhibirán este año en el espacio del Palacio de la entidad cántabra en Santillana del Mar la muestra 'El pasado desde el presente. Una mirada contemporánea sobre el Museo del Prado', en una de la grandes citas de la temporada.

La interrelación de la fotografía y la pintura quedará fijada además a las piezas de arte de las colecciones más significativas que posee la Fundación Caja Cantabria. La cita abrirá la temporada expositiva de la entidad en primavera. Bajo ese epígrafe ambas fundaciones abordan de manera conjunta este acercamiento singular a los lenguajes del arte integrada a través de 33 obras fotográficas de 17 artistas. «Una visión única» sobre obras de la principal pinacoteca nacional.

Naia del Castillo. Santa Bárbara, 2007. Fotografía con tratamiento digital.
Ouka Leele. 'Menina liberada'
Cristina García Rodero. 'La perla'.
Chema Madoz. 'Rodapie moldura'.

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Desde sus orígenes, el Museo del Prado ha sido, y sigue siendo, un lugar de referencia para los artistas contemporáneos. «Con el objeto de enriquecer nuestra visión y mantener un diálogo entre el pasado y el presente», la Fundación Amigos del Museo del Prado invitó a una serie de fotógrafos a acudir al Prado para inspirarse. Todos ellos son «nombres indispensables de la creación actual, pertenecientes a distintas generaciones y estilos y con formas de entender y utilizar la fotografía muy diversas». Los integrantes de esta itinerario de imágenes fundidas e interpretativas con el simbolismo del Prado son en el caso de Santillana: José Manuel Ballester, Bleda y Rosa, Carmen Calvo, Javier Campano, Naia del Castillo, Joan Fontcuberta, Cristina García Rodero, Alberto García-Alix, Pierre Gonnord, Ouka Leele, Eva Lootz, Chema Madoz, Cristina de Middel, Isabel Muñoz, Aitor Ortiz, Pilar Pequeño y Javier Vallhonrat. Todos expresan un diálogo con los grandes maestros del Museo del Prado, inspirándose también en el edificio que cobija sus obras y en los visitantes que las contemplan. Estos creadores han abordado temas universales del arte, así como los principales géneros de la pintura: «Historia religiosa o mitológica, retrato, bodegón, paisaje y vida cotidiana».

LA MUESTRA

  • Contenido 33 fotografías de la colección de la Fundación Amigos del Museo del Prado. Obras de la Colección de la Fundación Caja Cantabria. Lugar: Palacio, Santillana del Mar. Del 10 de abril al 31 de agosto.

  • Entre los artistas José Manuel Ballester, Carmen Calvo, Joan Fontcuberta, Alberto García-Alix, Pierre Gonnord, Ouka Leele...

Todos convirtieron «sus pensamientos y reflexiones» en una mirada actual y dejaron «el testimonio del poder evocador del pasado reflejado en sus fotografías». En la propuesta de este 2025 se ha buscado confrontar esas miradas tanto con las obras maestras del Prado como con algunas piezas de arte pertenecientes a la colección de la Fundación Caja Cantabria.

En 2018 se hizo imagen el fruto de esa iniciativa en la que los fotógrafo se dejaron deslumbrar por la intrahistoria del Prado. El catedrático Francisco Calvo Serraller, comisario entonces de la muestra, definía a los fotógrafos como «escultores del tiempo capaces de trocear y moldear un fragmento temporal único y congelado y, por ello, los más capacitados para capturar el aura del museo». Y Miguel Falomir, actual director del museo, calificó esta exposición como «modélica» respecto a lo que debe de ser el Prado en relación con el arte contemporáneo: mostrar cómo las colecciones han influido en los artistas, y nada mejor que hacerlo con la fotografía».

Las miradas dan testimonio tanto del poder evocador del Prado como de la capacidad creadora de quienes han llevado a cabo esta colección. La propuesta de la Caja para Santillana del Mar incluye nombres de artistas que han pasado con proyectos individuales por las Naves de Gamazo, sede de Enaire. Es el caso de Chema Madoz, que expone hasta marzo una antológica de sus imágenes más significativas. De igual modo, Vallhonrat, Ballester y García-Alix ya pasaron por las salas de la Fundación en estos más de tres años desde la apertura del espacio.

En el caso de Ballester contrapone la sala de Las Meninas, en el corazón del edificio Villanueva, con una vista del Salón de Reinos, foco de la ampliación del Prado. En su fotografía, Sala principal, «vacía la sala y deja solo la obra maestra de Velázquez, en la que también elimina a sus personajes, con la intención de abrir el espacio a nuevas interpretaciones».

Alberto García-Alix construye «nuevos mundos dentro del propio cuadro». Gracias a la cuidada elección de encuadres, las superposiciones, «lejos de traicionar el estilo del artista, intensifican la esencia y el carácter de sus obras».

Pierre Gonnord presenta dos retratos confrontados, el de una corneja disecada del Museo de Ciencias Naturales y el de un joven visitante del Prado que llamó su atención por su aspecto y su atenta contemplación de los cuadros. Con ello «reflexiona sobre qué es lo que queda de una esencia viva al ser registrada fotográficamente o cuando pasa por el taxidermista».

Chema Madoz construye una reflexión poética sobre el concepto de museo como contenedor de la obra de arte. En la primera fotografía los marcos sirven como metáfora de este al convertirse en parte del edificio. En la segunda, adquieren la forma de una escuadra y un cartabón, tal vez «meditando sobre lo que el Prado tiene de guardián de la norma y del canon».

Y Vallhonrat sitúa la cámara a ras de suelo, donde inserta fragmentos de paisajes del Prado. «Los elementos vegetales generan una serie de interferencias y de planos en profundidad» en los que se integran los elementos pictóricos, creando un nuevo espacio entretejido que forma un todo orgánico.

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