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A Cristina López Barrio (Madrid, 1970) le parece que la literatura y la gastronomía «hacen un buen maridaje» por eso está encantada de participar esta tarde, a las 18,45 horas, en una cata literaria que tendrá lugar en el Hotel Real. En ella, presentará ... su nuevo libro, 'La tierra bajo tus pies' (Planeta), con el que ganó el Premio de Novela Azorín y que ella misma define como una oda a la cultura a través del trabajo que realizaron las Misiones Pedagógicas en la España rural de los años treinta.
-En 'La tierra bajo tus pies' recupera el trabajo de las Misiones Pedagógicas que se llevaron a cabo en la España rural de la II República. ¿Cómo surgió la historia?
-La idea fue bastante inesperada. Se cruzó de repente en mi vida cuando buscaba información sobre el poeta Luis Cernuda, a quien admiro mucho, y di con algo en el que se recordaba su paso por estas misiones. Cuando me puse a buscar más información en internet, aparecieron unas fotografías en las que se veía a gente del campo, en los años treinta, en una sesión de cine, la primera a la que asistieron en su vida. Sus rostros de alegría, de sorpresa a lo que estaban viendo, fue lo que me decidió a escribir una historia sobre todas estas personas y el trabajo que realizaron los misioneros que recorrieron las zonas rurales para acercarles la cultura.
La autora Cristina López Barrio presenta su novela 'La tierra bajo tus pies' (Planeta). Premio Azorín 2024.
Lugar, hora Será en el Hotel Real a las 18.45 horas durante un acto en el que se conjugará la literatura con la gastronomía. Imprescindible reservar.
-Llevaba cuatro años sin publicar, ¿dedicó todo ese tiempo a documentarse para este libro?
-En los dos primeros años después de publicar 'Rómpete corazón' sufrí una especie de sequía creativa pues no encontraba ningún tema que me interesara o ilusionara lo suficiente para escribir. Había empezado un thriller ambientado en Lisboa pero sin demasiado entusiasmo cuando de repente las Misiones Pedagógicas entraron en mi vida. Me ilusioné con esta historia desde el primer momento y casi todo el trabajo de documentación ha sido a través de libros, sobre todo de las publicaciones de la Residencia de Estudiantes y de las cartas que Manuel Bartolomé Cossío se escribía con Ginés de los Ríos o la biografía de Victorina Durán... También busqué información sobre cómo era la España rural a principios de siglo... Pero, sobre todo, en esta novela hay una gran documentación emocional o sentimental pues me han servido mucho las historias que me ha contado mi padre que tiene 91 años y que de pequeño pasaba los veranos en un pueblo de Albacete. Me ha hecho especial ilusión recoger sus memorias.
-¿Qué descubrió sobre estas Misiones y sobre aquella España de los años treinta?
-Lo que más me gustan son los valores en los que se sustentaban. Creo que fueron muy poco entendidas y cada vez fueron reduciendo más el presupuesto porque no las consideraban útiles pese a la idea progresista que imperaba de modernizar el campo. Los promotores de estas Misiones lo que querían era regenerar España a través de la educación y de la cultura. Hablaban de la importancia de acercar los libros a la gente del campo y que aprendiera a leer y escribir. También me gustó de este proyecto que, aunque fue puesto en marcha por la República, estaba realizado por gente de diferentes ideologías y creencias. Me encantó esa unión en aras de un fin como es la cultura. La novela es una oda a la experiencia, la vivencia que deja en nosotros la lectura de un libro, una película de Charlot o el estremecimiento que sentimos al escuchar una música que nos gusta. En fin, esas vivencias que deja en nosotros la cultura, esa huella que para mí está por encima de otras muchas cosas. Su espíritu, que comparto, era que la educación y la cultura serían los pilares de una nueva España.
- Y todo esto lo adereza con una potente historia de amor.
-Claro, porque aunque esta novela tiene una parte histórica muy documentada no deja de ser ficción con lo cual todas estas diferencias entre el campo y la ciudad, las utilizo para la narración de una historia de amor que parece imposible a priori. Pero también hay intrigas, venganzas, odios entre familias... he intentado reflejar aquella España cainita que había entonces.
-En los tiempos que vivimos, en los que parece que se lee menos, ¿serán necesarias unas Misiones Pedagógicas como aquellas?
-Nunca está de más llevar la cultura allá donde sea. El año pasado asistí a la entrega de unos premios culturales en Ávila y el premiado fue un hombre que llevaba 25 años conduciendo una biblioteca ambulante por los pueblos y contaba el entusiasmo con el que le recibían en cada uno de ellos. Difundir cultura nunca está de más.
-El libro ha sido galardonado con el Premio de Novela Azorín. ¿Qué significa para usted?
-Un honor, sobre todo porque como te contaba antes venía de dos años de sequía creativa y de otros dos de entusiasmo e ilusión mientras la escribía. Que todo eso concluyera con la concesión de ese Premio, que yo siempre había dicho que me encantaría recibir cuando fuese escritora, no es otra cosa que un broche de oro.
-Y por último, ¿qué fue de ese trhiller sobre Lisboa que estaba escribiendo? ¿Lo leeremos próximamente?
-De momento no. He empezado otro proyecto que me ilusiona y que espero publicar pronto y no tengo intención de retomar aquella historia por ahora.
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