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La escritora Laura Restrepo (Bogotá, 1950) presenta hoy, a las 20.30 horas, en la Feria del Libro de Santander y Cantabria, su última novela: 'Canción de antiguos amantes' (Alfaguara, 2022). Ambientada en el Yemen durante la crisis migratoria del Cuerno de África, está protagonizada ... por el periodista y escritor Bos Mutas, obsesionado con la figura de la Reina de Saba.
-¿Se ha dado el capricho de escribir su propio 'Cantar de los cantares'?
-No tendría tanta osadía... Pocos textos ha producido la humanidad con más profunda resonancia sobre lo que es el amor erótico y místico. Pero sí quise que fuera el eco de fondo de esta historia que, de otra manera, trataría sobre el final de los tiempos.
-Pues ya en 2019 Pitita Ridruejo decía que «a mucha gente no le conviene que llegue el Apocalipsis».
-Estamos cada vez más cerca de lo que puede ser una guerra mundial.
-¿Entre Rusia y el primer mundo?
-Según la declaración del miércoles en la cumbre de la OTAN, es entre Occidente y China. Se diría que la invasión de Ucrania es lo que en inglés llaman 'proxy war', el preámbulo de una más amplia. Pavoroso.
-Y todo eso, ¿ya lo había vislumbrado antes en el Cuerno de África?
-Cuando volví de aquellos viajes me preguntaba cómo se narra el fin del mundo, porque acababa de verlo.
-Sin embargo, en lugar de hacerlo desde el horror, elige hacerlo desde el amor...
-Porque lo que me conmovió fue la tenacidad y la fortaleza de aquellas mujeres que para poder sacar adelante a sus hijos peleaban contra la guerra, contra el hambre, contra todos los elementos y la ira divina y la humana. En esa fortaleza, en ese cuidado, veía posibilidad de supervivencia de la humanidad.
-Su primer texto sobre esas mujeres migrantes fue un artículo de opinión en 2009 y desde entonces no ha dejado de escribir acerca de ello. ¿Tanto le impactó esta tragedia?
-Hasta la pandemia viajé regularmente con Médicos Sin Fronteras a distintos países como Yemen, Etiopía y Somalia, y publiqué artículos en periódicos de varios países, pero siempre me quedó rondando la idea de hacer una novela sobre esta enorme tragedia humanitaria.
-Una novela a la que ha dedicado siete años de trabajo.
-Era tal el volumen de datos y planos que tenía que manejar que por momentos se me hacía una tarea imposible y la dejaba. Y lo retomaba después de acabar otro libro. Hay que amasar mucho para que el lector reciba una historia que fluye amablemente.
-¿Ha cambiado en algo la situación en estos años?
-Sobre todo, en las actitudes. Por ejemplo, las mujeres huyen de sus propias tribus para evitar que sus hijas sufran mutilación genital. O que muchos hombres jóvenes estén en contra de esa práctica. Los procesos de liberación tienen su dinámica, y no hay que negarla.
-¿Por qué es tan importante lo que suceda en ese lugar?
-Porque lo que entonces parecía un lugar apartado, con una tragedia ajena, de golpe cobra una vigencia brutal para el resto de países: una hambruna que es producto de un conflicto bélico en los graneros del mundo, la extensión del desierto y una guerra que está dejando deshabitadas las ciudades más antiguas del mundo. Parecen señales de lo que podría suceder en el resto del planeta como la humanidad no de un golpe de timón.
-Señales que duran en el candelero menos de los quince minutos de Warhol...
-En los medios estas noticias caen en el olvido muy rápido, y las víctimas aparecen como cifras. Por eso escribo una novela, para presentar a personas de carne y hueso, y que no son gente a quien no conocemos, sino mujeres representadas por un mito que nos acompaña desde tiempos bíblicos.
-¿Se cuenta mejor la actualidad desde la ficción que desde el reportaje?
-Yo más bien diría que escribí un híbrido entre realidad y mito, porque la estructuro sobre una doble historia de amor, y son los dos rieles sobre los que monto todo lo demás: literatura, periodismo...
-Háblenos de esas dos historias.
-Por un lado está la mítica, de Salomón y la reina de Saba, y por otro surge un personaje ficticio, Bos Mutas, que viaja a Yemen obsesionado por la figura histórica de la reina de Saba, pero que poco a poco la irá encontrando en un personaje muy poco romántica: una partera somalí que atiende a las riadas de mujeres desterradas que atraviesan el desierto del Yemen.
-Un narrador, el escritor y periodista Bos Mutas, que bien podría ser un trasunto de la autora...
-Cierto, en los artículos de prensa yo aparecía como reportera, y así seguía en los primeros borradores de la novela. Pero en cuanto los leyó mi hijo me dijo: «¡saca ya de ahí a la viejita heroica batiéndose contra los bombardeos!».
-No tuvo mucho tacto, ¿no?
-Bueno, nos costó una gran pelea, y estuve unos días dolida, pero tenía razón. Necesitaba un protagonista convincente para el lector, como es este muchacho soñador, enamoradizo y un poco despistado, que ha dejado el seminario porque no tiene vocación, y que está enamorado de la reina de Saba.
-¿Qué tiene ese mito para mantener aún tanto poder de seducción?
-Que es la única mujer que aparece en la Biblia no por ser santa o prostituta, ni por cortar el pelo a uno o la cabeza al otro, sino porque era sabia y poderosa.
-¿Aún perdura ese mito?
-Cuando en Etiopía preguntas su nombre a las mujeres desterradas, muchas te contestan: «yo soy descendiente de la reina de Saba».
-Pero, cuando uno piensa en la reina de Saba le viene a la cabeza Gina Lollobrigida, no 'Pata de Cabra'...
-Me parecía que había que desempolvar un poco el mito, darle una manita de contemporaneidad. Además, en muchas leyendas del medievo aparece con algún tipo de defecto en las piernas. En la literatura musulmana, incluso, se sugiere que sería en la entrepierna, lo cual podría aludir a la mutilación genital femenina, que puede haber existido desde hace mucho tiempo. Por otro lado, en la familia de Carlomagno había unas mujeres a las que llamaban 'Pies grandes'; unas tendrían 'pata de ganso' y otras 'pata de cabra'. Así que, como a esta reina le quito el trono y la corona y la pongo a caminar a la cabeza de las mujeres migrantes, me pareció poderoso que fuera coja.
-¿Sigue siendo importante el mito en nuestra sociedad?
-Absolutamente; por eso traté de recoger algunos mitos contemporáneos: los automóviles, las armas, figuras como Patti Smith incluso Los Cazafantasmas. Los mitos siguen existiendo, pero su cercanía no nos permite reconocerlos como tales.
-¿Ya está inmersa en una nueva novela?
-Pues sí. Y uno de sus episodios transcurre precisamente en Santander.
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