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Lo suyo con el teatro fue amor a primera vista. Pronto descubrió que quería subir al escenario y no estar en la platea. Juan Echanove (Madrid, 1961) dirige y protagoniza mañana en el Teatro Concha Espina de Torrelavega 'Rojo', una obra sobre la vida ... del pintor Mark Rothko. Cargado de proyectos entre la televisión y el teatro, este veterano actor lleva más de cuarenta años pisando escenarios. Y si pudiera dirigirse a un joven Echanove le diría «has escogido la profesión más bonita del mundo».
Ha sido Quevedo, Miguel Alcántara y hasta Francisco Franco, y mañana se mete en la piel de uno de los pintores más grandes de la historia del expresionismo. 'Rojo' es una obra de John Logan traducida y adaptada al español por José Luis Collado que narra la historia de Mark Rothko, un pintor que se enfrenta al que quizá es su mayor reto profesional y su peor dilema ético: pintar una serie de murales, muy bien pagados, que deberán decorar el elitista restaurante Four Seasons de Nueva York, un hecho que le llevará a la decadencia y en el que se vuelve crucial la figura de su joven ayudante, Ken. «Rothko es un tipo bipolar, alcohólico, malvado, maltratador; es un hombre en continuo sufrimiento que por fin encuentra a un asistente que le planta cara y que no va a estar dispuesto a dejarse pisotear por él», afirma Echanove. Meterse en este papel no le ha resultado difícil gracias a la profundidad del texto de Logan. «Mark Rothko es un pintor muy importante y atractivo de interpretar por su carácter y su manera de ser y entender el arte. Tiene una gran personalidad. Y luego el libreto de Jon Logan es verdaderamente fantástico, consigue crear una dramaturgia en cinco momentos de conversación a lo largo del tiempo entre Rothko y su ayudante que nos hacen entender el arte contemporáneo, la vida, la felicidad y los valores. El resultado es muy potente sobre el escenario», sentencia el actor.
Reconoce que «el arte contemporáneo como todo lo contemporáneo me interesa y mucho», no por haber profundizado en la figura de Rothko, sino que es una pasión de hace mucho tiempo. Dirigir e interpretar esta obra no le ha resultado fácil. Más bien todo lo contrario. «Ha sido bastante complicado. Es más difícil dirigir e interpretar que interpretar solamente. El motivo es porque tienes que ver el montaje desde dentro y desde fuera», explica. En el escenario vuelve a encontrarse con Ricardo Gómez, quien fuera su sobrino en la ficción de 'Cuéntame' durante años. Afirma estar «encantado» de volver a coincidir con él por «su calidad interpretativa. Es un actor muy joven con una madurez sorprendente. Es el proceso natural de llevar trabajando desde los 5 o 6 años... Y en lo personal, Ricardo es una persona muy importante en mi vida desde esa edad temprana. Además de trabajar juntos, somos amigos», reconoce Echanove.
La obra llega a la programación del Teatro Concha Espina días después de celebrarse el Día Mundial del Teatro. Un día, el miércoles, que casualidades de la vida Echanove estaba rodando una serie de televisión, 'Desaparecidos'. Sin embargo, no deja escapar la tentación de reivindicar que la gente tome conciencia de que «los móviles y el teatro son absolutamente incompatibles. Hacen que las funciones en los teatros estén expuestas a la casualidad de que suene un móvil o no. El espectador no es consciente de que cada vez que suena un móvil la magia del teatro desaparece. Solo pido que en el teatro se apaguen los móviles», señala. Echanove tiene algún proyecto entre manos pero depende del tiempo que se prolongue la serie de televisión 'Desaparecidos'.
Aunque su punto de partida fue el teatro, después llegó el cine y la televisión. Echanove exige a un actor «compromiso, apertura de oídos y ojos y pensar que el teatro es un acontecimiento en el que participan un grupo de personas, no es algo unipersonal». Y a una buena obra de teatro le pide que «conmueva, remueva al espectador por dentro, le haga reír y llorar. Tiene que hacerte sentir vivo y cuando sales del teatro lo hagas con ganas de volver a ver teatro», explica. No recuerda un buen momento o malo en su carrera de actor porque «mi mentalidad, explica, me hace rechazar el pasado. Tengo recuerdos pero no les doy importancia. Soy de los que piensan que lo mejor está por venir». Han sido más de cuarenta años sobre los escenarios en los que ha aprendido muchas lecciones. Pero si tiene que destacar una cita «la complejidad de los seres humanos. No se puede hablar de caracteres uniformes, somos una mezcla de mil millones de colores en una paleta y para entender al ser humano hay que entender la pluralidad, los colores».
Y sobre el panorama teatral asegura que «el teatro tiene una capacidad de sobrevivir milenaria y tiene una explicación: es fugaz, solo se puede ser partícipe asistiendo a la representación. Esto le da una salud envidiable dentro de un estado que siempre es precario».
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