Secciones
Servicios
Destacamos
Prolífico y riguroso estudioso, escritor, investigador, articulista, siempre activista de la cultura como seña de identidad y manera de estar en el mundo, Benito Madariaga de la Campa, cronista de Santander, falleció esta madrugada a los 88 años de edad. La literatura cántabra y nacional, ... el patrimonio y, en particular, su labor como veterinario destacan en su trayectoria profesional. Autor, entre otras muchas obras, de 'Pérez Galdós. Biografía santanderina', en la que dio noticia exhaustiva de cada movimiento del escritor canario por la comunidad cántabra, fue también un historiador concienzudo de personalidades y entidades, caso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que le concedió su Medalla de Honor.
Benito Madariaga también destacó como articulista y estuvo viculado estrechamente a la historia de El Diario, en donde fue uno de los artífices de la Gran Enciclopedia de Cantabria. El hombre culto, curioso impenitente, entendió siempre el conocimiento de manera poliédrica: se definía como una persona «de ciencias que nunca dejó de cultivar las letras».
El fallecido se licenció en Veterinaria en 1953, en León, donde se especializó también en Sanidad Veterinaria en 1959 y se doctoró en 1967. Trabajó como funcionario de la Consejería de Ganadería, Agricultura y Pesca y fue uno de los primeros veterinarios españoles que desempeñó su labor en Biología Marina. En 1966 obtuvo por oposición una plaza de preparador en el Laboratorio del Instituto Español de Oceanografía de Santander.
Noticia Relacionada
En 1965 fue nombrado delegado local de Excavaciones Arqueológicas y publicó algunos trabajos de clasificación de los moluscos marinos procedentes de diversos yacimientos españoles (cuevas de la Chora, del Otero, cueva de Morín, El Pendo, Tito Bustillo, El Juyo, etcétera).
Madariaga colaboró, además, en los libros La Prehistoria en la Cornisa Cantábrica (1975), de arte rupestre paleolítico (1978) -resultado de las conferencias en la Universidad «Menéndez Pelayo»- y en Altamira Symposium (1980), escrito con motivo del primer centenario del descubrimiento de la cueva.
Otros libros suyos, algunos en colaboración, giran en torno a biografías de personajes de Cantabria, tales como: Augusto González Linares y el estudio del Mar (1972); Hermilio Alcalde del Río, una escuela de Prehistoria en Santander (1972); Pérez Galdós, biografía santanderina (1979), con prólogo de Joaquín Casalduero; Menéndez Pelayo, Pereda y Galdós, ejemplo de una amistad (1984).
Noticia Relacionada
En colaboración con su esposa Celia Valbuena, publicó El Instituto de Santander. Estudio y documentos (1971), Cara y máscara de José Gutiérrez Solana (1976), con prólogo de Camilo José Cela, y La Universidad Internacional de Verano en Santander 1933-1936 (1981).
También trabajó sobre los estudios y ediciones de las obras siguientes: Escritos y documentos, de Marcelino Sanz de Sautuola (1976), Memorias de uno a quien no sucedió nada, de Enrique Menéndez Pelayo (1983), Pachín González, de Pereda (1985); este último en colaboración, igual que Nueve lecciones sobre Pereda (1985). Fue codirector de dos volúmenes de Semblanzas veterinarias (León, 1973, y Madrid, 1978), y dirigió la Colección Pronillo, del Ayuntamiento de Santander.
El Cronista Oficial de Santander fue, por otra parte, miembro correspondiente de la Asociación Española de Etnología y Folklore (Madrid, 1973), lde la Academia de Doctores de Madrid. En 1980 fue nombrado corresponsal en Santander de la Casa Museo de Pérez Galdós, en Las Palmas de Gran Canaria, y correspondiente de la Real Academia de la Historia. En Santander pertenecía a la Sociedad Menéndez Pelayo, al Centro de Estudios Montañeses y a la Academia de Ciencias Médicas de Cantabria.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.