El mundo, bien mirado, siempre es misterioso y nos deslumbra
CUADERNO DE EXCEPCIÓN-DIA 23 ·
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CUADERNO DE EXCEPCIÓN-DIA 23 ·
Un amigo me cuenta por teléfono que, aprovechando el confinamiento, ha hecho una cámara oscura en su habitación. En pleno encierro, cuando otros buscamos de forma desesperada la claridad, ha tapiado los cristales de sus ventanas y ha dejado abierto un pequeño orificio de solo dos centímetros, algo como una mirilla. No es un agujero para asomarse sino para que el mundo exterior entre. Las cámaras fotográficas se basan en este efecto óptico, que es antiguo. Me cuenta mi amigo que por ese orificio diminuto entra a su habitación un chorro de luz con la imagen del edificio de enfrente, que se proyecta invertido sobre el techo y las paredes. Puede ver, incluso, la ropa ondeándose al viento en los tendales. Ha tenido que ajustar el tamaño del agujero, abrir o cerrar el diafragma me dice él, para que la imagen se vea nítida dentro de su habitación. Se ha hecho un cine.
Me dan ganas de ir a ver ese espectáculo, pero debido al estado de alarma no es posible. Me conformo con las imágenes que me manda y con lo que él me cuenta. Intento comprender la teoría pero me parece magia. Y a él, que la comprende mejor que yo, también se lo parece. El mundo, bien mirado, siempre es misterioso y nos deslumbra. Me imagino a mi amigo dentro de una cámara de fotos gigante y siento que es la antítesis de una modernidad en la que los individuos tendemos a colocarnos delante del objetivo de una cámara, para que nos vean, y no detrás de la cámara, para poder ver. Mi amigo, que se llama Pablo Pez y es artista, me cuenta que se cree que esta técnica la usaban grandes creadores, que pintaban sobre las imágenes proyectadas. Así que se ha pasado la tarde pensando en Vermer, Canaletto, Durero y Rembrandt.
Lo escucho y pienso que hay ventanas que se abren por dentro cuando todas las puertas se nos cierran. Me parece también que la belleza siempre nos acaba sanando. Me acuerdo, mientras escribo todo esto, de José Hierro y de la carta que envió, desde la prisión, a José Luis Hidalgo. La busco: «El caso es que llevo la cárcel con alegría. Maravillosamente equilibrado. Y estoy muy bien. Hemos hecho una estantería decorada por uno de estos amigos. Títulos que hay en ella. Machado, Salinas, Ortega y Gasset (sic), M. Pidal, J. de la Cruz, 'Alondra de verdad', 'primera antología de sus versos y Romances' de Diego, 'Poesías completas' de Rubén (30 pts.). Llegarán las completas de Góngora (50 pts.) y las de Quevedo (60 pts.). Un capital. Y con cuatro tablas, unos libros y bastantes pesetas para los tiempos que corren, hemos hecho la felicidad».
Lea la serie completa pinchando aquí.
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