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Podría decirse que fue la voz de la poesía española del siglo XX. Hubo muchas más, pero pocas interpretaron aquellos versos, a menudo gloriosos e inmortales, con tanto candor, emoción y sentido. Los del rapsoda cántaro Pío Muriedas fueron el timbre de toda una época, la armonía tonal de una basta y riquísima confluencia generacional, el canto, nítido y rotundo, de una forma de ser y crear única sobre la que el tiempo corrió, como hace siempre, su tupido velo. Queda, sin embargo, la memoria obstinada de su figura, el recuerdo fresco cual óleo en la paleta, aquel que él mismo esparció con infantil autenticidad en cientos de lienzos. Queda la huella, profunda y necesaria, de toda una vida dedicada a la pintura y al amor y la amistad en forma de cartas, obras de teatro, recitales y, por supuesto, poemas, muchos poemas.
La figura del poeta, actor y pintor cántabro –entre otras muchas facetas inclasificables– retorna ahora con motivo del 30 aniversario de su fallecimiento en Santander, la ciudad que le vio nacer en 1903 y despedirse de este mundo casi 90 años después, en 2003. Lo hace gracias a la publicación y presentación del libro 'María Luisa y Pío. La vida de poesía, pintura y amor de María Luisa Gochi y Pío Muriedas', editado por su hijo, Manuel Fernández Gochi,. También por la proyección inaugural de un documental centrado en la vida y obra de un creador capaz de ser glosado a lo largo de su vida por más de cien insignes poetas, entre los que se cuentan tres premios Nobel y diez premios Cervantes. Ambas citas tendrán lugar a mediados de mayo en el Centro Cultural Doctor Madrazo de la capital cántabra con el apoyo del Ayuntamiento de Santander. La primera, basada en la presentación del proyecto audiovisual centrado en la figura del rapsoda santanderino, tendrá lugar el miércoles día 18, y una jornada después se celebrará la mesa redonda en la que se abordará el título de Fernández Gochi en una mesa redonda en la que participarán el escritor e historiador Ramón Viadero, la directora general de Cultura del consistorio santanderino, Eva Guillermina Fernández, el pintor Antonio Sedano, el abogado Juan José Torres Cantalapiedra, el director del Museo de Arte Contemporáneo de Santander (MAS), Salvador Carretero, y el periodista Guillermo Balbona, quienes acompañarán al autor para trazar la silueta de este creador imprescindible.
Ese objetivo, el de perfilar a un personaje de la talla y versatilidad de Pío Muriedas, es no ya una tarea tan compleja como ambiciosa, sino un imposible que, pese a ello, merece abordaje más allá del seguro naufragio. Porque en su perfil polifacético y su desbordante creatividad confluye el carisma de toda una apasionante y convulsa época social y cultural: la de la atávica, tenaz, conflictiva y apasionada España del siglo XX.
La historia de Pío Fernández Muriedas –de nacimiento– , alias Pío Fernández Cueto –destierro mediante–, alias Pío Muriedas –cuando por fin pudo volver a nombrarse como él mismo quería–, es fundamentalmente un relato de amor. Amor por los libros, por la amistad, por la poesía y los recitales, por el teatro, por la pintura y, especialmente, por su esposa, María Luisa Gochi, quien dio sentido y sustento a su vida hasta fallecer en febrero de 1972, dejando desolado al rapsoda santanderino. No es la única característica que permite definirle como un auténtico personaje de película. Su juventud, estrechamente ligada al teatro y a los viajes por toda la geografía nacional o su relación con autores de la talla Lorca, Alberti, Gerardo Diego, Pío Baroja, Vicente Aleixandre, Manuel Llano, Dámaso Alonso, Joan Miró, Antonio Quirós o Pancho Cossío, entre una amplísima escuadra de primeras figuras de la cultura nacional, ya desbordan cualquier molde o acepción posible. A ellos se suman su participación en la Guerra Civil como recitador y secretario de propaganda de la Unión de Escritores y Artistas Revolucionarios, su exilio y posterior internamiento en el campo de concentración de Prats de Molló en Francia, su regreso a España, donde fue juzgado y condenado a muerte, la conmutación de su sentencia por la cárcel, su pronta salida y su posterior destierro de Cantabria y Asturias con destino a Bilbao. Todos ellos son aspectos que siguen afinando la figura de Pío Muriedas. Después vendrían Zaragoza, las tertulias en el Café Gijón, su regreso a Santander junto a su familia en 1963, la muerte de su esposa, sus grabaciones poéticas para Radio Nacional bajo la protección de Manuel Fraga, un viaje a América y, siempre, como hilo conductor, la necesidad de crear, de narrar y de converger con el otro.
Ese intrincado y singularísimo recorrido vital y creativo ha quedado retratado en diferentes obras e iniciativas expositivas, más allá de las del correspondientes al propio juglar santanderino. En materia editorial, la última de ellas es precisamente la que, publicada por KRK Ediciones dentro de la Colección Pío Muriedas, orbita en torno a la historia de amor entre el poeta y su mujer. Se trata de un título en el que el lector encontrará una nutrida selección de poemas, cartas, fotografías, dibujos y pinturas tanto del propio Muriedas como de artistas que le retrataron, como es el caso de su amigo Antonio Sedano, quien escribe el prólogo de la obra.
Contenidos y fechas El Centro Cultural Doctor Madrazo de Santander acogerá los días 18 y 19 de mayo a las 19.00 horas la presentación de un libro y un documental sobre la vida del rapsoda cántabro.
Documental El proyecto, de 58 minutos, incluye entrevistas a diferentes personalidades de ámbito de la cultura, que aportan su visión sobre el poeta, recitador y pintor santanderino
Libro 'María Luisa y Pío' Mesa redonda para presentar el título editado por Manuel Fernández Gochi. Contará con la presencia de Antonio Sedano, Ramón Viadero, Eva Guillermina Fernández, Guillermo Balbona, Juan José Torres Cantalapiedra y Salvador Carretero.
El libro ofrece gran cantidad de datos de la intensa actividad desplegada por el pintor, muchos de ellos recogidos por su propia esposa durante más de 25 años: desde los recitales que ofrecía y su distribución geográfica, a las nada despreciables cifras que alcanzó como intermediario de artistas, una faceta en la que, entre pinturas, dibujos y esculturas, desfilaron por las manos del creador cántabro hasta 1.500 obras. Mientras la primera parte del volumen está centrada en la relación entre Muriedas y Gochi, la segunda se divide entre un retrato de su relación epistolar con todo tipo de referentes intelectuales de la España de la época y una selección de los versos dedicados por insignes poetas al autor santanderino. Si en el primer caso se recogen cartas de Jorge de Oteiza, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Eduardo Chillida, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Miguel Labordeta, Antonio Buero Vallejo, José María Pemán, Nuria Espert o Eulalio Ferrer, entre otros muchos, en el bloque dedicado a los versos que loan la figura de Pío Muriedas aparecen referentes como José del Río Sainz 'Pik', Carlos G. Echegaray, Federido García Lorca, Gerardo Diego, Blas de Otero, Carmen Conde o Camilo José Cela, entre otros. Sendas nóminas perfilan y permiten comprender la trascendencia de la figura del polifacético artista cántabro.
El segundo de los proyectos que se presentarán en mayo en la capital cántabra con motivo de la conmemoración del 30 aniversario de su muerte será un documental de una hora de duración que recorre su vida y en el que distintas personalidades del mundo de la cultura explican y detallan las distintas facetas de un artista tan poliédrico como incombustible.
El poso de una vida tan rica e intensa tenía que generar, por fuerza, ecos numerosos. Los esenciales son los provocados por la propia obra del artista, especialmente en los campos de la literatura, la pintura y la poesía. En material editorial, son varios los títulos centrados tanto en sus obras como en su trayectoria. Así, a sus propios poemarios se suman las biografías escritas por Benito Madariaga y Jesús Pindado, así como sus memorias, 'Recuerdos de mis pasos perdidos', que vieron la luz en 2020 en una edición impulsada, como en el caso de este nuevo volumen, por su hijo. Este título fue prologado por el filósofo Fernando Savater e ilustrado por Antonio Sedano.
La otra gran faceta del más destacado recitador de poesía clásica del siglo XX en España –un auténtico «vagabundo celeste», como le definió el poeta Rafael Morales– fue la artística, centrada fundamentalmente en la pintura, disciplina en la que desplegó una prolífica y personalísima actividad. Su obra, hija de color y de la mancha, del trazo impulsivo, a menudo certero y otras espontáneo y grotesco, está marcada por una mirada tan emotiva y tierna como inocente e infantil. Sin embargo, también cabe en ella un certero reflejo de la incertidumbre y el dolor propios de la condición humana.
En este campo, destacan en las dos propuestas expositivas realizadas en 2020 en su ciudad natal. La primera de ellas tuvo lugar en la Biblioteca Central de Cantabria y reunió una amplia selección de pinturas de Pío Muriedas, así como libros, poesía y correspondencia del activista cultural ligado a la Generación del 27. En cuanto a la segunda, se celebró en Espacio Fraile y Blanco, y también congregó destacadas obras de Muriedas, de cuya talla pictórica da fe la adquisición ese mismo años de dos de sus obras por parte del Museo de Arte Contemporáneo de Santander (MAS).
Las dos iniciativas que en mayo volverán a invitar a redescubrir a este fundamental rapsoda cántabro permitirán que su luz siga viva y alumbre la memoria de su época, como ilumina la de Muriedas la farola de la Plaza Numancia que le dedicó el consistorio santanderino a propuesta de un destacado grupo de creadores en 1982, y que está presidida por los versos de Vicente Aleixandre: «Oh, voz de las voces/ sobre el haz de España!».
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