La música celebra a Miguel Ángel Samperio

Estudió piano en Santander y en el Conservatorio Superior de Madrid. En este último fue profesor ayudante del catedrático de contrapunto y fuga Francisco Calés. Pronto se interesó por la composición y en los años 50 escribió sus primeras obras. Pero no fue hasta 1966, ya casado con Ángela Jiménez cuando partió con una beca a París para estudiar con Nadia Boulanger, quien fuera amiga de figuras como Ravel o Stravinsky y maestra de compositores como Aaron Copland o Darius Milhaud entre otros muchos. Ya en 1969 Samperio obtuvo la cátedra de música de las Escuelas Normales motivo por el que regresó a su ciudad donde permanecería el resto de su vida dedicado a la pedagogía, la composición y la gestión cultural.

Además de fundar y dirigir el Aula de Música de la Universidad de Cantabria (UC), la de la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado y la Sección Musical del Ateneo de Santander fue responsable del Área de Música del Departamento de Educación de la UC. De hecho, en el Interfacultativo, el aula de música donde se preparan los futuros maestros lleva su nombre.

En los años ochenta fue responsable igualmente del Departamento de Música de la Fundación Marcelino Botín, encargándose de la programación y coordinación de las actividades musicales de la institución y fundó la Asociación Española de Musicoterapia.

Desde sus primeras obras, mostró una habilidad única para combinar elementos de la música popular cántabra con estructuras y técnicas de la tradición clásica europea. Esta fusión de lo local y lo universal le permitió conectar profundamente con el público y marcar un estilo propio. Él mismo solía decir: «El folclore es la raíz de la música; si olvidas tus raíces, pierdes la esencia», una frase que refleja su compromiso con la identidad cántabra y su convicción de que la tradición puede dialogar con la modernidad sin perder autenticidad. Entre sus composiciones más emblemáticas se encuentran 'Suite Montañesa', una obra orquestal inspirada en los paisajes y tradiciones cántabras, y 'Rapsodia del Ebro', en la que dialogan la música sinfónica y los ecos del folclore regional. También destacan sus piezas corales, muchas de ellas basadas en textos de poetas, como Gerardo Diego, con quien mantuvo una fructífera relación artística.

La zarzuela no quedó fuera de su repertorio. Obras como 'La Dama de la Bahía' y 'María de los Pinares' fueron aclamadas en su momento y hoy resurgen como testimonios de un género que encontró en Samperio un renovador comprometido.

Para Luis Ángel Martínez, pianista y uno de sus discípulos más destacados, «Samperio nos enseñó que la música no es solo un arte, sino una responsabilidad: la de contar quiénes somos y de dónde venimos».

Su influencia se siente en la obra de numerosos artistas cántabros contemporáneos. Asimismo, su capacidad para tender puentes entre la música clásica y la tradición popular inspiró a proyectos colectivos, como el Grupo de Folclore de Cantabria, que sigue reinterpretando temas tradicionales con arreglos modernos.

El propio Samperio resumió esta filosofía en una frase que repetía a sus alumnos: «Haced música para emocionar, no para impresionar», una máxima que ha marcado a todos los que trabajaron a su lado.

Desde su fallecimiento en el año 2000, Miguel Ángel Samperio ha sido objeto de múltiples homenajes que evidencian su importancia cultural. Sin embargo, tal y como señala la violinista Celia Bueno- quien además de estudiar las partituras de este compositor participará en uno de los conciertos homenajes que le dedicará el Palacio de Festivales- «a pesar de su proyección nacional, Samperio es un gran desconocido en este país y malamente conocido en esta región». Esto podría deberse a tres motivos, explicó. El primero «porque su corpus creativo es escaso ya que tuvo otras muchas ocupaciones como la pedagogía o la musicoterapia, de la que fue uno de los pioneros en España, así como la gestión y la dirección de varias instituciones»; el segundo, indica, «por su prematura muerte» y el tercero «porque su apego por Cantabria hizo que se quedara a vivir aquí y como se sabe a los compositores de la periferia les cuesta mucho más abrirse un hueco que los que están en los grandes centros musicales como son Madrid y Barcelona». ¿Y qué le hace tan especial? «Pues que sus técnicas de composición mezclan la tradición con la vanguardia y, sobre todo, bebe de los cancioneros populares cántabros en sus composiciones», señala.

El barítono Carlos Mena, que ha interpretado piezas de Samperio en escenarios internacionales, afirmó en una ocasión: «Cantar su música es viajar por Cantabria, por sus montañas, sus ríos y su gente. Es un homenaje no solo al compositor, sino también a la tierra que tanto amó».

El Palacio de Festivales ha decidido que 2025 sea un año dedicado a la memoria de Miguel Ángel Samperio. El primer homenaje, a modo de anticipo, tuvo lugar el pasado día jueves, día 21, durante el concierto de Navidad que ofrecieron la Orquesta Sinfónica del Cantábrico, el Coro Lírico de Cantabria y el Coro Joven Santander y que concluyó con uno de los villancicos del compositor y todo el público en pue cantándolo. Su música volverá a sonar el próximo jueves durante el recital de los pianistas Ernesto Garrido Labrada y Asunción Arenal Blanco, quienes interpretarán varias de sus piezas en la Sala Pereda, con un repertorio que se articula en torno a dos ejes: la figura de Miguel Ángel Samperio y la composición para dos pianos. Las tres danzas cántabras para este tipo de formación es una obra con un lenguaje vanguardista, alejado de las sonoridades tradicionales, pero que incluye elementos de la tradición folclórica reconocibles por todos.

Ya en mayo, el día 15, y en esta misma sala, dos mujeres le recordarán. Se trata de la pianista Elena Frutos y la violinista Celia Bueno que interpretarán, entre otras obras, el Concierto para violín y orquesta que Samperio estrenó en 1978.

Y su Universidad, tan querida por él, no olvidará la efeméride con un ciclo que ya está organizando el Aula de Música, que dirige José Santos, y que tendrá lugar en primavera, más o menos coincidiendo con la fecha del fallecimiento. Será algo especial en el que además de su música, distintos ponentes glosará su figura y recordarán sus aportaciones al mundo de la música.

A 25 años de su partida, la figura de Miguel Ángel Samperio continúa siendo un faro para la música cántabra. Su capacidad para transmitir el alma de una región a través de la música, su labor como educador y su incansable espíritu innovador lo convierten en un referente que trasciende generaciones.

Como él mismo dijo una vez: «La música no necesita palabras para explicar lo que llevamos en el corazón». Y es esa música, cargada de emoción y significado, es la que seguirá sonando en los auditorios y en la memoria colectiva de Cantabria.