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Desde que en 2015 obtuviera un Cuarto Premio del Concurso Chaikovski - fue el primer español en llegar a la fase final del prestigioso certamen moscovita)-, Pablo Ferrández (Madrid, 1991) se ha convertido en uno de los músicos más requeridos por orquestas y directores de todo ... el mundo. Mañana, viernes, estará en el Palacio de Festivales junto a la Sinfónica de Amberes y bajo la dirección de Elim Chan, para interpretar las 'Variaciones rococó para violonchelo' del compositor al que debe una buena parte de su despegue musical. No será la primera vez que pise el escenario de la Sala Argenta pues, como alumno de la Escuela Reina Sofía, ya participó en los Encuentros de Música y Academia que la Fundación Albéniz celebra cada verano en Santander, «una experiencia inolvidable», señala en la que aprendió mucho. Además, en 2020 participó en el concierto inaugural del Festival Internacional de Santander (FIS) a las órdenes de Jaime Martín también con una obra de Chaikovski.
-Regresa a Santander con una de las obras de un compositor, Chaikovski, que de alguna forma cambió su vida. ¿Qué significa para usted?
-Sin duda cambió mi vida y el hecho de tocarlo tanto y con tanta gente diferente me ha llevado a descubrir su obra de muchas maneras y, obviamente, al haber estudiado con Natalia Shajovskaya, mi profesora rusa en la Escuela Reina Sofía, ha sido uno de los pilares de mi formación. Le siento muy cercano a mí.
-¿Qué destacaría de su música?
-Que es imposible cansarse de ella. Es tan fresca y tan bonita... Además tiene un poco de todo, tiene partes muy naif y otras que son muy profundas. Toques virtuosos... Toda su obra es redonda.
-¿Cuáles es la mayor dificultad de la que va a interpretar en este concierto?
-Técnicamente tiene una dificultad tremenda.
-Tengo la sensación de que prefiere tocar arropado por una gran orquesta. ¿Me equivoco?
-No. Es lo que más me gusta. El 99% de lo que hago es tocar de solista con orquestas y es cierto que doy muy pocos recitales solo con piano, igual dos o tres al año.
-¿Cómo es tocar con la Sinfónica de Amberes y Elim Chan?
-Estoy viviendo una semana preciosa con ellos, aunque no es la primera vez con ninguno de los dos. Es una orquesta con la que me gusta mucho trabajar porque el nivel de detalle con el que tocan y con el que escuchan es altísimo.
-La primera que vez que tocó en el Palacio de Festivales fue en el marco del Encuentro de Música y Academia de la Fundación Albéniz. ¿Cómo recuerda aquella experiencia?
-Fue una experiencia increíble. Lo recuerdo perfectamente y tengo que reconocer que fue un honor para mí ser uno de los seleccionados. Me sirvió una barbaridad para mi carrera. Yo era muy joven la primera vez que participé, tendría 13 o 14 años, y nunca había formado parte de un festival de ese nivel y con tanta exigencia porque no deja de ser un curso hiperintensivo en el que estás todo el día tocando, ensayando nuevas obras, preparando conciertos y clases con diferentes profesores... Es superexigente y yo aprendí muchísimo.
-¿Y qué queda de aquel alumno que soñaba con ser un destacado violonchelista?
-Si me hubieran dicho por aquel entonces que iba a llegar a donde estoy ahora hubiera alucinado. Es muy bonito echar la vista atrás y comprobar que poco a poco se ha ido cumpliendo mi sueño.
-En sus biografías siempre destacan los dos violonchelos con los que interpreta sus conciertos. Dos stradivarius del siglo XVII. ¿Cuál traerá en esta ocasión?
-Soy un privilegiado de poder tocar esos dos instrumentos que son dos joyas. En el concierto de mañana tocaré un stradivarius 'Archinto' de 1689 que me han cedido de por vida gracias a la Stretton Society. Yo le considero mi nuevo 'amor' porque sí es cierto que llevaba ya varios años con el otro que es de 1696 y que llegó a mis manos a través de la Nippon Music Foundation.
-La pandemia le cogió cuando estaba a punto de iniciar una gira mundial con Anne-Sophie Mutter. ¿Ha podido recuperar el tiempo perdido?
-El parón fue tremendo. En un año y medio me cancelaron más de cien conciertos, pero soy de los que pienso que de las cosas negativas hay que sacar lo positivo y ahora estoy otra vez centrado en un amplio calendario y sin dejar de viajar. Así que estoy muy contento porque me van las cosas muy bien y no paro de tocar. Este año creo que voy a pasar 250 días fuera de casa.
-Ha estado muchos años viviendo en Alemania y ahora se ha instalado definitivamente en Madrid. ¿Los jóvenes talentos que se vieron obligados a salir al extranjero para formarse o tocar en orquestas están ya volviendo a casa?
-Bueno, yo en realidad no me vi obligado a irme. Recibí mi principal formación en Madrid, en la Escuela Reina Sofía, y me fui a Alemania porque una vez acabada esa etapa educativa quise seguir estudiando con Frans Helmerson que había sido profesor de mi escuela pero no cuando yo estaba, aunque sí pude recibir de él alguna clase magistral en alguna de sus visitas. Así que decidí que mi segunda etapa fuese con él. Estuve diez años viviendo en Alemania y finalmente, y en vista de que viajo tanto y que me daba un poco igual donde vivir, preferí hacerlo en casa, en Madrid.
-¿Y después de diez años en Alemania cómo ve la situación de la música clásica en España?
-La veo muy bien. Creo que tenemos unos ciclos estupendos y unas salas de conciertos de más que de primera clase. También noto mucha expectación por parte del público en los conciertos, por lo menos en los que yo he tocado. Y aunque hace mucho que no escucho a los estudiantes españoles, tengo entendido que el nivel está subiendo una barbaridad. Hay muy buenas noticias respecto a la música clásica de este país.
-Empezó a tocar el violonchelo a los tres años de una forma casi natural, según ha explicado. ¿Ha tenido que hacer muchos sacrificios para llegar al puesto en el que está ahora?
-Supongo que sí, pero también es verdad que yo no lo he sentido como un sacrificio. Cuando haces lo que más te gusta y lo que más quieres no lo vives como un sacrificio aunque sea duro. He estudiado mucho y a veces durante días enteros, pero puede más lo que quieres conseguir que lo que tienes que sacrificar.
-Me da miedo preguntarle por sus próximos proyectos porque igual no me caben en la página.
-Pues sí que tengo muchísimos. El mes que viene, por ejemplo, me voy a Roma a tocar tres conciertos con la orquesta Santa Cecilia. Luego voy a Glasgow, con la BBC, y de ahí sin parar.
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