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"Ya no me siento culpable porque me emocione una copla o un bolero"

"Ya no me siento culpable porque me emocione una copla o un bolero"

Txetxu Altube presenta el próximo miércoles 'Cuestión de intensidad' en el Rvbicón

Pilar González Ruiz

Jueves, 11 de febrero 2016, 07:33

Quizá ha madurado. El caso es que Txetxu Altube (Madrid, 1977) ha decidido caminar solo. Con su Cuestión de intensidad (primer disco en solitario) bajo el brazo quiere recorrer ciudades defendiendo sus canciones. Canciones que suenan distintas, más amplias, más variadas, con instrumentos antes no añadidos a su voz que le hacen ganar en riqueza y profundidad. Prece este un camino que defiende con firmeza porque es lo que quería hacer. El próximo miércoles lo demostrará en El Rvbicón (21.30 horas).

¿Cuál es el sentimiento que mejor define el momento en el que se encuentra?

Ilusión, sin duda. Creo que estoy ante mi mejor conjunto de canciones y sólo tengo ganas de recorrer escenarios para presentarlas.

¿Ha habido miedo ante esta nueva etapa?

Miedo a un salto al vacío como este siempre hay. Pero no ha habido tanto miedo ni el salto ha sido tan al vacío como podría parecer. En el fondo siempre he defendido mis canciones. Es un cambio de formato, nada más.

- ¿Quién escuche Cuestión de intensidad, conocerá realmente a Txetxu Altube?

Seguro que me conoce un poco más. Son mis canciones, mis historias, mis problemas, mis sentimientos. En el fondo, es mi forma de desahogarme y he podido hacerlo tal y como he querido. Soy un afortunado en ese sentido.

En una de sus entrevistas dice que le «tenía» que gustar el rock americano. ¿Por qué debía ser así?

Estaba metido en un ambiente en el que si no te gustaba o si no te emocionaba el rock americano sobre todas las cosas, no «tenías ni idea», te hacían sentir fuera del círculo, culpable. Del rock americano he aprendido. Claro que me gusta, mucho. Pero ya no me siento culpable por que me emocione una copla, una banda sonora, un bolero. He aprendido a apreciar muchas más cosas y creo que me ha hecho crecer.

¿Poder meter otras influencias resulta complicado tras doce años con el sonido de Los Madison?

Creo que ha sido al revés. Por formato, Los Madison éramos una banda que tiraba hacia el rock americano. Éramos dos guitarras, bajo y batería. Eso, para hacer temas como los que están en Cuestión de intensidad, limita. No es malo, es así. Ahora puedo hacer canciones a piano y voz o incluso instrumentales. Siempre me han gustado ese tipo de canciones. Ahora me lo puedo permitir, básicamente por que me emocionan.

Estuvo en uno de los talleres de SGAE. ¿Qué supone para músicos emergentes el respaldo de actividades como esa?

Aprendí mucho de los músicos con los que me junté en aquel taller. Uno siempre tiene un método a la hora de componer, y ver métodos ajenos te abre la mente. Juntarme con Gastelo, Alfredo González y sobre todo, con Marazu fue una experiencia increíble. Marazu y yo hicimos 2 temas allí y están en el disco (Recompensa y Señales de Stop).

¿En general, falta formación y herramientas para avanzar?

No todo el mundo necesita la misma formación para llegar a los mismos puntos. Hay gente con talento innato. Pero siempre hay que complementarlo y estar con los ojos y las orejas abiertas para aprender de los demás y mejorar. Estamos en un país en el que las cosas no se han puesto fáciles. No hay más que mirar un poco fuera para darse cuenta de la importancia que tiene la cultura en otros lugares.

¿La música puede nacer y subsistir en la periferia?

Puede, pero siempre hay un hándicap. Los llamados «circuitos» están en las grandes ciudades. Facilita las cosas. Pero eso no imposibilita ni mucho menos. Hay mucha gente con mucho talento fuera de Madrid o Barcelona.

Hay una generación de músicos, como los que están en su disco, que colaboran entre sí de forma continua. ¿El amor a la música elimina la posible rivalidad?

Entendemos las canciones de la misma manera. Son lo importante. Por eso no hay rivalidad, porque ninguno es mejor que el otro. Todos trabajamos en lo mismo. Nos entendemos, nos apoyamos, nos mandamos los temas nuevos cuando los terminamos. Nos gusta lo que hacemos sobre otras cosas.

Si yo digo Enrique Urquijo, usted dice...

Uno de los mejores de siempre. Emoción y sensibilidad. Con poco (entre comillas) ponía y pone los pelos de punta. Eso se tiene o no se tiene. Y a Enrique le sobraba.

¿Por qué deben acercarse a escucharle el público cántabro?

Cantabria siempre me ha tratado increíble. No es mi primera vez por allí. Veraneo en Laredo desde que tengo uso de razón, e intento hacer uno o dos conciertos al año en un sitio pequeño pero muy acogedor, el Doblos. Me gusta creer que lo voy a seguir haciendo todos los años, siempre que se pueda. Voy a subirme al escenario del Rvbicon a devolver el cariño que siempre he recibido allí. Es así como entiendo mi trabajo.

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